Las tortitas mendocinas están por toda la provincia, casi como si hubiera una tortita por cada planta de vid. En las panaderías de barrio, en la mesa durante el desayuno o la merienda, en las charlas entre amigos, en los restaurantes de bodegas, en el kiosco de la esquina, en las casas de té. Calientes, frías, más grandes o más chicas. Aunque para muchos sean parte de la rutina, cada lugar las prepara a su manera, con recetas que se transmiten por lo general de generación en generación. Algunos las prefieren hojaldradas, otros raspadas, con grasa o sin ella, pero lo cierto es que en Mendoza tienen un lugar especial.
¿Cuáles son las variedades de tortitas mendocinas?
Están las tortitas raspadas, que se elaboran sin levadura y con grasa vacuna, lo que hace que el resultado sea una masa compacta y sin aire. Por otro lado, las tortitas pinchadas que llevan levadura, ingrediente que les otorga más aire y textura. También, las tortitas de hojaldre, cuyo rasgo más distintivo es su estructura laminada.
Además, cada una de estas variedades puede tener sus propias variaciones, como tortitas con chicharrón, con salame, con hierbas o escamas de sal, entre otros, que aportan sabores distintos.
Recorrimos algunos lugares donde las tortitas son parte del paisaje. Además de las panaderías clásicas, varios restaurantes han adoptado este ícono mendocino en sus menús. En algunos aparecen como parte de la panera, acompañando los platos principales, como parte de un menú de pasos. Mientras que en otros, forman parte de entradas que combinan lo tradicional con ingredientes locales.
El objetivo es simple: encontrar esos rincones donde la masa, el horno y la mano de quien las prepara hacen su trabajo. Desde los establecimientos más conocidos, hasta algunos rincones escondidos de la ciudad, cada lugar aporta su versión de este clásico mendocino.