[title]
Hacerse tatuajes en la piel no es nada nuevo: existen hace al menos 5.000 años, en diferentes culturas. Es así que los arqueólogos encontraron momias con tatuajes en diferentes partes del mundo: desde China a Egipto, pasando por América del Norte. Y, cualquiera sea la geografía en donde se encuentren, hoy son los millennials quienes más los usan.
Este arte que nos decora el cuerpo y promete acompañarnos hasta el último de nuestros días, se ha ido renovando a lo largo de los años con novedosas técnicas que marcaron un antes y un después. Por eso, en esta nota nos encargamos de recopilar cuáles son los 10 tatuadores más destacados de Buenos Aires. La excusa perfecta que estábamos buscando para ir y a hacernos algún nuevo diseño.
1. Zina Samoletova, de Cucu Studio
Zina Samoloteva es una tatuadora originaria de un pequeño pueblo en los Urales, Rusia, con una pasión temprana por el dibujo; y ésta fue su primera conexión con el arte. Estudió Diseño Textil en San Petersburgo y trabajó en una agencia de publicidad, hasta que descubrió su amor por el tatuaje. En sus comienzos tatuaba en su casa a familiares y amigos, pero no tardó en convertirse en una tatuadora reconocida. En 2018, abrió el Cucú Studio en Buenos Aires, el primer local de tatuajes Fine Line en Argentina, donde se instaló tras conocer a su actual pareja. Con 12 residentes permanentes y artistas invitados mensuales, el estudio es conocido por su estilo y su servicio excepcional. Tatuarse en Cucu es toda una experiencia.
Zina se especializa en tatuajes botánicos, inspirados en su amor por la botánica y por la tradición rusa de regalar flores. Su enfoque se centra en la armonía entre el tatuaje y el cuerpo, destacando las ventajas y ocultando las desventajas. Además, Zina viaja por el mundo trabajando en diferentes estudios, planea seguir creciendo, desarrollándose como tatuadora y empresaria y ayudando a los artistas jóvenes a alcanzar sus sueños.
El dato: Zina se hizo viral a finales del año pasado cuando de manera sorpresiva tatuó a Chris Martin de Coldplay durante sus shows en Argentina. ¿Cómo llegó a ella? Dakota Johnson, pareja del músico, la descubrió por Instagram y se enamoró de su trabajo.
Dónde: Cochabamba 566.
2. Fausto Álvarez, de Hunch Tattoo Studio
Fausto Álvarez tiene 25 años y es de la ciudad de Luján, provincia de Buenos Aires. Sin embargo, no solo tatúa en un estudio de su ciudad natal, sino que también es residente en Hunch Tattoo Studio, ubicado en Palermo. “Comencé a tatuar al terminar la secundaria. Siempre me gustó el dibujo, las artes y la edición de contenido audiovisual. Pero fue en el verano de mi último año de escuela, casi de casualidad, cuando respondí a un llamado del estudio Profecía en Luján, que estaba buscando aprendiz de tatuador. Finalmente quedé entre los postulantes y así comencé mi aprendizaje a finales de 2017”, nos contó el artista. Lo que comenzó como un pasatiempo para el verano se convirtió en su profesión desde hace unos 6 años. Su estilo principal actualmente es la línea fina y el microrealismo en negro y grises, con la técnica de puntillismo de arrastre. Sin embargo, ha practicado muchos estilos como animé y microrealismo a color, por lo que se considera un tatuador bastante versátil.
El dato: ¿Un deseo a futuro? “Me gustaría poder acentuar un poco más su estilo, para que aquellos que vean uno de mis tatuajes en la calle lo reconozcan”, nos dijo.
Dónde: Scalabrini Ortiz 2069.
3. Mariano Antonio, de American Tattoo
Mariano Antonio es técnico óptico pero lleva 34 años dedicado al arte del tatuaje. Es un apasionado de la música, especialmente el punk rock, así como de los autos y las motos, y estos intereses lo acercaron al mundo de los tatuajes desde chico. Además, como vivía por temporadas en Los Ángeles, California, junto a su familia, pudo observar a músicos con tatuajes llamativos que no eran habituales en esa época. Sus viajes a Estados Unidos también le proporcionaron la oportunidad de perfeccionar su técnica, y el acceso a materiales e insumos de calidad.
