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Victor Audio Bar
Victor Audio Bar

New & Hot: 19 nuevos restaurantes en Buenos Aires

Recientes aperturas porteñas que todo foodie debe tener en su radar. Pasen, vean, escojan y prueben.

Pilar Tapia
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Nos pusimos nuevamente el delantal de curadores gastro - qué tan bien nos sienta - y salimos a cazar las aperturas gastronómicas más jugosas de Buenos Aires. Esta lista es para vos, foodie empedernido, que ya tenés tu top 5 de bodegones, sabés de memoria la carta de tu restaurante de cabecera y estás siempre listo como boy scout gastro, para descubrir tu próxima obsesión culinaria. Si ya te leíste nuestras dos últimas entregas - ésta y ésta- acá vamos con la tercera lista de hotspots para tener en tu radar.

Hay de todo: cocina de autor, fueguitos callejeros, ramen, sánguches bien cargados, fine dining, tragos con onda y platos que no rompen el chanchito. Un recorrido bien diverso, para todos los gustos y bolsillos, con 19 nuevas joyitas que están haciendo ruido (y dando hambre) en la Ciudad de Buenos Aires.

1. HAN

En diciembre de 2024 abrió HAN, el restaurante del chef Pablo Park que propone una lectura contemporánea de la cocina coreana desde Buenos Aires. A solo cuatro meses de su apertura, ya fue recomendado por la Guía Michelin 2025 y se posiciona como uno de los espacios más refinados y conceptuales de la ciudad. Entérate cuáles son los otros restaurantes porteños que forman parte de la última edición de la guía francesa, acá.

La experiencia sucede en una barra en forma de U, donde los comensales observan y dialogan con los cocineros mientras se desarrolla un menú por capítulos que cambia según la temporada. No hay carta tradicional: al llegar se entrega un glosario de términos coreanos y, al finalizar, un resumen de los platos degustados.

La cocina trabaja con técnicas tradicionales y productos locales, poniendo el foco en los fermentos, el umami y el equilibrio entre intensidad y sutileza. La carta de vinos, con 57 etiquetas, prioriza blancos aromáticos, naranjos y tintos ligeros pensados para acompañar esta identidad de sabores.

El espacio, de estética minimalista y teatral, está construido con piedra negra, madera y hormigón. Un túnel oscuro da paso a un ambiente íntimo y silencioso, donde cada detalle suma a la narrativa de HAN: una propuesta inmersiva, emocional y cuidada, que pone en valor la cultura coreana con lenguaje propio.

Dónde: Vera 966.

2. Checkpoint Charlie

En una esquina vibrante de Palermo, Checkpoint Charlie se planta con una propuesta que cruza sabores, culturas y épocas. Inspirado en el mítico punto fronterizo del Muro de Berlín, este restaurante que abrió sus puertas en enero, celebra el encuentro entre lo europeo y lo sudamericano, con una cocina que rinde homenaje a la tradición pero se anima a reinterpretarla.

La cocina, a cargo del Chef Ejecutivo Edgar Pronio, está basada en los platos emblemáticos de toda Europa. Cocciones lentas, salsas caseras, guarniciones inesperadas y postres con historia conviven en una carta pensada para quienes disfrutan viajar con el paladar. Cada plato cuenta algo: hay raíces, pero también libertad creativa. El espacio, cálido y con impronta urbana, forma parte de OLA Palermo, el nuevo polo que combina arte, diseño y gastronomía.

Checkpoint Charlie es de esos lugares donde uno cruza la puerta y siente que está en otro lado, sin salir de Buenos Aires.

Dónde: Avenida Dorrego 3590.

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3. Victor Audio Bar

Los creadores de Tres Monos (uno de los mejores bares del mundo) y la dupla detrás de Niño Gordo (todo un emblema de la cocina asiática local) unieron fuerzas para abrir un lugar que tiene todos los ingredientes para convertirse en un punto de culto: coctelería clásica, estética neoyorquina, sonido analógico y comida americana con buenos productos. Así es Victor Audio Bar, el nuevo listening bar de Palermo Soho.

