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Nico Ferreyra
Nico Ferreyra

50 mejores cosas para hacer en Buenos Aires

La ciudad tiene todo para pasarlo a lo grande. Estas son las mejores cosas para hacer en Buenos Aires.

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50 es un número caprichoso y algo acotado para un to do list en Buenos Aires, porque lo cierto es que esta ciudad –bulliciosa y cosmopolita, caótica y encantadora- tiene muchísimas cosas para hacer, para explorar, para descubrir, saborear y vivenciar. Puede sonar arrogante –por cierto este es uno de los adjetivos que muchas veces los porteños recibimos cuando hablamos de nuestra ciudad- pero no mentimos. Porque Buenos Aires lo tiene todo: patrimonio histórico, una vida cultural de las más vibrantes de Latinoamérica, gastronomía criolla y sabores heredados o fusionados, personajes que vale la pena conocer y muchas experiencias para conectarse con el ser argentino.

Las callecitas de Buenos Aires tienen ese qué sé yo, ¿viste? Aquí nuestra selección de las 50 mejores cosas para hacer en Buenos Aires, que tenes que vivenciar, al menos, una vez en tu vida.

1. Admirar la ciudad desde el faro del Palacio Barolo

¿Un edificio que en su arquitectura mezcla los estilos neorromántico, neogótico e indio y que además está inspirado en la Divina Comedia de Dante Alighieri? Sí, en el Palacio Barolo eso es posible. Este paseo es ideal para los amantes tanto de la arquitectura como de la literatura, porque conocer su historia –fue un encargo del productor agropecuario Luis Barolo al arquitecto Mario Palanti- te lleva a repasar una de las obras literarias más icónicas del mundo. Por ese mismo motivo, el edificio tiene tres partes: Infierno, Purgatorio y Paraíso. En este último espacio, en el piso 13, hay una terraza desde donde vas a ver una de las panorámicas más lindas del centro de la ciudad. Y obviamente, otro plan imperdible es ver el atardecer tomándote un cóctel en su increíble rooftop bar llamado Salón 1923

El dato: encima del Paraíso, hay un faro con una cúpula de vidrio a 100 metros de altura. Subir ahí arriba es algo que difícilmente puedas olvidar. Hay visitas guiadas diurnas, nocturnas y personalizadas.

Dónde: Av. De Mayo 1370.

2. Caminar o andar en bici por El Rosedal

Es uno de los pulmones verdes más importantes de la ciudad; casi podría decirse que es el Central Park porteño. Y claro, se llama así justamente porque en sus 3.4 hectáreas tiene más de 18.000 rosales, de 93 especies diferentes que hacen del paseo un verdadero festín para los sentidos. 

El dato: en el centro del Rosedal, hay un típico Patio Andaluz, que fue donado por el ayuntamiento de Sevilla. También en ese mismo parque hay lagunas, circuitos de running, bicicletas y rollers, para una sesión deportiva o simplemente para llevar una lona y el mate, tirarse en el pasto, tomar sol y contemplar la naturaleza en estado puro.

Dónde: Av. Libertador y Av. Sarmiento (las calles internas del Parque son Pedro Montt, Iraola e Infanta Isabel).

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3. Pasear por el barrio chino

Este pequeño polo gastronómico y cultural, donde se da cita la movida oriental de los inmigrantes de China, Japón y Taiwán, está en el barrio de Belgrano y 100% renovado. Lo mejor es que arranques el circuito en el arco de 11 metros que está en la esquina de Juramento y Arribeños, traído especialmente de China. ¿Qué hacer ahí? Comer comida callejera, comprar souvenirs baratos, dar algunas vueltas por sus supermercados en busca de delicatessen orientales (hay una gran selección de blends de té, pescado fresco y frutas exóticas).

El dato: si querés disfrutar de la movida gastronómica emergente, recorré el Pasaje Echeverría, una calle peatonal que estalla de onda, donde podés comer uno de los mejores ramen de la ciudad en Orei o unas buenas empanadas con vinos argentinos boutique en Vina Buchette

Dónde: Arribeños y Juramento, Estación Belgrano C, Belgrano.