A instalarse en Buenos Aires comenzó a tatuar a amigos y conocidos, hasta adquirir la experiencia necesaria para especializarse y abrir su propio local en 1990: American Tattoo. “Trabajo varios estilos de tatuaje, pero mi pasión son los tatuajes de estilo tradicional americano, conocidos por su vibrante colorido”, nos confesó el tatuador que ya abrió cuatro sucursales, y que ha tenido el privilegio de tatuar a todo tipo de personas: desde políticos hasta estrellas de rock, artistas y deportistas, así como a fieles clientes que a lo largo de los años le han brindado su confianza y amistad.
El dato: fue a ver a U2 con Maradona y cenó con Roger Waters. Su profesión le abrió la puerta a todo y le cambió la vida.
Dónde: Av. Sta. Fe 1670.
4. Alejandra Salas, de Pumarosa
Alejandra Salas nació en una pequeña ciudad de Venezuela, pero se mudó a Argentina hace 5 años, donde abrió Pumarosa junto a su pareja, quien también tatúa. “Hace aproximadamente 11 años recibí mi primera máquina de tatuar como regalo de mi entrenador de rugby en Mérida, quien también era tatuador. Impresionado por mi habilidad para el dibujo, me propuso aprender a tatuar. Fue mi mentor y así, hice mis primeros diseños”, nos contó Salas.
Antes de establecerse en Buenos Aires, la licenciada en Diseño Gráfico viajó por varias partes del mundo, lo que le permitió expandir su trabajo y conectar con artistas de diversas culturas y perspectivas. Además, ha experimentado con diversos estilos a lo largo de su carrera, pero actualmente se enfoca en una fusión de ilustración botánica y animales de su imaginario, con una estética surrealista creada a través de técnicas mixtas, que incluyen pintura al óleo, dibujo a crayón y carbonilla. Recientemente retomó la pintura y colabora con un grupo de artistas muralistas, aunque por el momento la mayoría de su arte se lleva en la piel.
El dato: sigue siendo una asignatura pendiente en su carrera poder tatuar a su mentor.
Dónde: Pres. Hipólito Yrigoyen 750 (Vicente López).
También te puede interesar: Noches de vino y hobbies, 4 experiencias para un plan diferente
5. Pablo Dimeo, de Would Tattoo Buenos Aires
Pablo Dimeo, de 35 años, reside actualmente en Saavedra. Es principalmente autodidacta, y su formación comenzó en fotografía, cine y manipulación de imágenes digitales. En 2011, co-fundó Would Tattoo Studio, un estudio multidisciplinario que marcó un cambio de paradigma en Argentina.
“Mi relación con el tatuaje fue casual y orgánica, comencé con un espacio compartido para actividades creativas junto a Candelaria Carballo, que estaba comenzando a tatuar”, nos contó sobre los inicios de Would. Fue en 2017 cuando comenzó a tatuar ocasionalmente, y tres años más tarde, con sus proyectos "Decir(se)" y "Todos los cuerpos son paisajes”, decidió que era el momento de dedicarse al tatuaje por completo. Una decisión que hoy celebran quienes llevan sus diseños, de una composición minimalista y abstracta, influenciados por el constructivismo ruso y Kasimir Malevich, cuyo manifiesto marcó un punto de inflexión en su producción artística. Un proyecto: expandir el estudio a un espacio a la calle y sumar otras actividades. También está en el mapa llegar a Barcelona, España.
Dónde: Av. Álvarez Thomas 1121.
6. Fernando Colombo, de Face Tattoo
Fernando Colombo empezó a tatuar en 1994. “Cuando iba al colegio un compañero volvió de Los Ángeles con un tatuaje y eso me hizo poner en campaña para encontrar un tatuador, cosa que me costó mucho en esa época dado que no había locales de tattoo a la calle. El día que pude hacerme mi primer tatuaje me di cuenta que eso era lo que quería hacer el resto de mi vida”, nos contó el creador de Face Tattoo, uno de los más exclusivos de la Ciudad de Buenos Aires.
Colombo se siente muy cómodo con el estilo japonés porque es muy versátil y acompaña la anatomía del cuerpo. Además, porque siempre se puede continuar la misma pieza por el resto del cuerpo. Eso sí, tatuar durante 30 años lo llevó a probar muchos estilos, que disfruta haciendo principalmente por oficio y por pedido de sus clientes. ¿Qué proyecta? “Mi deseo en cuanto a mi profesión es seguir rodeándome de colegas y compañeros calificados para incorporar conocimiento y aprender de los más jóvenes. Considero que es fundamental abrirse para poder lograrlo, y me siento bendecido por estar acompañado de un equipo sólido y talentoso”, nos explicó.
