Aunque la historia se agarra más a una leyenda que a la realidad, se dice que el hermoso Balcón de Rosina, ubicado en un edificio en esquina en la Plaza de Alfaro, en pleno Barrio de Santa Cruz, fue uno de los escenarios en los que Beaumarchais desarrolló su famosa ópera ‘El barbero de Sevilla’. Teóricamente se trata del balcón al que Fígaro aconsejó al Conde de Almaviva que escalara, ataviado con diversos disfraces, para recuperar a su amada. Aunque nadie discute la belleza del enclave y lo peculiar de la historia, lo que llama la atención es que la fecha de construcción del balcón sea, curiosamente, posterior a la creación de la obra. Sea como sea, es un lugar mágico.
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