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La pareja rusa que escapó de la guerra para vivir en Buenos Aires

Konstantin Voronin y Ksenia Romantsova huyeron de la guerra y encontraron nuevos horizontes en Buenos Aires: hoy son dueños de Musgo, restaurante que combina rasgos patagónicos, asiáticos y nórdicos.

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Konstantin Voronin ya era fanático de la cocina de la Patagonia antes de llegar a la Argentina, empujado por la guerra entre su país, Rusia, y Ucrania. Es que este chef que recorrió el mundo cocinando en cruceros de lujo, eligió una merluza negra del sur de América para impresionar a su futura esposa, Ksenia Romantsova, en la primera cita.

Romantsova era Directora de Tiendas de una famosa marca de indumentaria japonesa. La pareja se conoció por la app de citas, Tinder y bueno, el primer plato que degustaron juntos iba a marcar su destino futuro.

Durante los viajes del chef, aprovechaban para charlar en forma virtual, mientras Konstantin le ponía como consigna algún plato que Ksenia tenía que cocinar con la receta que él le compartía. “Así aprendí a cocinar bastante, aunque ahora ese espacio lo domina mi pareja”, sonríe la chica, mientras recuerda los comienzos del romance.

Con el inicio de la guerra entre Rusia y Ucrania, la pareja decidió emigrar a Argentina. Casi cuatro años después de su llegada, con una beba nacida en Buenos Aires, abrieron el restaurante Musgo. Allí, como era de esperar, la merluza negra de la Patagonia se convirtió en el plato principal.

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Musgo, un restaurante con concepto propio

“Para esta apertura inventé el concepto de Patagandi, explica Voronin en diálogo con Time Out. Además de cocinero, soy diseñador de interiores. Y estoy muy fanatizado por el estilo Japandi que combina elementos japoneses y escandinavos”.  “Hasta le pregunté al Chat GTP para ver si existía, porque quería ser original. Y la Inteligencia Artificial no tuvo respuesta”, recuerda el cocinero.

Patagandi fusiona los sabores de la Patagonia con técnicas asiáticas y la elegancia minimalista del norte de Europa. Esta mezcla de culturas se refleja en el menú y en la estética de Musgo, donde la naturaleza cobra protagonismo a través de piedras y arbustos.

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Ksenia habla mejor el español y sirve de traductora para los conceptos que quiere comunicar su pareja. “Yo llegué sola a Buenos Aires. Konstantin estaba terminando uno de sus períodos en los cruceros por el Mediterráneo. Y lo primero que vi fue lo hermoso que era el verano en la Ciudad, con el sol que iluminaba todo y los árboles florecidos”, se entusiasma la joven. 

"Lo primero que vi en Buenos Aires, fue lo hermoso que era el verano en la Ciudad"

Apenas se juntaron en Buenos Aires, la pareja rusa comenzó a recorrer el país. Cómo era obvio en su historia, primero fueron a la Patagonia. “En esos momentos ya contactamos a los que luego serían nuestros proveedores para Musgo”, cuenta Voronin.

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Amor al mar

Lo que sorprendió al chef ruso es el poco conocimiento que había en Buenos Aires de los productos del mar. “Los langostinos y la merluza negra gozan de fama internacional. Pese a eso muchos porteños no la consumen, ni saben de su existencia. Lo que sí me sorprendió para bien, es la calidad de la carne local, superior a la de Estados Unidos o Japón”, cuenta el chef y destaca que, si bien a él y a su pareja les encantan los platos tradicionales argentinos, son fanáticos del asado. “En especial el ojo de bife a las brasas”. 

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¿En qué consiste el menú de Musgo?

Con 20 años de experiencia en el sector, Konstantin Voronin aplica en Musgo su filosofía de perfección en cada etapa del proceso de cocción. La cocina abierta permite a los clientes formar parte de esta experiencia. Junto al chef principal, Luciano Campos, y la experta en vinos, Sorrel Moseley-Williams.

El menú de Musgo es la combinación de toda la experiencia de Konstantin. De su filosofía de vida, pero también de sus viajes por Argentina en busca de los mejores proveedores para cada producto

El chef detalla, en pocas palabras, la base de todo su menú. Así, despojado como el estilo nórdico que combina con el sur de Argentina. “Nuestros platos combinan productos patagónicos, salsas y métodos de cocción asiáticos, y el minimalismo escandinavo que caracteriza a muchos de los mejores restaurantes del mundo”, sostiene Konstantin. “Queremos que dos personas puedan compartir cinco platos y así conocer casi la mitad del menú. Buscamos que disfruten una experiencia de sabores diversos”.

