1. Saint-Germain-des-Prés
Para… los que compran más libros de los que leen
Saint-Germain-des-Prés -hermoso, chic y encantado con el alma de la Nouvelle Vague- hace poco que se ha transformado y para bien: se ha vuelto 'cool', sin dejar de ser burgués. No paran de abrir nuevos locales llenos de atractivos, y a lo grande, como el gigante bar de cócteles llamado Cravan, que ocupa un edificio entero; el bar de vinos festivo Grain(s); la cafetería literaria Maison Fleuret; o el Pamela Club, que trae un poco de locura a este rincón que a veces peca de ser demasiado estirado. Todo esto se suma a las instituciones del barrio, como Le Bon Marché, el jardín de Luxemburgo, así como sus librerías y cafés imprescindibles. En cuanto a hoteles, hay una gran oferta, y la elección se complica. Echad un vistazo al hotel des Académies et des Arts, al nuevo hotel des Grands Voyageurs o a la muy chic Villa-des-Prés.