Los 10 mejores lugares de la ciudad para merendar

¿Pastelería francesa? Claro ¿Norteamericana? También ¿Algo de Italia? ¿Por qué no? Sí, Tallarica se nutre de hits del mundo para consolidar una propuesta gastronómica ecléctica con un único hilo conductor: comer rico.

Ese universo de sabores, democrático y versátil, nace de la experiencia de la chef pâtissier Daniela Tallarico, quien trabajó diez años como mano derecha del reconocido Damián Betular en Palacio Duhau Park Hyatt Buenos Aires. Los hits del lugar son los Petits, como llaman a las mini tortas individuales; las cookies y sus laminados especiales, como la mookie, una medialuna rellena y cubierta con masa de cookie de vainilla.

El dato: la buena propuesta de productos sin TACC, desde pan hasta minicakes, todo elaborado en el lugar.

Dónde: Av. del Libertador 6025, Belgrano.

Merienda y México, dos palabras que los argentinos no estamos acostumbrados a ver en una misma oración, pero que en Barragán se encuentran. Esta cafetería de especialidad nació a fines de 2021 en Caballito y luego llegó a Palermo, con la premisa de llevar el espíritu de las loncherías mexicanas a las calles porteñas.
Ofrecen menú brunchero todo el día, con clásicos llevados a otro nivel, como el tostado de jamón y queso, que aquí se llama torta de jamón; o éxitos propios, como los huevos divorciados -huevos en tortillas de maíz, uno con salsa verde y otro con ranchera-. La pastelería no se queda atrás: imperdible la tres leches de pistacho.

El dato: tienen una súper mega carta de bebidas con foco en el café de especialidad. Además, jugos, aguas de frutas, variedad de cafés fríos y la infaltable Margarita.

Dónde: Nicasio Oroño 1195, Caballito; Cabrera 3697, Palermo.

Si merendar implica salir a pasear un fin de semana o alterar la rutina laboral, Ciro se alza como una buena opción. Emplazado en Puerto Madero, con las aguas del dique como escenario principal, las obligaciones se alejan con cada sorbo de café.

Un sí para su pastelería de impronta italiana: sfogilatellas, cornettos y cannolis -aplausos más fuertes para el que viene relleno de helado- cantan presente. Los amantes de las tortas acá están de parabienes, hay buena variedad y las porciones son XXL, la Matilda y la Red Velvet figuran entre las más aclamadas. Además, todos los días y a cualquier hora hay menú brunch, y es tan completo que hasta trae helado.

El dato: probar sus helados artesanales, que se pueden consumir en el local o en modalidad take away en diferentes presentaciones.

Dónde: Pierina Dealessi 1350, Puerto Madero.

Ximena Sáenz tiene un arte: lograr que lo canchero sea reconfortante. Su cocina es simple, rica y deja espacio a descubrimientos -en productos, ingredientes o técnicas- pero siempre manteniendo la premisa de abrazar paladares y no de desafiarlos, por algo es una de las cocineras más queridas del país.

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El menú de meriendas de Casa Sáenz - en sus dos locaciones - destaca por su variedad, tiene desde platitos hasta sándwiches y dulces. Entre las tortas, hay dos must: La Torta de cumpleaños, súper húmeda, con chocolate belga y dulce de leche y la Torta japonesa de 12 crepés, un clásico nipón que Ximena argentiniza con salsa de dulce de leche y garrapiñadas de coco.

El dato: los sábados y domingos, entre las 11 y las 18hs., se puede disfrutar del menú brunch que consiste en 4 pasos con platos y bebidas a elección.

Dónde: República Árabe Siria 3001, Palermo Chico; Echeverría 2102, Belgrano.

Abrió en 2018, en un local mínimo con apenas unas mesitas en la calle; en esa época los influencers gastro no habían explotado, ni tampoco los presupuestos de marketing que los sostienen, pero las filas se multiplicaban cada fin de semana. ¿La razón? El producto. Tuni y Juan, la pastelera y el barista detrás de Malcriada, supieron ganarse el paladar del público, tanto que el año pasado tuvieron que mudarse a un local más grande.

Aquí el pistacho empezó a circular mucho antes de que se volviera furor, todas sus creaciones con este fruto seco la rompen; lo mismo sucedió con los fosforitos. Las tortas son otra insignia, fabulosas la Matilda y el Cheescake con frambuesas y pistacho.

El dato: Tuni, la pastelera, es la dama del alfajor, tanto que hasta da cursos donde enseña a prepararlos; queda claro que pedir un alfajor es casi un deber.

