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25 escapadas diferentes para descubrir España

Ideas originales para evitar las visitas turísticas más típicas por el Estado y disfrutar de la naturaleza, la gastronomía y la cultura

Escrito por: Alicia Alamillos
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De Galicia a Andalucía, de Catalunya a Canarias, la diversidad geográfica del Estado es tan rica que harían falta muchos viajes para llegar a admirarla. Tanto si queréis visitar pueblos y ciudades, como si os apetece probar la gastronomía típica, desde el torrezno a la ensaimada, o ir a la playa, siempre hay una opción nueva por descubrir. Os proponemos más de una veintena de ideas para sacar el máximo partido a vuestro próximo viaje por la península (¡y las islas!).

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1. Recorre el Camino del Norte, la cara más desconocida del Camino de Santiago

Hay que remontarse al año 812 para hablar de los orígenes del Camino de Santiago, la vía de peregrinaje más concurrida de Europa. Parece ser que fue en ese año cuando se descubrieron las reliquias del apóstol en Galicia, y desde entonces gente de todo el continente quiso acercarse al santo. Catolicismo a parte, el Camino (los caminos, porque hay muchos) es una experiencia de las que hay que vivir al menos una vez en la vida. Aunque hay decenas de rutas posibles y que el Camino Francés es el más popular y concurrido, desde aquí apostamos por el Camino del Norte; una maravilla en todos los tonos de verde imaginables que recorre toda la costa peninsular de este a oeste bordeando el Cantábrico.

2. Toma una 'pomada' en la Cova d'en Xoroi de Menorca

La Cova d’en Xoroi es un garito –abierto de día y de noche– que ocupa las cavidades de un acantilado natural sobre el agua en la costa sureste de Menorca. Pero que no cunda el pánico, porque toda la cueva está repleta de ventanales naturales y aberturas en la roca con vistas al Mediterráneo. De hecho, se accede a cielo abierto y la mayoría del espacio transcurre por escaleras, pasadizos y terrazas construidas sobre la propia roca. En carta, un clásico de la isla: la ‘pomada’, un combinado de ginebra local y granizado de limón que hay que probar.

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3. Planta la sombrilla en la playa de Papagayo, en Lanzarote

No es ningún secreto. La playa del Papagayo, en la isla canaria de Lanzarote, es conocida por muchos, sin embargo, gracias a su extensión y sus recovecos, este es uno de esos rincones privilegiados en los que la saturación turística que acusa el resto de la isla, no existe. Casi seis kilómetros de calitas, recodos, playas solitarias separadas por diferentes peñones de poca altura… ¿Lo mejor? Que este es un paraíso en el que uno puede perderse en casi cualquier momento del año, no solo en verano.

4. Recorre sin miedo el Caminito del Rey en Malága

¿Quieres un poco de acción? Pues prueba a recorrer el Caminito del Rey. Un sendero de nombre infantil pero que está hecho solo para valientes: casi ocho kilómetros de recorrido por el Desfiladero de los Gaitanes, en la provincia de Málaga, de los cuales, alrededor de tres discurren por vertiginosas pasarelas de tablones de madera situadas a unos 100 metros sobre el nivel del río, construidas -con mucha pericia- en las paredes rocosas del desfiladero. Mucha adrenalina, emoción por la belleza sobrecogedora del paisaje y, sobre todo, paciencia, porque la lista de espera para poder recorrerlo es larga.

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5. Pasea entre cerezos en el Valle del Jerte, en Extremadura

Este es un espectáculo que solo sucede en primavera, concretamente durante solo unos 15 días entre finales de marzo y principios del mes de abril, en la comarca del Valle del Jerte, al norte de Cáceres. De ahí que suela haber una alta concentración de visitantes y turistas. Pero es que este es el momento idóneo para caminar entre los campos salpicados de cerezos, porque es cuando el árbol estalla en un sinfín de flores blancas, indicio de que su delicioso fruto, de color rojizo brillante, está a punto de comenzar a salir.

