Feria de Abril Sevilla

Feria de Abril: la guía más completa de la fiesta de Sevilla

Las sevillanas, los farolillos, el rebujito, la calle del Infierno… os explicamos todo lo que necesitáis saber sobre la semana grande de Sevilla

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Cuando llega la primavera a Sevilla, la ciudad se transforma. Suben las temperaturas, la vida en la calle comienza a fluir aún más si cabe, el olor a azahar impregna cada rincón y, cómo no, el espíritu feriante se despierta. Es entonces cuando llega la Feria de Abril, una de las semanas más esperadas del año: tanto mujeres como hombres se visten con sus mejores galas y salen a la calle dispuestos, ante todo, a pasarlo bien. El recinto ferial, con sus más de 1500 casetas, es el objetivo: allí, desde bien temprano y hasta altas horas de la noche, se bebe, se come, se canta, se baila y se disfruta entre amigos y familiares. Aquí vais a encontrar todas las claves para vivir la feria como un sevillano. ¿Listo? ¡Pues apuntad!

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¿Qué es la Feria de Abril?

La Feria de Abril se celebró, por primera vez, allá por 1846, siendo entonces una feria de ganado al uso. El lugar elegido en aquella época fue el Prado de San Sebastián, donde se instalaron una veintena de casetas y, aprovechando la reunión que tenía como objetivo el intercambio y venta de caballos, cabras, vacas y animales varios, los sevillanos se tomaban algún que otro vinito, alguna tapita, cantaban y bailaban.

El éxito que tuvo aquella primera celebración hizo que la ciudad fuera consciente del gran potencial económico del mismo, pero los organizadores, que entendían que el carácter festivo dificultaba la realización de los tratos, pidieron más seguridad de cara al siguiente año.

El resto, ya lo conocemos. Los sevillanos lograron, poco a poco, convertir el evento en algo suyo hasta transformarlo en lo que es hoy día: una semana en la que el rebujito, las sevillanas, los coches de caballos y los trajes de flamenca son los grandes protagonistas de un ferial donde no hay lugar para otra cosa que no sea disfrutar y pasarlo bien. 

¿Cuándo se celebra?

Sin fecha fija, lo que sí está claro es que la Feria de Abril se celebra, cada año, entre una y dos semanas después de Semana Santa.

Todo comienza con el mítico Alumbrao el primer sábado de feria. Esa noche es conocida como la de El Pescaíto: la tradición manda cenar pescado frito, ya sea en alguna de las casetas privadas del recinto ferial o en casa, para después acudir puntualmente a las 12 de la noche a la inmensa portada, que cada año tiene un diseño diferente. Es a esa hora cuando se pulsa el interruptor que ilumina todas y cada una de las miles de bombillas que alumbran la portada y el recinto ferial, dando por inaugurada la Feria de Abril.

Un detalle importante: esta noche ninguna mujer viste el tradicional traje de flamenca, que se reserva hasta el domingo, primer día oficial de feria. La feria se celebra durante 7 días completos, hasta el sábado de la siguiente semana. Se clausura a las 12 de la noche por todo lo alto, con fuegos artificiales.

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¿Cómo funciona la Feria de Abril?

Es importante recordar que, en la feria de Sevilla, la gran mayoría de las casetas son de carácter privado: sus socios pagan una cuota durante todo el año para contar con su propio espacio, que se convierte en su casa, durante esos 7 días. Así que para disfrutar de la fiesta en todo su esplendor, lo ideal es tener a una persona local de referencia que haga de padrino. Porque la amistad con un sevillano no os abrirá solo las puertas de una caseta, ¡os abrirá también las de todos sus amigos!

Si no se corre esa suerte y se decide visitar la Feria de Abril a la aventura y por libre, ¡no hay que temer! La opción será acudir a aquellas casetas que son públicas, normalmente pertenecientes a los diferentes distritos de Sevilla o a partidos políticos. Existen puntos de información repartidos por toda la feria en los que averiguar dónde se encuentran.

El recinto ferial ocupa 250 mil metros cuadrados, con lo cual es importante contar con la máxima orientación. Cada una de las calles tiene su propio nombre, todas referentes a matadores de toros –Joselito el Gallo, Juan Belmonte, Curro Romero, Pascual Márquez…-, y cada caseta, su número, con lo cual, echando uno ojo a cualquiera de los mapas repartidos por el ferial, será fácil encontrar el destino.

Una parte del recinto está ocupada por la llamada Calle del Infierno. Esto es, la zona donde se encuentran todas las atracciones, desde la mítica noria a la montaña rusa o los coches locos. Las tómbolas y puestos de turrones también ocupan este mismo lugar, del que disfrutan tanto los más pequeños como los mayores.

¿Qué se come y se bebe?

