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La primera película de Quentin Dupieux que conozco, 'Rubber', sorprendió por su minimalismo dadaísta y aún se recuerda por ser el único film de la historia protagonizado por un neumático. Su tercer largo, 'Wrong', repetía la formula con menos éxito, pero establecía un mundo propio de paisajes desolados y personajes a la vez idiotas y conmovedores, seco retrato de la América profunda. Pero en 'Wrong cops' la cosa se pone más seria: se trata de historias cruzadas que juegan con el cómic, el thriller y la comedia gamberra para terminar rindiendo cuentas de un universo patafísico y, a la vez, real. La obsesión por el sexo y la violencia son el centro de todo, y los personajes son de lo más desagradables. Pero Dupieux lo desarrolla todo con rigor y el resultado es tan absurdo como emotivo.