6. Visita Bombas Gens, el centro de arte más vibrante de Valencia

Una antigua fábrica de válvulas industriales y bombas hidráulicas levantada en los años 30, se ha convertido hoy en un modernísimo centro de arte y la excusa perfecta para dejarse caer por Valencia. Exposiciones, visitas guiadas por el edificio –que esconde sorpresas como una antigua bodega del siglo XV, una joyita medieval que salió a la luz tras el proceso de rehabilitación del edificio– y hasta talleres para toda la familia. Después, reserva mesa para disfrutar de una apuesta gastronómica de alta cocina en Ricard Camarena Restaurante, instalado en Bombas Gens.

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7. Piérdete por la Judería de Toledo

La capital de Castilla-La Mancha es una gran ciudad monumental en la que perderse por su casco histórico, rodeado de murallas. Situada a poco kilómetros de Madrid, acoge monumentos de tres culturas diferentes (judía, musulmana y cristiana) que merece la pena visitar como la catedral, el alcázar o el museo del Greco. Recorrer el barrio judío o judería, con sus calles adoquinadas y estrechas y su sinagoga, es la mejor manera de descubrir el Toledo más auténtico.

El cabo de Creus es uno de los sitios más espectaculares de la Costa Brava. Si os gusta caminar, la mejor forma de explorarlo es a través de los 14 kilómetros del camino antiguo (Camí Antic) que hay desde Cadaqués, un bonito pueblo pesquero con mucho encanto, hasta el cabo. Durante la primera parte caminaréis por carreteras, pero al llegar a Portlligat (donde Salvador Dalí llegó a vivir en una casa que ahora se puede visitar) empieza lo mejor: las playas de Sant Lluís y La Guillola, vastos terrenos entre viñedos abandonados y el famoso faro local.

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9. Pasea por el Parrizal de Beceite

Beceite, Calaceite, Valderrobres... Toda la comarca del Matarraña es un espectáculo de la naturaleza, pero la atracción estrella es el Parrizal de Beceite. Es un sendero de unos 8 kilómetros de ida y de vuelta junto al río Matarraña que discurre sobre plataformas de madera, rocas, puentes y caminos a la sombra por en medio del bosque. Es un paseo agradable, apto para todo tipo de formas físicas –lamentablemente no para gente con movilidad reducida– en el que admirar las aguas cristalinas del río, los peces que las llenan, y las formas caprichosas que ha creado el Matarraña a su paso. No se puede ir con perro y también está prohibido el baño. Si estáis por la zona, visitad también La Pesquera –en verano es un gusto refrescarse en sus aguas– y podéis hacer una ruta en bici por la Vía Verde. 

10. Prueba los mejores torreznos en Soria

Paquita Salas dice que los mejores torreznos de España están en Tarazona, en la provincia de Zaragoza. Pero lo cierto es que, más allá de la ficción televisiva, la capital del genuino y más auténtico torrezno sigue siendo Soria. Si quieres averiguar por qué la panceta de cerdo frita -eso es un torrezno, en esencia- está considerada todo un majar de dioses, deberías dejarte caer por sitios como el Mesón Castellano, La Chistera y el Mesón Círculo Católico (en Burgo de Osma).

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11. Camina por los impresionantes acantilados del País Vasco

Aunque lo más típico cuando se visita el País Vasco puede que sea ir de pintxos a San Sebastián, con su playa de la Concha, o ir al Museo Guggenheim de Bilbao, hay una ruta de senderismo que os dejará con la boca abierta y que no todo el mundo conoce. Conocida como la Ruta del Flysch (así se llaman las rocas que ha ido erosionando el mar), se extiende por 10 kilómetros de acantilados entre los municipios de Zumaia, Deba y Mutriku, en Gipuzkoa. Si nos os va mucho el senderismo, podéis disfrutarlo desde un barco y hacer unas fotos espectaculares.

