Para vivir la tradición del asado argentino en primera fila, frente al fuego y al chef parrillero. Las carnes y los vinos son protagonistas, aunque también hay opciones vegetarianas. Te contamos a detalle nuestra experiencia en esta parrilla argentina que hace todo bien.
Fogón Asado está emplazado en una casa antigua de Palermo reformada y decorada con un gusto tan exquisito, como los sabores argentinos que propone esta parrilla de lujo en la que nunca se acaba el fuego. Nos reciben con el perfume a quebracho, que ya está chispeando, y un Lado Luminoso, el cóctel de la casa con torrontés, gin infusionado con yerba mate, vermú y néctar de flores de sauco. En seguida llega el sifón, otra de las estrellas de la noche.
La ceremonía continúa al sentarse en la front row de este desfile de tradiciones, ante una parrilla que fue diseñada a medida: en las planchas van los vegetales orgánicos; en el fogón, las proteínas de La Pampa, de animales de pastura que preservan el sabor característico de la raza Angus. La leña viene del Norte: la madera blanca, más liviana, la usan para prender el fuego; la roja, para lograr las brasas.
Nos presentan los cortes que vamos a probar: ceja con crema de coliflor y choclo al rescoldo, ojo de bife con puré de boniatos, un costillar -que tiene 8 horas de cocción con distintas técnicas- y matambre, una particularidad argentina, una pieza que tiene personalidad propia. La degustación se completa con berenjena ahumada con ricota cítrica, provoleta crocante y mollejas con salsa de tomates rostizados más jengibre. La morcilla viene con chutney de membrillo y manzana; el chori con morrón. El asado sale braseado al papillote.
De postre, of course, panqueque de dulce de leche, con frutos rojos patagónicos y crema. ¿El maridaje? Un destacado recorrido por vinos nacionales de alta gama, vos elegís entre cuatro propuestas: estándar, premium, descubrimiento de Malbec y selección del sommelier. La posta es que no vayas en auto, porque cada vez que te vean la copa vacía, te la van a llenar de felicidad. El servicio es tan preciso como cordial, en esta parrilla gourmet que se llevó la mención de la Guía Michelin Buenos Aires 2024.
La inmensidad de nuestro campo y de nuestra cultura ganadera, como disparador de un inmenso menú degustación
Más la oportunidad de disfrutarlo desde el chef counter. “Una experiencia inmersiva para ver, sentir y oler las preparaciones en la parrilla”, es la idea de Alex Pels y Danielle Jenster para Fogón Asado, él porteño y ella escandinava. “Soy de Copenhague y pasé muchas de las vacaciones de mi infancia en Mendoza, donde mi tío y mi papá tenían un emprendimiento de viñedos. Argentina, desde entonces, capturó mi corazón. Los paisajes, los caballos, todo era tan distinto a Dinamarca. Supe que quería vivir aquí algún día”, relata Dan, quien en un viaje conoció a Alex, hoy su marido y socio.
Nos fuimos muy contentos, con la sensación de habernos comido una vaca. Y de llevarnos en el pelo y en el alma, la pasión por Argentina. Casi que nos ponemos a cantar “Muchachos”, ante toda la tribuna de turistas extranjeros que convoca el Fogón.
El dato: vos elegís tu facón y hacés tu propio chimichurri. A cada comensal le dan una hermosa caja mágica, con todos los ingredientes para hacer tu mix, de una cuchara-medidor a las especias y la medida de vinagre que vas a necesitar para hidratarlo (luego ellos lo completan con aceite).
El diferencial: al reservar, podés informar tus preferencias o restricciones alimentarias. Kosher, sin lactosa, gluten free, vegana, pescetariana. En nuestro caso, reemplazaron las mollejas por unos hongos que tenían la misma carnosidad, y la morcilla por una vegetariana.