1. Parajes impresionantes
El Mirador del Río, a 440 metros de altura y con vistas a la isla de la Graciosa y al resto de las islas que forman el archipiélago Chinijo; la misma isla de la Graciosa, a tan solo 20 minutos en ferry desde el Puerto de Órzola y una reserva de la biosfera virgen y fascinante; las tonalidades del Charco Verde, huella de la ruppia marítima, un tipo de alga; el Parque Nacional de Timanfaya, un espacio único para pasear en camello y descubrir la ladera del volcán de macizo del fuego de una forma más lúdica, sobre todo con niños; las piscinas naturales de Punta Mujeres, un rincón que os sorprenderá por sus pozas y su personalidad (por no hablar del azul turquesa de sus aguas)... ¡Hay tantos paisajes de Lanzarote que merecen la pena visitar! La paz y belleza de esta isla son de otro mundo y el carácter volcánico de sus espacios os atrapará. No podréis dejar de fotografiarlo todo y llevaros a casa grandes recuerdos de un viaje que os hará descubrir una isla salvaje, natural y de un atractivo y preciosidad que quitan el aliento.