4. Darle una chance a bailar tango en una típica milonga

Buenos Aires se mueve al compás del 2x4; es el género musical por el que nos reconocen en el mundo y bailarlo siempre es una oportunidad de vivir una experiencia diferente, atractiva y sensual. Hay muchas “milongas” donde se reúnen a bailar los fanáticos del tango, distribuidas por diferentes barrios, con bailarines y bailarinas de todas las edades. En La Viruta hay clases para todos los niveles los días miércoles, viernes y domingos y después de la clase… ¡se arma el baile! 

El dato: ¿solo querés ver tango y no te animás a bailar? Entonces, tu lugar es El Viejo Almacén, una de las tanguerías más tradicionales de la ciudad que funciona en un edificio colonial del año 1769, que en la época del Virreinato funcionaba como un almacén de campaña. 

Dónde: La Viruta Tango Club (Armenia 1366, Palermo) y El Viejo Almacén (Av. Independencia 299).

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5. Pasear por el Mercado de San Telmo

Caminar por San Telmo un fin de semana es un viaje en el tiempo; las calles se visten de feria y como si estuvieras en El Rastro de Madrid, podés encontrarte con piezas vintage y artesanías criollas. En el corazón del barrio, está el Mercado: un edificio creado en 1897 y que funcionaba como abastecimiento de alimentos durante las primeras olas de inmigrantes al país. Monumento Histórico desde el año 2000, hoy entre sus pasillos podés encontrar coleccionistas de antigüedades –desde muebles hasta objetos, ropa y juguetes.

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El dato: si andan con ganas de picotear algo, en el Mercado hay algunos puestos de feria gastronómica para comer rico o comprar desde un vino mendocino hasta un buen choripán. 

Dónde: Defensa 963.

6. Comer un buen asado

El asado es el plato insignia de la mundialmente famosa “carne argentina” y también forma parte de la cultura gastronómica de la ciudad; hay miles de parrillas distribuidas en todos los barrios, para todos los gustos y bolsillos. Si estás en plan lujo, bien vale el paso por Don Julio, que figura en el ranking de “50 Best” como el tercer mejor restaurante de Latinoamérica y recientemente también fue incluida en la Guía Michelin. Pero si querés una experiencia más cercana, también existen grandes templos asaderos en Desnivel en el barrio de San Telmo o en El Obrador, en La Boca. 

El dato: si querés aprender a prepararlo y a entrenarte en su ahumado ritual, tomá clases en The Asado Experience, lideradas por un team de mujeres asadoras.

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7. Comer pizza “de parado” en Güerrín

Con esta experiencia, te recibís de porteño de ley. Pocas costumbres gastronómicas son tan emblemáticas de Buenos Aires como ir a esta pizzería sobre la calle Corrientes que, desde el año 1932, vende pizzas al molde (con la masa un poco más gruesa que las pizzas a la piedra). Pedí porciones individuales en el mostrador y comelas “de parado” en el sector inicial del salón, donde vas a ver pasar la vida de la ciudad. 

El dato: si vas en grupo o con amigos, también podés ir a su renovado Patio Napolitano, en el fondo del local. La visita no es la misma, pero el sabor compensa todo.

Dónde: Av. Corrientes 1368.

8. Subir al “paraíso” del Teatro Colón

Es el edificio cultural más importante de Argentina y uno de los teatros de lírica más respetados del mundo, a la altura de La Scala de Milán, el Opera Garnier de París o la Royal Opera House de Londres. Entrar ahí y poder vivenciar un concierto de música es, sin dudas, una experiencia inolvidable para cualquier melómano/a. El recorrido guiado por su edificio –cuya construcción tardó 20 años- es también un paseo en sí mismo: la sala principal es una de las más grandes del mundo, con capacidad para 3000 espectadores. Intentá visitarlo en temporada de ópera o danza; no te vas a arrepentir.