12. Alucina con el casco antiguo de Cáceleres

Existen muchos motivos para hacer una escapada a Cáceres. Podéis ir a comer el menú degustación de Atrio, dos estrellas Michelin, y deleitaros con su perdiz napoléonica, o bien visitar el Museo Vostell, instalado en un antiguo lavadero de lana, a las afueras de la ciudad, y dedicado al arte fluxus. Pero para descubrir la magia de esta localidad extremeña bastará con dar un paseo por la ciudad vieja, uno de los conjuntos patrimoniales más completos de España, fechado a finales del siglo XV. Plazas, callejones empedrados, construcciones nobles e iglesias que impresionan. No dejéis de visitar el Palacio de las Veletas, sede del Museo de Cáceres, o el Palacio de los Golfines. Después del paseo sentaos en cualquier restaurante y pedid Torta del Casar, queso típico de la zona, un placer cremoso como pocos hayáis experimentado en la vida.

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13. Métete hasta las Médulas

Seguro que tenéis una imagen de la Capadocia, pero quizás no habéis oído hablar de las Médulas, un paisaje espectacular del Bierzo. A diferencia de la región turca, las curiosas formaciones no son resultado de la erosión, sino de la explotación minera que hicieron los romanos para buscar oro. Un Patrimonio de la Humanidad que os desencajará la mandíbula.

14. Bebe vino entre arquitectura de vanguardia en La Rioja

Todo el mundo sabe que los vinos españoles son los mejores del mundo. Y si hay un lugar en nuestra geografía que es famoso internacionalmente por sus viñedos y producción vinícola ese es sin duda La Rioja. De sus uvas se producen algunas de las botellas más cotizadas del mercado. Y también en sus campos se ubican algunas de las bodegas más vanguardistas, como la de Ysios (Laguardia), diseñada por el arquitecto Santiago Calatrava, o la de Marqués de Riscal (Elciego), obra de Frank Ghery.

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15. Haz un safari por la dunas de Doñana en Huelva

El Parque Nacional de Doñana es uno de los más impresionantes de España. Se extiende a lo largo de más de 116.000 hectáreas, sobre todo en Huelva, pero ocupa parte también de las provincias de Sevilla y Cádiz. Para disfrutar de todos los ecosistemas y aves acuáticas (hay más de 200.000) que habitan sus marismas, se puede recorrer todo el parque en un 4x4 en una visita de cuatro horas con guía-conductor.

16. Haz un crucero por las Rias Baixas de Galicia

No es de extrañar que a Galicia se la conozca medio en broma medio en serio como ‘Galifornia’ en muchas ocasiones por sus enormes playas de arena blanca y agua cristalina (aunque gélida). Después de probar el pulpo a feira con un buen albariño, lo mejor es hacer un crucero por las Rias Baixas y descubrir el Parque Nacional de las Islas Atlánticas, que comprende las impresionantes islas de Ons, Cíes, Sálvora y Cortegada. Hay que reservar con antelación porque en verano el aforo es limitado para preservar mejor este entorno protegido.

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17. Prueba el exquisito atún de Almadraba en Cádiz

Andalucía es mucho más que sol, tapas y rebujito. Además grandes ciudades llenas de encanto con impresionantes monumentos como la Alhambra de Granada, la Giralda de Sevilla o la mezquita de Córdoba, cuenta con una gastronomía deliciosa. Si llegáis hasta Cádiz y sus impresionantes playas (Bolonia, Zahara de los Atunes, Caños de Meca, Valdevaqueros…), no dejéis de probar el exquisito atún de almadraba, la joya de la corona del pescado de las cosas andaluzas. ¿Una dirección? El restaurante El Campero, en Barbate.

18. Admira el Salto del Nervión

No tiene los 980 metros del Salto del Ángel venezolano, pero poca broma con el Salto del Nervión. El río Nervión comienza su trayecto dejándose caer por una garganta de casi 300 metros, el salto más alto de la península. Esta es la guinda del Monumento Natural del Monte Santiago, en el límite entre Burgos, Vizcaya y Álava. Y ya que estáis, nos os perdáis los pueblos de Urduña y Amurrio.

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19. Hinca el diente a la mejor ensaimada de Mallorca

Cuando estéis en Palma de Mallorca y querías probar una excelente ensaimada típica mallorquina, tenéis que ir a El Fornet de la Soca. No es la pastelería más antigua de la isla, pero sus recetas puede que lo sean. Tomeu Arbona, dueño y pastelero, empezó a perfeccionar su ensaimada con recetas de los siglos XVIII y XIX. Sus ingredientes son de primera calidad, con salvados biológicos y las harinas autóctonas. El local en sí parece sacado de un cuento de hadas, y todas sus creaciones, ya sean dulces o saladas, están exquisitas.  