Inspirado en los bares de Japón y en el legado de RCA Victor, este spot homenajea al Martini en todas sus formas y tiempos. Desde el Martínez (su antecesor histórico) hasta el Porn Star Martini, cada cóctel tiene su lugar en una carta que el equipo de Tres Monos pensó como una línea de tiempo líquida. Pero no se queda solo en eso: hay también clásicos como el Aviation o el Sazerac, en un entorno que hace culto a lo analógico.

En la cocina, los chefs de Niño Gordo —Pedro Peña y Germán Sitzreinterpretan la comfort food americana, con ojo argentino. Fuente de crudos con cholgas y ostras, pollo frito con rebozado perfecto, ojo de bife con papas: platos que acompañan el mood del bar con simpleza bien ejecutada.

La ambientación evoca el mid-century moderno con maderas, cuero y luz cálida. Hay un patio, una cabina de DJ que funciona al lado de la barra, y una rockola con auriculares para que cada quien elija su soundtrack. Victor es bar, es música, es diseño. Es un viaje a otra época sin salir de Buenos Aires.

Dónde: Soler 5130.

4. Fabric Dragon Blanco & Tigre Morado

El grupo Fabric redobla la apuesta con dos aperturas de alto impacto en el polo gastronómico de Costanera Norte: Fabric Dragón Blanco y Tigre Morado. Ambos están instalados en un imponente complejo frente al río, con ambientación escenográfica, coctelería de autor y una propuesta pensada para disfrutar hasta la madrugada.

Por un lado, Fabric Dragón Blanco despliega todo el poder de la cocina asiática: sushi en barra, street food sofisticado y una escultura de dragón que atraviesa el salón y pide foto. Del otro, Tigre Morado celebra la cocina peruana con ceviches, pulpo al planchón y una ambientación que combina vegetación, mármol y color.

Ambos espacios comparten un bar de entrada, acceso a una disco propia y una energía que los convierte en los nuevos favoritos del polo gastronómico que crece en la Costanera.

Dónde: Av. Costanera Rafael Obligado 185.

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5. Tony Wu

En una esquina cada vez más activa de Villa Crespo, abrió Tony Wu, una nueva cantina china que mezcla tradición con onda contemporánea. El proyecto es de José Delgado owner del restaurante japonés Yakinilo, y Thomás Nguyen, con quien también lidera Cang Tin (gran spot de comida vietnamita) y en poco tiempo se convirtió en punto de encuentro para quienes buscan comfort food asiático bien hecho.

La carta recorre varias regiones de China, con platos al vapor, salteados al wok, frituras y barbacoa hongkonesa, todo ejecutado con buena técnica y sin perder autenticidad. Hay clásicos como mapo tofu, pato laqueado con crepes caseros, cerdo crocante con arroz y pickles, pastel de nabo con salchicha china y un pollo a la naranja que da pelea entre los favoritos.

El salón combina lo kitsch y lo moderno: luces led cambiantes, una gran pecera, barra a la vista y mesas redondas para compartir el banquete como se debe. El nombre lo dice todo: Tony suena cool, Wu le pone raíz. La propuesta es simple: platos ricos, abundantes, para compartir y a precios razonables. La música —en vinilo y bien elegida— y la bebida —sakes, vinos, cócteles y té frío— completan la experiencia.

Pronto habrá mesitas al aire libre, tapeo express y delivery. Pero por ahora, Tony Wu ya conquistó a quienes saben que, cuando la cocina china es buena, se vuelve irresistible.

Dónde: Loyola 851.

6. ROA

ROA, ubicado en Palermo Botánico, es el resultado de una sociedad que tenía que pasar: la de las hermanas Zeballos. Lucila, la mente detrás de Birkin Café y del ya cerrado Tora (el restaurante asiático que antes ocupaba este mismo local en la calle Cabello), se unió a Ángeles, responsable de Atte. Pizzería Napoletana y el listening bar Gris Gris, junto a su pareja Bruno.