El dato: también, podés visitar Colón Fábrica, una experiencia inmersiva en el barrio de La Boca, donde podés ver la escenografía, los trajes, las pelucas y los efectos especiales que se utilizan en sus espectáculos.

Dónde: Tucumán 1171; Colón Fábrica (Av. Don Pedro de Mendoza 2163).

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9. Ir a ver un Boca-River (o cualquier superclásico porteño)

Decir Argentina es sinónimo de decir fútbol. Todo lo que rodea a un partido –especialmente a un superclásico- tiene el encanto de las fábulas y la mitología urbana. Los rituales de llegada a la cancha (el choripán, los cantitos de la hinchada, la vestimenta, el merchandising) a veces hasta son más entretenidos que el juego en sí mismo, por ello aunque no te atrape este deporte, es una gran vivencia.  Pero si querés ir a ver a alguno de los clubes grandes, tanto “el Monumental” (el estadio de River Plate, en el barrio de Núñez) como “la Bombonera” (el estadio de Boca Juniors, en el barrio de La Boca) son cita obligatoria para los amantes del deporte mundial. 

El dato: ambos estadios poseen museos propios, con la historia de los clubes y sus máximos jugadores. Obviamente, con tremendos locales para comprar el merchandising que se te ocurra. Para los “millonarios”, hay una buena noticia gastronómica, porque el club inauguró hace algunos meses Banda, un restaurante para que puedas comer y beber rico con vista al estadio. Un lujo que solo unos pocos hinchas de fútbol pueden darse.

Dónde: Estadio Monumental (Av. Pte. Figueroa Alcorta 7597); Estadio La Bombonera (Brandsen 805)

10. Perderte en la librería Ateneo Grand Splendid

Esta librería es la más grande de Sudamérica y fue inaugurada en el año 2000, pero su edificio originalmente fue el teatro Grand Splendid (por eso conserva su nombre) y su decoración de principios del siglo XX sigue intacta: vas a ver escaleras con barandas originales y una cúpula con frescos de 20 metros de diámetro.

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Pero además del impacto edilicio, no vas a poder creer la cantidad de libros que albergan sus pisos y pasillos. Elegí el ejemplar que más te guste y sentate en el escenario del teatro a disfrutarlo. Es una sensación única. Es probable que sea la librería más linda que hayas visitado jamás.

El dato: no solo encontrás infinidad de libros, también se pueden comprar discos, películas y juegos.

Dónde: Av. Santa Fe 1860.

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11. Ir al teatro en la calle Corrientes

Estrictamente, es una de las avenidas más importantes de la ciudad, conocida como “la calle que nunca duerme”. Tiene un sector peatonal para poder pasear y caminar con vista al Obelisco, el monumento que con sus 67,5 m de altura es el ícono porteño por excelencia, ideal para hacer selfies. Pero también, es la meca de la vida teatral; entre las calles Callao y L.N. Alem están ubicados los teatros más importantes del país –Opera, Gran Rex, San Martín, Complejo La Plaza-, que se renuevan todas las temporadas con espectáculos de altísima calidad. 

El dato: ir al teatro en Buenos Aires es una fiesta y se vienen muchísimos estrenos, entre ellos, varios musicales.

Dónde: Av. Corrientes, desde Av. Callao hasta la Av. Leandro N. Alem.

12. Visitar la tumba de Evita en el Cementerio de la Recoleta

Eva Duarte de Perón fue, quizás, la mujer más icónica de Argentina. Fue actriz, se casó con el general Juan Domingo Perón, fue Primera Dama de la Nación y se involucró en la vida política argentina; fundó el Partido Peronista Femenino y gracias a su impulso se sancionó en 1947 la Ley de Sufragio Femenino, permitiendo que las mujeres puedan votar y participar de la vida democrática. Fue amada y odiada en partes iguales. Alrededor de su figura crecieron mitos, leyendas y hasta musicales y películas. ¿La Evita más recordada en el cine? La mismísima Madonna, dirigida por Alan Parker en 1996. Eva murió de cáncer el 26 de julio de 1952 y sus restos hoy descansan en el Panteón de la familia Duarte, que es ideal para ser visitado con guía, para conocer todos los misterios que rodearon a su cadáver.