¡Vayamos con lo importante! Y es que a la feria se viene a disfrutar, sobre todo, mientras se come y se bebe. Y entre trago y bocado, habrá que pegarse algún que otro baile, pero de eso hablaremos después.

Echar un ojo a la carta de la barra de cualquier caseta supone no saber por dónde comenzar. Nunca estará de más un plato de buen jamón. Como tampoco se le harán ascos a unas gambas de Huelva o a unos carabineros. Partiendo de aquí, la selección de platos con los que continuar es tan amplia como la propia imaginación. Los montaditos de lomo nunca suelen fallar: son baratos y una perfecta combinación con el rebujito. Lo mismo ocurre con la tortilla de patatas. Pero, donde se pongan unas ricas croquetas caseras, una carrillada, unos buenos chocos fritos o unos boquerones… ¡que se quite todo lo demás!

Y para acompañar, dos propuestas esenciales que son sinónimo de feria: el rebujito, que es una mezcla de manzanilla con refresco de lima –con el que hay que tener cuidado, por cierto, porque con el calor suele apetecer mucho y se puede ir de las manos- y la manzanilla a secas, que se pide por botella y se toma bien fría y en catavinos.

Eso sí, una recomendación. Ningún día de feria termina como debe si, antes de regresar a casa, no se hace una parada técnica en la plazoleta dedicada a los buñuelos con chocolate. Varias familias levantan aquí su tenderete, cada una de ellas caracterizada por un color, donde mientras las mujeres, con sus mandiles, fríen buñuelos sin cesar, los hombres sirven el chocolate en las mesas. Una experiencia única.

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¿Cómo hay que vestir en la Feria de Abril?

Para empezar, hay que dejar algo claro: no existe una indicación oficial sobre cómo hay que ir vestido a la feria, cada persona es libre de llevar lo que le plazca, ¡por supuesto! De lo que vamos a hablar es de la línea que más prevalece.

Los hombres, en su mayoría, suelen ir vestidos con camisa y chaqueta. La corbata ya es algo opcional. Pero, ¡ojo!, se puede ir en vaqueros y camiseta, que no ocurre absolutamente nada.

Las mujeres, por su parte, suelen vestir traje de flamenca, el vestido regional. En Sevilla esto supone toda una moda que, desde muchos meses antes, se viene trabajando. Existen desfiles oficiales y tendencias que van cambiando cada año. Toda sevillana suele contar con más de un traje en su armario, que va luciendo en los sucesivos días de feria. Si se viene de fuera y no se tiene la posibilidad de contar con uno, bastará con ir vestida como más cómoda se sienta una. Eso sí, si se coloca una flor en el pelo, un mantoncillo o algún otro abalorio propio de la flamenca, se mimetizará mejor con el entorno. ¡Que se note que es feria!

¿Cuáles son las recomendaciones más importantes?

Para vivir la feria como un auténtico sevillano, aquí van varios consejos.

Para empezar, echar un ojo a algún tutorial de sevillanas antes de pisar el ferial. Quizás uno  no se llegue a animar del todo, pero advertimos que con un par de copitas de manzanilla, rara es aquella persona que no se anima a probar. Aunque quedarse con todos los pasos sea tarea imposible, siempre se puede hacer un intento. La diversión está asegurada.

Dar un paseo en coche de caballos por el Real. Sonará a tópico, pero es una manera diferente de disfrutar de la feria. Una perspectiva alternativa. Con cierto margen de distancia y mientras se recorren las diferentes calles del ferial, se podrán contemplar escenas de lo más auténticas.

Nunca, jamás, hay que quedar con alguien en la portada de la feria –si lo que se pretende es encontrarte con esa persona, claro está-: es el lugar que escoge absolutamente todo el mundo para citarse. La cantidad de personas que se agolpan en este punto es tal, que probablemente se acabe teniendo que llamar por teléfono al amigo, y ojo: la cobertura en el Real suele sobresaturarse.

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¿Cómo llegar al Real?

Durante los días de feria la mayoría de los sevillanos apuestan por el transporte público: el ayuntamiento pone en funcionamiento toda un flota especial de autobuses que facilitan el acceso y la salida del Real de la manera más práctica. Eso sí, las colas para subir a los autobuses suelen ser largas, aunque rápidas. Además, se instalan lanzaderas en diferentes puntos de la ciudad desde las que los autobuses salen con bastante frecuencia.

El servicio de taxi es otra opción, que incrementa en gran medida el número de sus coches.

Si se quiere ir en coche propio, existe una enorme explanada muy cerca de la feria que se utiliza como aparcamiento público. Desde la zona habilitada hasta la feria funcionan autobuses lanzadera gratuitos.

Como última opción, hay quienes contratan un coche de caballos para que los lleve desde sus casas u hoteles a la feria: la opción más tradicional de llegar al Real, sin duda alguna.

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