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En la carta se puede encontrar una selección de entradas destacadas, como trucha marinada con remolacha y jengibre, berenjenas fritas con tomate y salsa asiática, carpaccio de morrón con cremoso de tonnata y alcaparras, repollo horneado con katsuobushi o tartar de lomo con queso caramelizado e hinojo.

"El menú de Musgo es la combinación de toda la experiencia de Konstantin"

Entre los platos principales, se encuentran opciones como lomo estilo japonés con shizo y ponzu, ojo de bife con golden curry y coliflor, vieiras con cherrys y crema de polenta, langostinos con kombu y bisquet, trucha ahumada con piel de papa y crema de cebolla y mollejas con melena de león y hongos negros.

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Para el final, la oferta de postres incluye fondant de chocolate con avellanas y sal patagónica, créme brulée y cerezas con jengibre y huevo.

Musgo, el restaurante y hogar de esta pareja

Desde el 2 de mayo, Musgo abre sus puertas para recibir a los primeros comensales. “La inauguración fue con nuestros amigos rusos que también viven en Buenos Aires. Había como 100 personas y por suerte salió todo bien. Igualmente, todavía estamos en la primera etapa, haciendo algunas pruebas para ajustar el menú”, explica Voronin.

"La inauguración fue con nuestros amigos rusos que también viven en Buenos Aires"

El local, de 200 metros cuadrados, ofrece espacio para 58 cubiertos entre el salón y el patio. La decoración, que incluye una cava de vinos, amplios ventanales y una cocina a la vista, destaca por su armonía de colores y tonos minimalistas, creando un ambiente único. La pareja junto a su hija y la madre de Ksenia, viven sobre el restaurante, en un amplio PH sobre la calle Nicaragua, en pleno Palermo Soho. 

Huir de Rusia

Konstantin nació en Rostov del Don, una ciudad rusa muy cercana a Ucrania. En tanto, Ksenia es de la zona fronteriza con China. “Allá se mezclan las dos culturas. Comíamos mucho de estilo ruso, pero también chino”, cuenta la mujer. 

Voronin arrancó en un restaurante “desde abajo”, como casi todos los chefs del mundo. Enseguida comenzó a encargarse de la parte del control de los stock de las materias primas. “Manejo muy bien todo el tema de los procesos para que un plato salga en serie y a la perfección. Después de todo, la cocina es eso: la repetición para lograr la combinación exacta en lo que ofrecemos”. 

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Konstantin explica la situación de su ciudad antes de la guerra. “Se vivía en comunicación constante a los dos lados de la frontera”, recuerda Voronin, con algo de nostalgia por aquellos tiempos. “Yo hasta iba a la cancha a ver al equipo de Mariupol, una ciudad ucraniana cercana”. 

El chef y owner de Musgo cuenta, además, la relación que había a ambos lados de la frontera. “Cruzaba a una fiesta electrónica muy famosa. Y muchos ucranianos trabajaban en Rusia y viajaban casi a diario. Todo esto terminó con la guerra”.

"Muchos ucranianos trabajaban en Rusia y viajaban a diario. Todo se terminó con la guerra"

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Ante lo inminente del conflicto, Konstantin estaba en un crucero trabajando y su pareja Ksenia decidió esperarlo en Argentina. En Buenos Aires nació su hija. Y ahora también los acompaña la madre de Romantsova para cuidar a la nena, mientras trabajan.

Nostalgia rusa, sueños argentinos

A veces extrañan algunos de los aspectos de su vida en Rusia. “Allá es mucho más fácil encontrar objetos importados. En Argentina se complica. Por eso, trajimos muchos artículos desde Moscú para la decoración de Musgo”, cuenta Ksenia. 

La pareja no quiere hablar mucho del futuro cercano. “No nos vemos volviendo a Rusia. Por ahora nuestro lugar está en Argentina, con este proyecto que recién empieza y tiene mucho para crecer”, se entusiasma Voronin.

"No nos vemos volviendo a Rusia, nuestro lugar está en Argentina"

En ese sentido, la pareja no piensa quedarse sólo con el restaurante. “La idea es abrir una especie de bar de brunch que, en Buenos Aires creemos que no está bien desarrollado. El objetivo es hacerlo con muy buenas materias primas y que incluya la posibilidad de que los clientes pidan una copa o cóctel para acompañar los platos”, explica el cocinero.

Algo que extrañan es el caviar que en Rusia se consigue en todos lados. “El proyecto es poder importar el producto para poder hacer platos acá que lo incluyan con la impronta de Musgo, pero agregando ese toque ruso único”, cuenta el chef sobre sus planes a futuro.

Cuándo y dónde: Musgo abre por la noche los jueves, viernes y sábados en dos turnos: a las 20hs., y a las 22hs. Nicaragua 4758, Palermo Soho.

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