1. Nika: el único club omakase de día
Escondido en un discreto primer piso de la calle Nicaragua, el restó combina la experiencia del chef Leo Lanussol y su reinterpretación del street omakase japonés, con el talento del sushiman Fabián Masuda, que fue uno de los pioneros en ofrecer omakase en la ciudad. La dupla trae una propuesta vanguardista y 100% libre de gluten, lo que significa un trabajo constante de investigación y dedicación.
“La biblioteca de fermentos es el corazón, aquí elaboramos nuestra propia salsa de soja, porque todas las industriales tienen trigo”, nos cuenta Leo y agrega: “Nuestra búsqueda es la calidad del producto y la autenticidad, tratamos de que todos los chicos de cocina sean japoneses”. como Belu, a quien vi elaborando los fideos de trigo sarraceno que ahora me alcanza a la barra con un dashi de besugo.
El local lo equiparon con tres containers que trajeron de Japón repletos de todo, desde la heladera Hoshizaki -que no se empaña- a las tablas, los cuchillos y la vajilla, que complementan con piezas locales artesanales. El show empieza con un bowl -que puede ser de centolla por ejemplo-, sigue con un plato de sashimi -a mi me tocó de trucha con salsa griega, pez limón con ciruela japonesa, lisa con eneldo y mostaza, anchoa curada con jengibre y ciboulette- y cierra con niguiris.
Es impresionante la manera estilosa de divulgar sus vinos, ¡tienen más de 1000 etiquetas! Una selección de los sommeliers Leo Fernandez Aquino y Natalia Rocca. Y ni hablar de la barra de whisky y sake de Japón. Animate a maridar el sushi con sake, te lo sirven en copa de espumante para que despliegue toda su complejidad.
El dato: mientras los sushi omakase de la ciudad abren solo de noche, aquí podés pedir la experiencia omakase al mediodía. “Yo lo prefiero, es más fresco, más típico. El local es más expresivo, luminoso. Como en La Mar de Lima, que a la noche está cerrado”, precisa Leo.
Dirección: Nicaragua 5952, Palermo.
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