1. Club Sueco
Tal vez la opción más romántica y agradable que puede ser un tenedor libre. El Club Sueco es un viaje directo a Estocolmo. Ubicado dentro de un monasterio anglicano, con lindos jardines alrededor y con una estética anclada en el tiempo, la experiencia con la cocina nórdica es inmersiva.
El brunch, también conocido por su nombre sueco Smörgåsbord, se sirve los sábados y domingos y tiene toda la impronta de una cocina moldeada por los mares y el frío extremo de la zona. Vas a encontrar los clásicos como el gravlax -salmón marinado al estilo nórdico-, kottbullar (unas deliciosas albóndigas suecas de cerdo que hizo famosas la cadena Ikea), lachas o paté de hígado. Y dentro de los dulces, el arroz con leche conocido como ris.
El dato: a diferencia de los clásicos tenedores libres, acá la regla de etiqueta no es arrebatar el plato. Es mejor ir de a poco, el salmón no se acaba nunca.
Dónde: Azopardo 1428, San Telmo.