20. Alégrate la vista en Villajoyosa

No hay que viajar hasta Burano para disfrutar de un paisaje urbano repleto de fachadas de colores. No mientras en Villajoyosa, pueblo costero alicantino, se siga respetando esta antigua tradición marinera. Ellos, los marineros, son quienes las habitaban en el pasado y quienes iniciaron esta tradición de policromía saturada que ha llegado hasta nuestros días y que ofrece una de las vistas más fotogénicas de la localidad. Imperdible: pasar por su lonja, (una de las más importantes del Mediterráneo, dicho sea de paso), ir al Mercado Central y elegir un pescado para que te lo preparen al momento en la cantina. Y de postre, chocolate, que para eso estamos en la cuna de Valor, y otras tantas chocolaterías tradicionales. 

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21. Triunfa en Instagram en Frigiliana

En plena ruta de los Pueblos Blancos, esta localidad malagueña de la Costa del Sol es, por derecho propio, uno de los más bonitos de España, incluso en invierno. Su entramado arquitectónico es tan auténtico que su casco histórico está considerado Conjunto Histórico Artístico, con sus paredes encaladas, sus calles estrechas y sinuosas, todas empedradas y la mayoría de ellas escalonadas. Es el encanto del ‘Barribarto’, el barrio más pintoresco de este municipio de la Axarquía conocido por la artesanía en esparto, la producción de aguacate y la miel de caña. Si queréis descubrir su sabor, deberíais preguntar por la arropía y probar sin dudar. 

22. Recorre en bici el Cañón del Colorado navarro

Entre Navarra y Aragón se encuentran las Bárdenas Reales, un impresionante paisaje semidesértico de más de 40.000 hectáreas que recuerda tanto a esas escenas de Marte que nos llegan de la NASA como al propio Cañón del Colorado, con sus rocas y acantilados. Si os gusta la bici, hay una ruta circular de unos 75 kilómetros que abarca casi toda la zona. Lo mejor es evitar la época estival por las altas temperaturas. Como curiosidad, aquí se rodaron escenas de la sexta temporada de 'Juego de Ttronos'.   

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23. Ponte fino a sidra en una espicha asturiana

La gastronomía del norte es el centro de todas las fiestas, tanto por su calidad como por su cantidad. La fabada es el plato más típico, pero hay muchos más como el cachopo o el arroz con leche. Y por supuesto la sidra, la bebida estrella de Asturias. La mejor forma de disfrutar de todo a la vez es celebrar una espicha en un llagar típico asturiano, es decir, una fiesta con comida y bebida que se celebra en un lugar donde se elabora la sidra de forma tradicional. ¡Salud!

24. Prueba la mejor horchata de Valencia

Ningún otro rincón del mundo es tan bueno para tomar horchata como Valencia y sus cercanías. Esta popular bebida se remonta a la época árabe de la región, introductores de la chufa, un pequeño tubérculo con el que se prepara este refrescante brebaje. Si visitáis el centro de la ciudad, uno de los lugares más recomendables para tomarla es la Horchatería Santa Catalina, establecimiento con dos siglos de antigüedad. Cuando su sabor os haya conquistado, visitad la cercana localidad de Alboraia, capital de la horchata, con locales como Horchatería Daniel, que en época estival funciona como un auténtico centro comercial de esta bebida nacional valenciana.

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25. Descubre los mercados gastronómicos de Madrid

Los mercados madrileños llevan tiempo transformando su identidad. Cierran los puestos tradicionales como pescaderías o carnicerías para reabrir convertidos en locales de hostelería donde probar desde la cocina más tradicional, como el pincho de tortilla de Casa Dani en el Mercado de la Paz, hasta una apuesta culinaria más atrevida como Tripea, en el Mercado de Vallehermoso. Los Mostenses, Antón Martín, San Fernando… la lista crece cada día. No os quedéis solo en el turístico Mercado de San Miguel.

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