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Cada una venía construyendo su camino con estilo propio, pero siempre hubo cruces, consejos y ganas de hacer algo juntas. El momento llegó casi sin buscarlo: Tora bajó la persiana y en ese mismo espacio nació ROA, con concepto, diseño y equipo fluyendo como si siempre hubiera estado ahí. Para liderar la cocina, sumaron a sus manos derechas: Carlos de Birkin y Enzo de Atte. y Gris Gris. El nombre fue lo más difícil, pero también lo más simbólico: ROA es la conjunción perfecta entre ambas.

¿Y qué se come? ROA se define como un bistró de cocina clásica internacional. Platos simples, sabrosos, hechos con técnica y con los mejores ingredientes. Todo pensado para que cualquiera pueda sentarse, mirar la carta y encontrar algo que le encante. La experiencia se completa con una atmósfera cuidada al detalle: buena música, iluminación suave, vajilla elegante y materiales nobles. De esos lugares que no sólo se disfrutan, sino que dan ganas de volver.

Dónde: Cabello 3788.

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7. Rotisería Mishiguene

Después de una década de éxito con su restaurante insignia, el chef Tomás Kalika redobla la apuesta con Rotisería Mishiguene, una versión más informal y callejera de su cocina, que abrió sus puertas en Belgrano a fines de 2024. El nuevo local honra las raíces de la gastronomía judía con recetas que cruzan Europa, Medio Oriente, Asia y América, en un formato más relajado pero igual de sabroso.

Panificados artesanales como jalá, pita y laffa; pastrón casero, shakshuka, hummus, merguez de cordero y latkes de trucha ahumada son parte del menú que puede disfrutarse en el local o al paso, desde la mañana hasta la noche. Todo acompañado por un dream team de especialistas en panadería, pastelería y sommellerie que completan la experiencia.

La Rotisería Mishiguene es un homenaje vivo a la cocina de inmigrantes, con sabor, historia y mucha identidad.

Dónde: Arcos 1521.

8. Cucha del Pari

En lo que antes era la cocina de producción de sus embutidos, el chef José Ignacio Juarroz abrió Cucha del Pari, un restaurante con espíritu de búnker donde se mezclan la música y la buena comida - vale aclarar que formó parte de Tapeando 2025 y acá te contamos la experiencia - El lugar conserva su esencia original, pero se transformó en un espacio cómodo, con sonido de primera y una carta descontracturada que va al hueso: simple, casera y con mucha identidad.

La estrella indiscutida es el pancho casero —sí, pancho— hecho desde cero, hasta las papas pay. Pero también hay charcuterie de autor, arayes de cordero con yogur especiado, flat iron madurado y hits veggie como los hongos escabechados al limón o la lechuga con aderezo de wasabi. Todo acompañado por vinos naturales a precios amigos, tragos clásicos y una sola cerveza, tirada y rubia, de Cervecería Charlone.

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Cucha del Pari, ubicado en La Paternal, funciona sin reservas y cuenta con DJs pasando vinilos en un sound system que vale la visita. Cocina con personalidad, música que envuelve y un plan distinto en pleno barrio.

Dónde: Batalla del parí 916.

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9. Mitingu

En una esquina de Núñez abrió Mitingu, el primer Onigiri Bar de Buenos Aires. Es un proyecto que mezcla street food japonés con estética urbana y sensibilidad artística. Lo crearon tres amigos con backgrounds distintos, pero complementarios: el chef Segundo Farrell (La Joya, Lisboa), el productor y creativo Axel Meunier (Agite, Collage Universe) y la artista Martina Quesada, que aporta una mirada entre París y Buenos Aires.

La propuesta gira en torno a los onigiris —triángulos de arroz rellenos y envueltos en alga nori, clásicos de la cocina japonesa— y sandos, reinterpretados con ingredientes de calidad, sabores potentes y una presentación cuidada. Todo está pensado para que comer rico, rápido y con onda sea parte del ritual diario.

El espacio es pequeño, moderno y con impronta callejera. Funciona de día (por ahora), con planes de extenderse a la noche. Entre los hits: el Onigiri de atún spicy, el de umeboshi (ciruela fermentada) y el Sando de pastrami. Ideal para una pausa sabrosa, distinta y con alma.

Dónde: Lidoro quintero 1490.