El dato: el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires ofrece visitas turísticas gratuitas de lunes a domingo de 9 a 17hs. 

Dónde: Junín 1760.

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13. Fotografiar cerezos en flor en el Jardín Japonés

Si querés encontrar un oasis en el medio de la ciudad, el Jardín Japonés -el parque de estilo nipón más grande fuera de Japón- es de esos espacios que logran transportarte. Es un lugar con magia, casi de ensueño, en donde armoniza el entorno verde -plagado de sakuras (o cerezos), bonsáis, estanques naturales con peces, orquídeas, magnolias y camelias- con la cultura ancestral de Oriente. 

El dato: también tiene una casa de té (Chashitsu), donde podés vivenciar una ceremonia tradicional de esta infusión y un restaurante en donde podés probar sushi de la mejor calidad.

Dónde: Av. Casares 3401.

14. Inspirarte y deambular por el Mercado de Pulgas

En el límite entre los barrios de Palermo y Colegiales, está este mega galpón en donde hay cientos de puestos de artesanos y coleccionistas de antigüedades. Vas a poder mirar y comprar muebles antiguos y restaurados, ropa vintage, vajilla, lámparas de todas las épocas y hasta objetos de decoración, juguetes, espejos y baúles. 

El dato: conviene ir con tiempo porque cada local es un universo misterioso por descubrir. Y si vas con ganas de revolver, te aseguramos que encontrarás alguna joyita retro para llevarte a precios razonables. Abre todos los días (excepto lunes) de 11 a 18.30hs.

Dónde: Av. Dorrego y Niceto Vega.

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15. Pasar algunas horas en el Museo Nacional de Bellas Artes y admirar la obra de Berni

Dedicarle medio día a recorrer este museo te permitirá encontrarte no solo con una de las más grandes colecciones de arte argentino –no te pierdas las obras de Antonio Berni, Quinquela Martin y Xul Solar-, sino también admirar algunas de las masterpieces del arte europeo y del movimiento impresionista francés –hay cuadros de Édouard Manet, ClaudeMonet, Pierre-Auguste Renoir, Edgar Degas y Paul Gauguin-. Hay visitas guiadas gratuitas y sin inscripción previa.

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El dato: ¿terminás un poco cansado de caminar y con hambre? En el mismo edificio del museo, está Bellas Artes Bar, con tres propuestas gastronómicas para todos los gustos: La Fernetería, Collette Bar y Trapizzino Shop, una tienda de típicos sandwiches romanos.

Dónde: Av. Del Libertador 1473. 

16. Visitar la Plaza de Mayo

Es la plaza más antigua de la ciudad y es el epicentro de la vida histórica, política y social de la Argentina. En sus alrededores, están la Casa Rosada –la sede del Poder Ejecutivo-, el Cabildo de Buenos Aires y la Catedral Metropolitana –donde dio misa el Papa Francisco durante más de 15 años antes de convertirse en el Sumo Pontífice. En el centro de la Plaza, está la Pirámide de Mayo, que además de ser el primer monumento patrio, es también un espacio simbólico muy destacado en la historia de los Derechos Humanos, ya que alrededor de esta pirámide comenzaron a caminar en 1977 las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo, un grupo de mujeres valientes que demandan el retorno de sus familiares desaparecidos durante la dictadura militar argentina, perpetrada entre 1976 y 1983. 

El dato: todos los días, a las 19hs, los granaderos de la Casa Rosada arrían la bandera argentina de la plaza. Es un lindo ritual para ver en vivo.

Dónde: Hipólito Yrigoyen y Bolívar.

