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Foto: La Centenaria
Foto: La Centenaria

10 pulperías y almacenes de Buenos Aires para viajar al pasado

Pulperías y antiguos almacenes en pueblos cerca de la Capital Federal, ideales para comer rico y viajar en el tiempo.

Mariana Israel
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La vida tranquila del campo es un imán para los que somos bichos de ciudad. Por eso, tal vez, nos resulta tan atractiva la propuesta de las pulperías y antiguos almacenes de ramos generales de Buenos Aires, donde la historia se marida con picadas, empanadas, guisos, asados y pastas caseras.

Quedan pocas pulperías en funcionamiento. Según los registros, la primera data del año 1600. Entonces, tal como explica el periodista y autor, Leandro Vesco, fundador de la ONG Proyecto Pulpería, “funcionaban como postas para reemplazar los caballos de los carruajes, y darles forraje y agua”. “Se creó una red de postas en los caminos reales. La gente se tomaba un aguardiente o comía un charqui antes de seguir”, explica.

Con el tiempo, se estableció un mostrador, y donde solo había funcionado un despacho de bebidas, se empezaron a vender otros víveres y se sumaron algunas mesas. En el siglo XIX, los pueblos comenzaron a fundarse alrededor de las pulperías y de los fortines. Los comercios fueron transformándose en los famosos “almacenes de ramos generales”.

Pero, más allá de abastecer a los viajantes, la pulpería tenía -y aún tiene- un rol social fundamental. “Era el único lugar de encuentro posible para el gaucho en la inmensidad y soledad de la pampa. Allí, como señala algún poema gauchesco, la gente comprobaba que podía seguir hablando”, describe el historiador Felipe Pigna en su sitio web.

Las pulperías que siguen en pie conservan esa esencia de refugio para quienes están de paso. Nos invitan a conectar con el descanso y lo sencillo, y a disfrutar del ritmo tranquilo de los pueblos. Estas son algunas que están bastante cerca de la Capital Federal y valen la pena ser visitadas. 

1. El Torito

Fundada en 1880, es una de las pulperías más antiguas del país que sigue en funcionamiento. Fue posta, despacho de bebidas, almacén de ramos generales y, además, club social. Su fachada llama la atención: es una construcción con forma de capilla, en altura para que fuera bien visible en la extensa pampa.

El dato: no podés irte sin probar las empanadas fritas.

Dónde: A 20 km de Baradero, a unos 145 km de CABA.

2. Bar 2 de Mayo

Esta esquina de ladrillos a la vista en San Andrés de Giles, capturará la mirada de cualquier transeúnte. Nació como almacén de ramos generales en 1901, construido por Eleuterio Rodríguez, un inmigrante asturiano. Lo conocen también como el “Boliche de García”, a partir de que en 1944 el negocio pasó a manos de Juan Pedro García, padre del actual propietario. Lugar ideal para encontrarse y charlar, con un vermut de por medio. Es, sin dudas, un “testimonio material de una época”, tal como indica su declaratoria como “Lugar Significativo de Interés Municipal”.

El dato: la picada con mortadela y queso es lo más elogiado de la carta.

Dónde: Acceso Morgan y Soldado Maciel, San Andrés de Giles (110 km de CABA).

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3. La Pulpería de Cacho

Levantada en 1830, es otra de las pulperías argentinas más antiguas en funcionamiento. Aquí atendió el considerado último pulpero, Cacho di Catarina; hoy, el negocio está a cargo de sus sobrinas. Tanto su interior, como los sabores familiares de su carta, proponen un inolvidable viaje al pasado.

El dato: la especialidad de la casa son las “empanadas de Cacho”, una receta especial de la familia, de carne, fritas y con un toque picante. También, el locro en fechas patrias y los guisos de lentejas, de mondongo y carrero.

Dónde: Calle 29 y río, Mercedes (a unos 105 km de CABA).

4. La Centenaria

Antiguo almacén de ramos generales de 1905, transformado en un restaurante de campo que postula una dupla ganadora: sabores tradicionales de nuestra tierra y una ambientación que nos transporta al pasado. Abundan las publicidades y objetos de colección, como pingüinos de vino de todas las formas y colores. “La casona tiene mucha historia; allí se filmó la película Funes, un gran amor”, cuenta el actual dueño, Gonzalo Córdoba. “Traté de dejar el lugar tal como era antes. Entonces, la gente se sienta y se remonta a aquellos tiempos”.

El dato: hay que probar los sorrentinos caseros de osobuco.

Dónde: Enrique Larreta esq. C.7, Torres, partido de Luján (a 80 km de CABA).