Dónde: Ravignani 1338, Palermo.

Casa Cavia podría descansar solo en su belleza, ese atributo sería suficiente para que turistas y locales la tuvieran presente a la hora de elegir a dónde ir a comer, pero siempre apostó a más, a una gastronomía de alto nivel, comandada por una chef de renombre: Julieta Caruso.

A la tarde, la propuesta se divide entre pastelería y tentempiés salados. Los fines de semana sale a la cancha la estrella de la casa: la Torta Bruce, una reversión de la Matilda que debutó como postre y, a pedido del público, quedó fija en el menú de la tarde. Al final del patio se luce la barra, una de las más lindas de la ciudad, ideal para esos días cargados que exigen un Negroni de merienda.

El dato: Social Club se arma todos los jueves desde las 18hs., e invita a merendar diferente, con una selección de vinos por copa curada por la Head Sommelier Delvis Huck; salen de a una o en flight.

Dónde: Cavia 2985, Barrio Parque.

Labán ostenta uno de los mostradores más variados y de mejor calidad de la ciudad. Su insignia es la pastelería francesa, con los laminados y macarons como estrellas indiscutidas, pero también llegan influencias de otras culturas. Además, fue uno de los primeros lugares de la Ciudad de Buenos Aires en marcar que la pastelería también se rige por la estacionalidad, varían sabores según disponibilidad del mercado. Además, nunca escatiman en relleno y logran hacerlo sin perder elegancia.

El macalado -macaron helado- y el palmerón de 220 gramos, son marcas registradas de la casa. Conseguir mesa a veces cuesta, pero a no desesperar, tienen take away y desde su página web ofrecen delivery a toda la ciudad.

El dato: en Labán todo el año es Navidad, los fanáticos del pan dulce tienen visita obligada porque lo encuentran en su mostrador una vez al mes.

Dónde: Charcas 3656, Palermo (a metros del Boulevard Charcas).

Crecia vende café de especialidad y tiene opciones para el almuerzo, pero el corazón de la propuesta ya se anuncia en el nombre: la bollería, o sea masas dulces que alegran la vida. La responsable de tales delicias es Lucrecia Pérez Raggio, quien tras estudiar gastronomía y dedicarse durante años a dictar cursos de pastelería y panadería, cumplió el sueño del local propio.

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En Crecía casi todo viene en tamaño XXL, como el alfajor Mar del Plata que de tan grande podría pasar por una torta de 4 porciones, lo mismo sucede con los rolls y las danesas. La medialuna de manteca encarna la gloria: liviana, esponjosa, una delicia. Hay panes para llevar y fosforitos para el team salado.

El dato: en Crecia trabajan con café de especialidad y tienen una buena variedad de cafés fríos.

Dónde: Juncal 2179, Recoleta.

Merendar en Las Flores es un lujo para los sentidos, ya desde la calle se avizora que detrás de la puerta se esconde un lugar especial, ni hablar cuando se pone un pie en el invernadero que hace de recibidor y se ve el jardín.

Aquí se cocina sin gluten y las frutas protagonizan la pastelería, pero no caen en la sencilla de usar almidones cómo reemplazo, la pastelera Chula Gálvez y su equipo, se esfuerzan y buscan harinas de todo tipo para lograr preparaciones livianas y sabrosas.

El café es de especialidad y sale tan bien preparado, que ir solo por un cafecito ya vale la pena; también ofrecen filtrados. Las tortas clásicas llevan la delantera en el mostrador, la Clementina a la cabeza.

El dato: tienen uno de los jardines gastronómicos más exuberantes de la ciudad, con 600 plantas nativas de 40 especies distintas.

Dónde: Gorriti 5870, Palermo.

Tiago Sobre Casas es cocinero y se forjó en respetadas cocinas de la ciudad, como La Alacena, Saigón y Cang tin. Abrió Olinda junto a sus padres, que querían poner una cafetería, y llevó ese know how adquirido en restaurantes, a este universo diurno de desayunos y meriendas.

Las medialunas y las donas son un must, livianas y sabrosísimas. Las hace Belén, única responsable de estas delicias. Los churros marcan otro punto altísimo, aquí se hacen en el momento -como exigen las buenas frituras-, tras esperar los 8 minutos que tardan en freírlos, azucararlos y rellenarlos, llega a la mesa este premio calentito, crujiente por fuera y aireado en su interior.

El dato: café de especialidad, servicio buena onda y muchos enchufes en las paredes, lo convierten en un buen spot para el coffee office.

Dónde: Honorio Pueyrredón 1057, Caballito.