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17. Descubrir el increíble mural de Siqueiros que está en el Museo del Bicentenario

Este quizás sea uno de los secretos mejor guardados de la ciudad: debajo de la Casa Rosada, la sede del Poder Ejecutivo, existe una obra cumbre del arte latinoamericano. Se llama “Ejercicio Plástico” y fue realizada en 1933 por el muralista mexicano David Siqueiros y un grupo de pintores argentinos (Lino Enea Spilimbergo, Antonio Berni y Juan Carlos Castagnino), junto al escenógrafo uruguayo Enrique Lázaro. Fue un encargo del empresario Natalio Botana y es un experimento vanguardista para la época: un mural con efecto envolvente para quien lo mira. 

El dato: si te animás, acostate en el piso para admirarlo.

Dónde: Av. Paseo Colón 100.

18. Bailar con La Bomba del Tiempo

El ritmo y la energía se unen en La Bomba de Tiempo, el espectáculo de percusión improvisado que ha revolucionado la escena musical de Buenos Aires (y que llegó hasta Dubai), con su buena onda y shot de energía. El clásico de todos los lunes, desde 2006: un espacio para conectar con el movimiento y el disfrute al ritmo de los tambores. Un ritual que, en el corazón del Abasto, ha convocado a millones de espectadores y con el tiempo se transformó en un fenómeno cultural porteño.

El dato: la clásica cita sucede todos los lunes a las 19hs en el Konex.

Dónde: Sarmiento 3131.

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19. Volver a sentirte en la infancia en el MIJU (Museo de la Imaginación y el Juego)

Vale especialmente si estás por Buenos Aires con niños de 0 a 12 años. Pero también, vale si querés volver a sentirte niño recorriendo sus creativos salones. Porque en este museo la premisa es jugar y dejar volar la imaginación. Hay salas motrices, otras más inmersivas, otras más tecnológicas e incluso un espacio con juegos al aire libre para conectar con la naturaleza. Inauguró en septiembre del año pasado y es uno de los museos más nuevos de la ciudad. ¡Conocelo!

El dato: no te vayas sin sumergirte en la sala inmersiva de Cuentos Feroces , para disfrutar de las historias clásicas que escuchamos en nuestra infancia, pero reversionadas e ilustradas por grandes artistas.

Dónde: Av. de los Italianos 851.

20. Comer alfajores con dulce de leche

Delicioso manjar dulce para comer a toda hora. En Argentina, cada provincia tiene su alfajor, pero la mayoría coinciden en un ingrediente celestial: el dulce de leche. Esta preparación a base de leche y azúcar puede convertirse –spoiler alert- en tu adicción golosa. Podés encontrarlos en sus versiones más comerciales en cualquier kiosco de la ciudad, pero si querés experimentar algunos más sofisticados, podés probar los de Guolis, los clásicos Havanna o Cachafaz.

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21. Ver las exhibiciones de la Usina del Arte

Uno de los centros culturales más modernos e innovadores de la ciudad hoy funciona en el barrio de La Boca, en el edificio que fuera diseñado para albergar a una usina de electricidad. Fue inaugurado en 1916 y durante más de 80 años proveyó de energía eléctrica a la ciudad, hasta que en la década del ´90, con el paso de la empresa de electricidad a manos privadas, el edificio fue abandonado. Después de muchos años de reforma, se reinauguró en 2012 como uno de los espacios artísticos clave y es el spot ideal para escuchar conciertos de música en vivo, visitar muestras de arte itinerante o pasear con infancias

El dato: a la vuelta de la Usina, está el Museo del Cine Pablo Ducrós Hicken, con tesoros para los cinéfilos.

Dónde: Agustín R. Caffarena 1.

22. Hacer una parada gourmet en el Mercado de los Carruajes

Un mercado tradicional en el corazón del barrio de Retiro que vende productos frescos y que también funciona como un pequeño polo gastronómico entre los rascacielos modernos. Es Patrimonio Histórico de la ciudad, porque está emplazado en lo que fuera el predio de las “cocheras presidenciales” del siglo XIX y principios del XX, donde se guardaban los carruajes presidenciales. Tiene más de 40 locales, pero hay algunas paradas imperdibles: un viaje a Madrid con los churros con chocolate de San Ginés, la raclette de Pica Despensa y los sándwiches de carne al paso en La Cabrera.