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5. Pulpería Los Ombúes

El tiempo se congeló dentro de este sitio histórico que data de 1780, cuando no era más que una posta en el camino. El lugar aún conserva una gruesa reja que separaba al cantinero de los gauchos; del otro lado del mostrador está Elsa, una pulpera ya famosa en los alrededores. Su familia, los Inzaurgarat, está al mando de la pulpería desde principios del siglo XX. Francisco, el abuelo de Elsa, un inmigrante vasco-francés, compró el boliche en 1905.

El dato: hay que pedir el sándwich de crudo y queso, con un vermut.

Dónde: Chenaut, partido de Exaltación de la Cruz (aprox. 100 km de Capital Federal).

6. Bar Almacén Beladrich

En medio del campo, en un cruce de caminos que unen Capitán Sarmiento y la ruta 191, encontramos este almacén y bar que guarda más de 100 años de historia. “Por aquí pasó San Martín en 1813”, reza un bosquejo en la pared. Es uno de los almacenes más famosos del norte de Buenos Aires y hasta aquí llegan trabajadores rurales, exploradores de pueblitos, motoqueros y ciclistas, para compartir un aperitivo y un rato de conversación.

El dato: recomendamos probar el asado criollo y acompañarlo como se debe: con vino y soda.

Dónde: cerca de San Pedro (150 km de Capital Federal).

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7. El Boliche de Bessonart

San Antonio de Areco merece dedicarle, cómo mínimo, un día. Son tantos sus rincones históricos que es difícil elegir. Uno de los más famosos es este antiguo almacén de ramos generales de más de 200 años que, con su fachada inclinada y su techo original, sigue en pie. Fue propiedad de la familia Castex hasta que, en 1951, pasó a manos de los Bessonart, que custodian su legado y tradición. A principios del año 2000, estuvo a punto de ser demolido. Resistió y es todo un símbolo de supervivencia que hay que visitar.

El dato: los locales recomiendan pedir las empanadas de cordero cortado a cuchillo. Para beber, un Fernet con Pepsi (cordobeses, abstenerse).

Dónde: Zapiola 151, San Antonio de Areco (113 km de CABA).

8. El Palenque

Esta antigua pulpería de 1890 reabrió como restaurante de campo. Ubicado en una de las esquinas más pintorescas de Uribelarrea, recomendamos especialmente visitarlo en otoño para disfrutar del paisaje anaranjado y amarillo. La casona, que es Patrimonio Histórico y Cultural del partido de Cañuelas, conserva sus pisos y techos originales, y es posible sentarse adentro o afuera, al solcito. También hay un almacén para llevarse a casa delicias locales, como cervezas, conservas, dulce de leche, miel y licores.

El dato: destacan las tablas de quesos, fiambres y encurtidos (no en vano Uribelarrea es famoso por sus picadas). También, el asado, las empanadas fritas y el flan casero, acompañado por el dulce de leche que fue elegido Campeón de la Fiesta del Dulce de Leche.

Dónde: Nuestra Señora de Luján esquina Belgrano, Uribelarrea (Partido de Cañuelas), a 90 km de CABA.

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9. El Almacén CT & Cía

Se aloja en el antiguo edificio de la Casa Terrén, un almacén de ramos generales que existió en la localidad de Azcuénaga desde finales del siglo XIX, hasta 1969. “Nuestro abuelo, Rafael, fue uno de los integrantes de la firma”, cuentan los actuales dueños. 

El devenir de los tiempos, situaciones personales y cambios económicos llevaron a que el edificio dejara de pertenecer a la familia. A mediados de los años 90, Enrique Coarasa, hijo de Rafael, consiguió recuperar la casa, pero falleció al poco tiempo. En 2011, sus 10 hijos decidieron cumplir su sueño. Así nació Almacén CT&Cía. “Hoy, 13 años después, seguimos con este desafío junto a nuestros hijos, dando lo mejor de nosotros para seguir creciendo”, relatan.

El dato: hacen todo riquísimo; el asado, las pastas caseras y las picadas, son descomunales. Los sábados por la noche, ofrecen mariscos y pescados.

Dónde: Terrén y Vildósola, Azcuénaga (a unos 100 km de CABA).

10. Pulpería La Tacuara

En un paraje solitario donde viven no más de 5 o 6 familias se encuentra esta mágica pulpería de 1907, con sus estanterías altas y llenas de objetos de colección, sus muebles únicos, carteles y elementos campestres. Está en manos de la familia Arana: Norberto Ceferino, su esposa Mónica, sus 10 hijos y algunos nietos se encargan de mantener viva la tradición pulpera. Desde el año pasado, es posible llegar en tren. La Tacuara está justo frente a la estación Lozano de la línea Belgrano Sur que, gracias a su reactivación, está dándole un nuevo impulso al turismo en la zona.

El dato: hay que pedir, si o si, las empanadas y las pastas caseras de Mónica.

Dónde: Paraje Lozano, Partido de General Las Heras (a 110 km de CABA, aprox.).

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