10. Pasillito

En una calle tranquila de Palermo, un pasillo angosto esconde un secreto bien guardado: Pasillito, el nuevo bar de tapas y vinos que toma inspiración en los bares tradicionales de España, pero con una identidad muy porteña. La idea surgió de Ramiro Súarez Plata, quien volcó en este proyecto el amor por la cocina de su abuelo gallego y una mirada contemporánea sobre el ritual del tapeo, del cual te contamos todo acá.

Funciona en un PH reciclado con mucha onda, en donde el concreto se mezcla con detalles cálidos y una línea roja serpenteante que recorre todo el lugar. Hay una cava a la vista con vinos a temperatura perfecta, una barra en el ingreso, una terraza con plantas y un salón privado para eventos.

La carta está pensada para picar de a poco y probar varios sabores: aceitunas marinadas al jerez, boquerones con chips de papa, croquetas de queso Patagonzola, tortilla con alioli, bocata de calamares y carpaccio de gambas, entre otros. Todo se puede acompañar con vinos por copa o botella, vermú casero, sidra vasca o caña tirada de Hopson.

Pasillito es el plan ideal para quienes disfrutan de largas charlas con buena música, sabores intensos y esa energía tan especial que tienen los bares donde todo fluye.

Dónde: Gorriti 4391.

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11. NEKO

Desde el 1 de marzo, Villa Devoto, nuevo hub gastro porteño, tiene una nueva barra para los amantes del sushi y los sabores nikkei. Se trata de la segunda apertura de Neko, el proyecto de Lucas Ferrari y Antonella Baldi, que empezó como un pequeño local en Villa Crespo y hoy suma esta exclusiva barra de 12 asientos en una esquina tranquila del barrio.

Diseñado por el estudio Art Walls Architecture (el mismo detrás de Neko Belgrano y Trescha), el espacio impresiona con una estética que cruza lo brutalista con detalles tradicionales japoneses. Desde la imponente puerta circular de hierro y bronce hasta la barra de mármol travertino, cada rincón está pensado para realzar la experiencia visual y sensorial.

La propuesta gastronómica mantiene el enfoque nikkei con un menú centrado en nigiris, sashimis, rolls, handrolls y noritacos. Todo elaborado con productos de primera y una mirada contemporánea sobre lo clásico. Por ahora abre solo por la noche, de martes a domingo, pero pronto sumarán servicio al mediodía y delivery.

Dónde: Mercedes 3490.

12. Marta

En una elegante casona de Colegiales, MARTA se presenta como un restaurante íntimo y profundamente personal, donde el arte y la gastronomía conviven en armonía. Detrás del proyecto está Marta Wajda, chef y artista visual, que transforma su cocina en una expresión creativa que cruza fronteras entre disciplinas. Con un pasado familiar ligado al arte y formación en pintura y diseño, Marta concibe cada plato como una obra que equilibra técnica, estética y sabor.

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El menú —que ofrece carta y opción de degustación— cambia con frecuencia y combina influencias francesas, patagónicas y peruanas, en recetas que juegan con los contrastes y las texturas. La experiencia se da en dos salones minimalistas y cálidos, decorados con obras familiares y detalles que narran historias. Afuera, una terraza con huerta y cocina de verano completa el espacio, pensado también para eventos privados.

“Cocinar me da lo que el arte no puede: sabor y aroma”, dice la chef. Con esa filosofía, Marta propone una experiencia sensorial que escapa a lo convencional y convierte cada visita en un viaje emocional y gastronómico. El menú de degustación se ofrece con reserva previa y es ideal para quienes buscan una experiencia a medida.

Dónde: Virrey Avilés 3488.

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13. IDILIO

Inspirado en La Divina Comedia, Idilio propone un recorrido sensorial en tres niveles —Infierno, Purgatorio y Paraíso— a través del diseño y la cocina. Abrió sus puertas en enero en Saavedra y tiene como chef a Sebastián Iraola, que traduce su sensibilidad artística y su recorrido profesional en una carta creativa, estacional y sin vueltas.

