Sushi, platitos asiáticos y postres que la itamae prepara ante tus ojos, en un menú de pasos con lo mejor de la pesca, los mariscos y las algas de la costa argentina.
La música siempre encendida. Ni este ni ningún detalle se le pasa a Romina Roux. De los caracoles -que ya nos hablan de la oda al mar agentino que practica aquí- a la vajilla, hecha en cerámica por su mamá y su hija (algunos cubiertos son del abuelo). O la puerta de tela oriental, que se corre para que empiece la función.
De miércoles a sábados, a las 20.30 puntual, la chef deleita con su omakase atlántico. Esta experiencia nipona que se afianza en Palermo tiene la propuesta más original en RŪ: el primer restaurante en un domo de Buenos Aires. El hecho de que esté en manos de una mujer también lo hace peculiar, porque desafía la tradición japonesa. La estructura que lo aloja es singular para la ciudad y fue montada en el patio del hotel Pleno Palermo, para crear un espacio súper íntimo para 12 comensales que tienen el privilegio de ver trabajar a Romina. Es magnética. Toma las técnicas, los sabores, el detalle y la sutileza de la culinaria japonesa en una versión libre de los pescados y frutos de nuestro océano. “En cada paso utilizamos un producto, pueden ser vieiras, almejas, lo mejor que haya en el mercado. No es un omakase tradicional, no ofrecemos solamente piezas de sushi ni bajamos nigiris uno por uno. Fusionamos la cocina japonesa con otras técnicas, de alta cocina o de la gastronomía francesa, por ejemplo”, nos dijo.