El dato: Face Tattoo es uno de los locales más elegidos por los famosos en Argentina. Desde la China Suárez hasta Luciano Castro, son muchos los que llevan su arte en la piel.
Dónde: Humboldt 1636.
7. Manuel Lacasa, de Casa Estudio
El cofundador de Casa Estudio se dedica al microrealismo, fine line y black and grey, un estilo muy definido por el que lo buscan tanto turistas como locales para tener su arte en la piel. Pero lo que muchos no saben es que Manuel tiene una amplia trayectoria en las artes gráficas. Hijo de madre y padre artistas, estudió arquitectura.
“En esa época no era una opción para mí tatuar porque era todo muy tradicional. Recién en el último año de carrera me encontré con la posibilidad de aprender a tatuar, empecé a mirar un poco y fui probando. En ese momento yo trabajaba en un estudio de arquitectura y, en mis tiempos libres, hacía tatuajes en mi departamento, donde tenía un incipiente estudio”, nos contó sobre sus primeros pasos.
Dónde: Consultar por IG: @manu.lacasa.
8. Diego Staropoli, de Mandinga Tattoo
Mandinga es uno de los estudios con más historia en la Ciudad de Buenos Aires, y su nombre es, prácticamente, sinónimo de tatuaje. Además, ha logrado lo que pocos: lo conocen hasta aquellos que no están muy interesados en este arte.
Diego Staropoli es tatuador desde el año 1990 y fue quien fundó Mandinga en 1993. En la actualidad tiene locales en Lugano, San Telmo y en Barcelona. Con sus 52 años, Diego solo tatúa los estilos que más cómodos le quedan o los que más le gustan. Es decir, el tatuaje tradicional americano y japonés, sus especialidades. “Ya no tatúo a clientes, solo a personas con grandes quemaduras que cubro con más tatuajes”, dice.
Su próximo desafío es volver a organizar una nueva edición del Tattoo Show. “Es la expo de tatuajes más importante del país, que organizamos desde el 2004, y una de las más importantes del mundo. La próxima edición, que será en marzo 2025, será en Tecnópolis”, nos cuenta Staropoli.
El dato: Mandinga tiene su propio reality show, el único programa de TV de tatuajes de Latinoamérica.
Dónde: Murguiondo 4116.
También te puede interesar: Relax en Buenos Aires con los 10 mejores spa de la ciudad
9. Gastón Tucci, de Gastón Tucci Tattoo Estudio
Gastón Tucci es artista plástico de profesión. Expuso su obra en distintos países, y en sus viajes, comenzó a tatuarse. Así, conoció a varios artistas que lo incentivaron para que siga su mismo camino.
A los 24 años ya estaba tatuando y hoy, su estudio en Castelar se ha convertido en un negocio familiar. Es que Gastón ya no tatúa solo, sino que lo acompaña su hija Abril, otra apasionada por el arte del tatuaje. “Me siento más identificado con el tattoo oriental y el realismo. Desde retratos de personas hasta animales, sobre todo me encanta tatuar perros en blanco y negro”, reveló Tucci cuando le preguntamos sobre cuál es su estilo.
Dónde: Arias 2541 (Castelar).
10. Lucía Franzé, de Linnea Estudio
Lucía Franzé, o Lulens, descubrió su amor por los tatuajes a los 16 años, cuando usó el dinero que había ahorrado para sus vacaciones en un brazalete de tinta. Aunque inicialmente se recibió y trabajó como arquitecta, siempre tuvo la pasión por tatuar. Por eso, tomó un curso de tatuaje por curiosidad, aunque sin intención de convertirse en tatuadora profesional.
A medida que ganaba experiencia, publicaba sus trabajos en Instagram y recibía más y más pedidos, lo que la llevó a improvisar un estudio en casa. Aunque al principio combinaba su trabajo de oficina con el tatuaje, con el tiempo descubrió que este último le brindaba más satisfacción y libertad, por lo que finalmente renunció a su trabajo para dedicarse por completo al arte del tatuaje. Al principio de su carrera, Lucía tatuaba todo tipo de diseños para ganar experiencia, incluso aquellos que no se alineaban con su estilo personal. Sin embargo, hoy tiene un estilo definido que se caracteriza por tatuajes pequeños y coloridos con un enfoque en el realismo ilustrado, especialmente en motivos botánicos.
El dato: puede ser una mini botella de Coca Cola, un sifón de soda o la flor más delicada. No hay nada que Lulens no pueda tatuar.
Dónde: Holmberg 2014.