La planta baja, oscura y cavernosa, funciona como una entrada inmersiva; el primer piso se presenta como un espacio de transición, mientras que la terraza es luminosa y serena, con colores suaves, vegetación y una parrilla que suma informalidad a la propuesta. La comida acompaña ese viaje, con platos que combinan producto, técnica y contrastes: croquetas de kale con lactonesa de huacatay, camembert al horno con cornbread y chutney de manzana, tortilla de papas y hongos con guanciale. Entre los principales, brillan el risotto de azafrán con hongos, un ojo de bife Angus de un kilo, y los fucciles con frutos de mar. Para el final, postres clásicos como el volcán de dulce de leche y la marquise de chocolate con naranja.

Los cócteles, creados por Ariel de la Cruz, también dialogan con el concepto del lugar: hay un trago llamado Purgatorio y otro Idilio, además de mocktails sutiles como el Thyme Citrus. Una nueva apertura que se anima a contar una historia en cada detalle.

Dónde: Av. García del Río 2959.

14. Olla 7

Ubicado en la esquina de Charlone y Zabala, Olla 7 es la nueva aventura de Dalila Vázquez, Tadeo Pérez y Nicolás Tykocki, tres nombres conocidos por estar detrás de Ácido, uno de los éxitos recientes del barrio. Recordemos además, que Tykocki de 27 años, recibió la distinción como “Mejor Chef Joven” por la Guía Michelin 2025 y Ácido, fue coronado como Bib Gourmand.

Esta vez, el equipazo se unió para abrir el restaurante al que ellos mismos siempre quisieron ir: uno que rescata el espíritu del bodegón porteño desde sus raíces, sin reinterpretaciones modernas, pero con una mirada sensible y cuidada.

La carta es una oda a la comida casera de abuela, con platos que reconfortan y se hacen con buena materia prima, buenas técnicas y mucho amor. Hay empanadas, rabas, croquetas de mejillones, milanesas con puré cremoso, ensaladas y pastas frescas —un punto fuerte de Tadeo, cocinero histórico de Ácido y experto en hacer de la simpleza algo memorable—.

Olla 7 convive con Ácido en el mismo local, pero tiene su propio carácter: más cálido, más familiar, más tierno. Como una mesa de domingo que se vuelve ritual. De hecho, esa fue parte de la inspiración: las abuelas, las comidas de infancia, los afectos alrededor del fuego. Y ahora que se viene el frío, prometen una sección especial de “comidas de olla” que va a dar que hablar.

Comida rica, ambiente amable, precios accesibles y el deseo de reanimar lo que alguna vez fue lo mejor de la gastronomía porteña: el bodegón. Así es Olla 7.

Dónde: Charlone 999.

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15. Guita

En un universo saturado de hamburgueserías que compiten por ver quién suma más ingredientes a la receta, Guita va por el camino opuesto: menos es más. Y lo hace con tanta actitud que es imposible no prestarle atención. Esta nueva apertura en Buenos Aires —que ya viene generando culto propio— llega con una propuesta que combina producto de calidad, estética filosa y un concepto claro: fancy pero trashy. O lo que es lo mismo, un lugar donde se come increíble sin tantas vueltas.

El foco está puesto en la hamburguesa: smash burgers de dos medallones cocidos a la plancha hasta formar esa costra crocante que los fans del género buscan como oro. Todo dentro de un pan brioche suave, con cheddar, cebolla morada, pickles y apenas dos variables: salsa secreta de la casa o el dúo clásico de kétchup y mostaza Heinz. Eso es todo. No hay palta, no hay miel, no hay queso azul. Guita tiene reglas, y las respeta.

El menú es breve y preciso: dos burgers, papas fritas, Coca-Cola, agua y birra. Se cocina solo con producto fresco del día, lo que también define su dinámica: abren hasta agotar stock. El objetivo es garantizar siempre el mejor sabor, el mejor punto y una experiencia cuidada.

Pero Guita no es solo una hamburguesa bien hecha. Es una marca con discurso, estética y ambición. Desde sus campañas provocadoras hasta sus futuras colaboraciones con artistas, músicos y diseñadores, este proyecto va en camino a convertirse en algo más que un restaurante. Es un mood. Un manifiesto entre pan y pan.

