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Soler Vino Pizza
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Wine O´clock: 5 winebars en Buenos Aires que tenés que visitar

Tomar buen vino y comer bien en un solo lugar ¡es posible! Te dejamos nuestra selección de winebars en Buenos Aires para sumar a tu buckelist epicurea.

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Los bares de vinos tuvieron su momento de auge en el mapa gastronómico de Buenos Aires hace unos años y claramente llegaron para quedarse, cada vez con apuestas más arriesgadas y elaboradas. La propuesta se fue ampliando de a poco y hoy hay grandes opciones para degustar los mejores vinos y comer riquísimo. ¡El plan completo!

Desde platos de autor hasta pizzas al horno de barro, pasando por tapas o gastronomía italiana la oferta es amplia y variada. Te dejamos cinco winebars en Buenos Aires para una velada a puro disfrute donde descubrir etiquetas por botella o por copa y probar increíbles sabores.

1. Naranjo

Naranjo Bar, un ícono de bar de vinos con buena cocina. A cargo del chef Augusto Mayer (ex Proper), el menú invita a probar distintos platos chicos y grandes que fusionan muy buena materia prima y una gran cuota de creatividad. La carta muta con cada cambio de estación y siempre hay opciones para todos los gustos: panes de masa madre y crackers de semillas, quesos (como la ricota casera con pimientos confitados o el halloumi con harissa verde), carnes y chacinados (como la porchetta con puré de peras o la salchicha de cordero con hojas verdes), alternativas de mar (como las anchoas de MDQ con manteca o la pesca del día con escabeche de alubias) y platos veggie (como el hummus de remolachas o los hongos con mole y puré de porotos blancos). Un sinfín de sabores para maridar con una interesante selección de vinos que reúne productores boutique y bodegas de renombre, más algunas joyitas difíciles de conseguir en otros winebars.

El dato: tiene un deck con mesitas sobre la vereda y un salón espacioso de estética canchera que se presta para un plan amiguero o una salida relajada en pareja. El Plus: los miércoles hay DJ en vivo.

Dónde: Carranza 1059, Chacarita.

2. Lardito

Lardito es un mix entre bar y restó en donde se puede tomar una copa o bien  cenar con muy buena cocina. La carta del chef Pedro Silva propone pocos, pero efectivos platitos de impronta cosmopolita con juegos de sabores y texturas que sorprenden a cualquiera.

Las opciones se van renovando por temporada, salvo algunas excepciones como sus famosas papas triple cocción que están siempre presentes. Desde unos wontón de langostinos y panceta con chili oil hasta un sabroso mante de cordero con yogurt natural, pasando por unas croquetas carbonara con lardo y humita, todo está pensando para tapear. Los brindis son con vinos de todos los rincones del país, en todos los estilos y en distintas gamas de precio.

El dato: la ambientación es entre callejera y hogareña con paredes estilo demolición y una mesa comunitaria de mármol  llena de flores frescas.

Dónde: Av. Jorge Newbery 3655, Chacarita.

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3. Beza

A mediados del 2024, Belgrano R recibió la llegada de Beza, una hermosa casona inglesa de 1930 que fue renovada a pulmón por la cocinera y sommelier Belén Zanchetti. En dos patios repletos de plantas y cuartos devenidos en cálidos salones, el plan es relajarse como en casa, descubrir vinos naturales y acompañarlos con platos de autor asados a la parrilla. Todo tiene el sabor distintivo de las brasas y algún giro novedoso. Coliflor con ajoblanco, gremolata y almendras; mollejas crujientes con ciruela, remolachas, limón y puré de berenjenas y entraña con pastelera de choclo, maíz crocante y tomates confitados son algunas de las propuestas para comer como principal o llevar al centro de la mesa junto a otros platitos pequeños. También, suman dos variedades de pastas hechas a mano. La oferta de vinos es  acotada, pero muy interesante, priorizando el trabajo de pequeños winemakers que trabajan con una filosofía natural, orgánica o biodinámica.

El dato: por las noches Belén Zanchetti está disponible para guiar la elección de la botella y contar la historia de cada proyecto y  los fines de semana al mediodía abren con carta especial.

Dónde: Av. Olazábal 3301, Belgrano.

4. Soler Vino Pizza

En sus sedes de Palermo y Villa Crespo, Soler Vino Pizza tiene una monumental selección de vinos naturales ―alrededor de 200 etiquetas― para disfrutar en compañía de un menú bien italiano. Si la idea es tomar una copa al atardecer, ofrecen antipastos de excelente calidad como focaccia de la casa, ración de queso patagonzola, platito de bresaola, aceitunas marinadas y berenjenas en escabeche.

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Otra opción es ir por alguna de sus pizzas al estilo tonda romana, bien finitas y crujientes, que preparan a mano y cocinan en un imponente horno a leña. Entre sus veinte variedades sobresale la Carbonara (mozzarella de búfala, láminas de papa, queso pecorino, guanciale y romero), la Diavola (salsa de tomate italiano, mozzarella de búfala y salame napolitano) y la Portobellos (salsa de tomate italiano, mozzarella de búfala, hongos portobello, ajo confitado y perejil fresco). Para tener en cuenta: tienen etiquetas de marca propia elaboradas junto a reconocidos winemakers como Matías Morcos, Juanfa Suárez y Giuseppe Fransceschini.

El dato: a partir del mes de abril, en su sede de Villa Crespo, todos los domingos son de Pasta & Pinot con un menú que incluye una pasta artesanal del día más una botella de pinot noir, entrada y postre a precio especial.

Dónde: Darwin 996, Villa Crespo y Soler 4201, Palermo.

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5. Pain et Vin

Pain Et Vin es un clásico winebar porteño con más de 10 años de historia. En un pequeño local palermitano, la pareja compuesta por la sommelier argentina Eleonora Jezzi y el cocinero israelí Ohad Weiner invitan a vivir una verdadera experiencia en torno al vino y la buena mesa. Para acompañar su más de 250 etiquetas exhibidas en góndola a precio de vinoteca, la carta luce platos medianos de estación, muy buena panadería de masa madre y platitos de quesos artesanales que vale la pena probar.

Todo es fresco y sofisticado. Actualmente, hay pesca curada con crema ácida, carpaccio con pistachos, mole de arándanos y damascos; berenjena ahumada con miso y man y pato confitado con puré de boniato; entre otras delicias. El lugar tiene una estética cálida y acogedora, con mesitas individuales y una mesa alta comunal que resulta ideal para grupos.

El dato: todos los días descorchan distintos vinos para probar por copa, ofrecen flights y organizan degustaciones.

Dónde: Gorriti 5132, Palermo.

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