Todo lo que sucede tras tocar el timbre es una grata sorpresa. Te reciben por tu nombre, cruzás una puerta corrediza y te dan la bienvenida al unísono en japonés. Irasshaimase. “En este punto comienza una experiencia donde perdés la noción del tiempo y el lugar. Te van bajando uno por uno diferentes bocados a un ritmo que te permite disfrutar y apreciar, sabores, aromas, texturas y la sencillez visual de cada pieza”, nos describe Damián Shiizu.
La noche está guiada por la filosofía de dar sin esperar nada a cambio: Omotenashi. Aunque no sepas japonés y no puedas leer lo que está escrito en el lienzo sobre la barra, lo vas a sentir en todo el rato. “La escritura en Japón es una forma de arte que se llama Shodō. Esto lo escribió una calígrafa japonesa para Uni. Además de Omotenashi, menciona las palabras que están ligadas: respeto, invitado de honor, hospitalidad, cordialidad, armonía”, explica el chef, que tuvo la fortuna de aprender de los pioneros de la gastronomía japonesa en la Argentina. “Empecé con Hatsuko Komiyama y Takeo Komiyama. Además mi papá y mi mamá son japoneses, con lo cual mi relación con Japón viene desde la crianza”.