Aquellos que busquen un hospedaje diferente, fuera de la clásica estancia rural o del hotel de pueblo, van a amar la propuesta de Los Vagones de Areco. Sí, tal como su nombre lo indica, consiste en la posibilidad de dormir en vagones de tren antiguos y ambientados ad hoc.
Para vivir la experiencia hay que alejarse unos 110 kilómetros de la ciudad de Buenos Aires, para llegar a San Antonio de Areco, pintoresco pueblo que Arturo Figueroa, alma mater del proyecto, eligió para emplazar su particular hotel.
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El hotel surgió de una crisis
Tal como reza el dicho popular: “Las crisis son oportunidades”. Y Arturo lo sabe muy bien. Sin historia ni raíces ferroviarias, este ex broker de seguros creó Los Vagones de Areco luego de haber cerrado una pulpería en el pueblo rural, que no le rindió comercialmente. “En ese momento, me debatí entre regresar al mundo de los seguros o apostar por algo nuevo”, nos revela. Y así fue como surgió la idea de Los Vagones de Areco, que funciona como hospedaje desde 2015.
Es un proyecto 100% familiar
Quienes influyeron positivamente en la decisión de Arturo (y lo terminaron de convencer) de abrir un hospedaje en vagones de tren antiguos, fueron sus cinco hijos. Todos se mostraron tan entusiasmados con la idea y dispuestos a ayudar, que Arturo no lo dudó más y se aventuró. Es por esto que hoy es un proyecto 100% familiar, en el cual trabajan todos descendientes.
La idea es muy buena, pero seguro te preguntes: ¿Y los vagones? ¿Cómo los consiguen? “Fueron adquiridos uno por uno y con espacio de años”, aclara Figueroa y destaca que, algunos son vagones de pasajeros y otros de carga y los trajo de diferentes partes del país. “Pertenecen a distintas épocas, también”, afirma.
Candelaria, una de sus hijas, nos explica que el proceso de acondicionamiento de los vagones es arduo, por lo tanto, pasan años entre que los adquieren, hasta que finalmente funcionan como habitaciones.
Eso sí, el tiempo y el sacrificio valen la pena, porque las siete habitaciones y el coche comedor del hotel, son hermosos. Todos incluyen muebles de época, baño privado, aire frío-calor y deck privado.
Un lugar para bajar un cambio y desconectar
“La propuesta es que la gente venga a descansar y disfrute de la atención personalizada”, dice Candelaria, quien cuenta que, por lo general, suelen recibir parejas, grupo de amigas o personas que se alojan solas. Durante la semana también, suelen recibir contingentes corporativos. “El denominador común es gente que quiere descansar, disfrutar de la naturaleza y comer rico y casero”, destaca y aclara que para pasar la noche, aceptan niños desde 13 años.
Ojo, también existe la posibilidad de disfrutar de un día de campo, y no pernoctar. En este caso, se puede almorzar y merendar y ofrecen visitas a su propio museo de antigüedades, caminatas al arroyo y en verano, la posibilidad de sambullirse en la pileta.
Actualmente, Arturo y familia están acondicionando un vagón de subte, que será el primero en su tipo en sumarse al hospedaje. Es, sin lugar a dudas, una alternativa original y pintoresca de hospedarse en un destino rural como es San Antonio de Areco, que tiene tantísimo para ofrecer a los turistas. ¿Te animás a probarlo?
Dónde: a 7km de la antigua estación Vagues, a minutos del pueblo San Antonio de Areco.