Dónde: Sinclair 3263.

16. Bordó

Facundo Kelemen, el chef detrás del reconocido Mengano, vuelve a dar que hablar con la apertura de Bordó, su nueva casa en Colegiales. Ubicado en una esquina tranquila, el restaurante se presenta como un homenaje al producto y al vino, con una propuesta pensada al detalle y una terraza que ya se perfila como la favorita para el aperitivo porteño.

El espacio está dividido en dos: arriba, una terraza ideal para copas al atardecer, con charcutería, quesos y tragos relajados; abajo, el restaurante, donde cada plato gira en torno a un solo ingrediente, tratado con técnicas precisas y mirada contemporánea. El concepto apunta a maximizar el producto, con platos como el de calamar que lo usa en todas sus formas, sin distracciones ni ornamentos innecesarios.

La carta de vinos, curada por el sommelier Lucas Rothschild, acompaña la experiencia con etiquetas elegidas de distintos puntos del país, en un recorrido que complementa a la perfección la cocina minimalista y sabrosa de Kelemen. En Bordó, todo tiene un porqué, desde la vajilla hasta el tiempo del servicio.

Un restaurante íntimo y sofisticado, pero sin rigidez; un espacio que se transforma según la hora del día y que ya suma puntos para convertirse en uno de los imperdibles del año.

Dónde: Conesa 1483.

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17. Cora Café

Una joya art déco con café de especialidad. En la planta baja del Kavanagh —el emblemático rascacielos porteño inaugurado en 1936, declarado Monumento Histórico Nacional y reconocido por la UNESCO— abrió Cora Café, una cafetería de especialidad que combina patrimonio, diseño y vida urbana. El edificio, que es residencia de muchos porteños, habilita por primera vez un espacio gastronómico en su interior, después de décadas en las que su reglamento interno lo impedía.

Diseñado por el arquitecto Martín Olabarrieta y con una propuesta curada por Facundo Olabarrieta, el local respeta la estética original del edificio con mármol travertino, hormigón trabajado a mano y guiños al art déco. Aunque no tiene cocina tradicional, ofrece un menú cuidado y amplio: pastelería, sándwiches, tartas, tablas, café de especialidad y una breve carta de tragos.

Cora también proyecta recuperar un subsuelo para actividades culturales y eventos, con la idea de reactivar el entorno peatonal y darle nuevos usos a una zona histórica que siempre combinó arquitectura monumental con vida social intensa. Un ícono porteño que se reinventa, taza en mano.

Dónde: Florida 1045.

18. Il Ballo del Mattone

La trattoria artística fundada por Adrián Francolini y su familia en 2007, suma un nuevo capítulo en Carranza 1756. Nacido como un pequeño local sobre la calle Gorriti, Il Ballo del Mattone se convirtió en un emblema de Palermo: comida italiana casera, arte por todos lados y una comunidad de músicos, actrices, escritores y vecinos que lo sienten como propio.

La nueva sede, diseñada por el arquitecto Alberto Rebecchi, reinterpreta una antigua casa chorizo como instalación habitable, con árboles, objetos encontrados y poesía arquitectónica. La inauguración al público fue el 15 de abril, con una semana previa de festejos abiertos al público: música en vivo, skate, vinilos y mucha pasta.

Dónde: Carranza 1756.

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19. Sole di Parma

Bonus track: Sole di Parma, la pasticceria que vale la escapada a Tigre. Aunque no queda en la ciudad, merece un lugar en esta lista. En una casa con historia familiar, este nuevo local combina pastelería, focaccias al corte y panes de masa madre con una atmósfera cálida y entrañable.

Inspirado en la herencia italiana de los nonnos de María Cancello, una de sus creadoras, el proyecto revive sabores clásicos como la ciambella, el maritozzi o la spumoni, y suma focaccias con toppings originales, sándwiches con pastrami casero y antipasti ideales para compartir. Todo, acompañado de buen café, vermut artesanal y Aperol Spritz. 

Dónde: Madero 537, Tigre.

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