El bar que transforma una cena en un viaje en el tiempo

Hay pocos establecimientos gastronómicos que ofrecen más que buena cocina, excelente atención, ambiente confortable y ricas cervezas. Menos aún, aquellos que, además, sorprenden y terminan siendo una experiencia que después se recomienda. Algo así es lo que sucede en Nápoles Bar, una propuesta gastronómica ubicada a metros del Parque Lezama en San Telmo.

Lo primero que llama la atención es su tamaño: un espacio de 2.000 metros cuadrados. Sin embargo, esa atención se diluye ni bien se cruza la puerta, ya que cada uno de esos metros está ocupado por decenas de objetos de colección antiguos.

Nápoles: la experiencia que ofrece uno de los mejores bares de Buenos Aires

“Nápoles se encuentra en lo que era el depósito de carruajes de la familia Anchorena, primera propietaria de todo el edificio en donde está emplazado el restaurante. Lo que más conmueve es la escala del lugar, viejas columnas inglesas de hierro remachadas y 6 metros de altura desde el suelo hasta las bovedillas de ladrillo”, cuenta Gabriel del Campo, uno de los anticuarios y coleccionistas más destacados de Argentina y propietario del lugar.

“Nápoles se encuentra en lo que era el depósito de carruajes de la familia Anchorena”

Entrar a Nápoles es como viajar en el tiempo: caballos de calesita, vitrinas, candelabros, balanzas y hasta autos antiguos se distribuyen por este espacio que, de a momentos, funciona como bar y, de a otros, como galería.

“Lo primero que ves al entrar es una gran mesada de mármol y a Marcelo amasando a mano las pastas caseras de nuestra carta. Y desde ahí se proyectan los 70 metros de fondo de nuestro viejo local. Yo suelo despatarrarme con mis perros en los viejos Chesterfield de cuero, otros prefieren las sillas de barbero, mientras que a algunos los mueve la cercanía con alguna moto o auto”, cuenta Del Campo.

Tal es la fascinación que este lugar genera que celebridades internacionales como los Rolling Stones, Miley Cyrus, Matt Damon, John Travolta, lo eligieron como uno de sus destinos durante su visita a Buenos Aires.

“Celebridades internacionales como los Rolling Stones, Miley Cyrus, Matt Damon, John Travolta visitaron Nápoles”

Cuál es el menú de Nápoles

Como su nombre lo indica, en este bar y restaurante italiano se respiran aromas “tanos”. Sorrentinos, ravioles, ñoquis son hechos y amasados en la cocina. También, hay pizzas, paninos y platos de carnes rojas y blancas. Para picotear, ofrecen varias opciones y para acompañar hay cerveza Imperial tirada directamente desde la imponente barra de madera.

Vamos con algunos posibles maridajes

Un trago fresco de una Imperial Golden puede acompañarse de una Burrata O Sole Mío (queso hilado, panceta italiana ahumada, tomates y olivas) y la intensidad del lúpulo de la IPA con unos Raviolo Nero (rellenos de cremoso de pesca blanca con ajillo y puerro servidos con crema de lima). La Imperial Cream Stout puede ser el maridaje de un tiramisú (el postre de la casa) o el ingrediente secreto de los Sorrentinos Maiale (de masa de morrones rellenos de bondiola braseada con salsa de cerveza negra)

“La carta es simple, rica, fresca y, sobre todo, casera. Los platos replican lo que toda la vida comimos en la casa de nuestros abuelos, viejos inmigrantes italianos, con los cuales muchos nos criamos”, detalla el propietario del lugar y cuenta que las rabas y pizzas son los platos más elegidos por la gente.

“Los platos replican lo que comimos en la casa de nuestros abuelos, viejos inmigrantes italianos”

“En lo personal, a la cerveza la acompaño con toda clase de platos, carnes, picadas, pastas, etc.”, agrega. Todos los días del verano, de 17 a 21hs., tienen 2x1 en Imperial. También, estrenan tragos de autor todas las semanas y todos los medios los mediodías, de lunes a viernes, diciendo la palabra “Napolitano” y comprando un plato principal, te regalan un tiramisú o un café.

“Todos los medios los mediodías, de lunes a viernes, diciendo la palabra “Napolitano” y comprando un plato principal, regalan un tiramisú o un café”

Visitar Nápoles es como meterse en un túnel en el tiempo y en una cápsula que puede llevarte desde Buenos Aires a Italia, sin escalas. “Es un lugar donde la arquitectura y los objetos hablan por sí mismos sin pretensión, como autos de carrera italianos de la década del 50, motos, grandes esculturas y antigüedades de todo tipo. Todo ello fruto de la actividad de toda mi vida, la de anticuario”, finalizó Del Campo.

Dónde: Avenida Caseros 449, San Telmo. Reservas en este link