El dato: ¡no dejes de pasar por su terraza; es ideal para tomar algo al atardecer!

Dónde: Leandro N. Alem 852

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23. Ver el puente de La Boca desde la terraza de la Fundación Proa

Caminar por el barrio de La Boca es sentir el pulso portuario de la ciudad. No dejes de visitar Caminito, una calle-museo peatonal rodeada de casas de colores que funcionaron como conventillos durante la inmigración italiana, que se asentó principalmente en esta zona ribereña. Acá vas a sentir el tango, la cultura xeneize (los genoveses que se instalaron en esta área a principios del siglo XX), la cercanía del río y el arte de Benito Quinquela Martín, el artista que supo pintar de colores al barrio y que lo inmortalizó en su arte. 

El dato: ¿un spot ideal para tener las mejores panorámicas? El Café Proa, en la terraza de la Fundación Proa, un museo de arte contemporáneo para ver a los artistas más innovadores de la ciudad. 

Dónde: Av. Don Pedro de Mendoza 1929.

24. Comer una milanesa napolitana en “El Obrero”

Los bodegones porteños son esos lugares donde podría haber cocinado alguna de nuestras abuelas. No tienen grandes lujos ni protocolo, pero siempre hay comida casera y abundante, siempre hay buenas pastas artesanales y “milangas” a la napolitana, un plato típico de la gastronomía argentina nacido al calor de la inmigración italiana. Esta carne apanada cubierta en salsa de tomate, queso y jamón tiene cada vez más versiones en nuestra ciudad. ¿Dónde comerla? Hay muchísimos bodegones en todos los barrios, pero uno de los mejores está en La Boca y se llama “El Obrero”. 

El dato: ¿un juego mientras esperás la comida? Observar las fotografías que decoran las paredes e ir adivinando la interminable lista de personalidades internacionales que lo visitaron, entre ellos Bono de U2, Susan Sarandon, Willem Dafoe y el Príncipe de Mónaco.

Dónde: Agustín Caffarena 64.

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25. Viajar al espacio en el Planetario Galileo Galilei

Si sos amante del mundo celeste, no te pierdas de disfrutar de la experiencia de ver más de 8.900 estrellas, planetas y satélites del universo en un domo semicircular, con una tecnología única en Latinoamérica. Sí, es literalmente de otro planeta.

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El dato: además, los fines de semana hay telescopios a disposición para hacer avistajes del cielo gratuitos, por orden de llegada.

Dónde: Av. Sarmiento y Av. Belisario Roldán.

26. Comer un choripán en un carrito de la Costanera

Los tradicionales “carritos” se pueden tomar como los foodtruck más genuinos de la ciudad, esos puestos que recorren las avenidas que bordean al río (tanto en la Costanera Sur como en la Norte). Por lo general, ofrecen sándwiches de carne, bondiola de cerdo, hamburguesas, pero si querés ir a lo seguro pedite un auténtico choripán. Como su nombre lo sugiere es un sándwich de chorizo… 100% inolvidable. Es parte indispensable de cualquier asado o parrillada. Es el ritual de la cancha antes o después de un partido. 

El dato: sazonalo con “chimichurri” o una “salsa criolla”. Es un camino de ida.

Dónde: Av. Dr. Tristán Achaval Rodríguez 1150.

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27. Andar en bicicleta por la Reserva Ecológica Costanera Sur

Declarado Parque Natural, este es el mejor espacio verde de la ciudad para explorar la biodiversidad, contemplar la naturaleza y estar en contacto con la flora y la fauna del ecosistema rioplatense, olvidándote un poco del cemento y la vorágine citadinas. Podés alquilar bicicletas y hacer el circuito en dos ruedas o haciendo senderismo –hay seis caminos habilitados- y avistaje de aves, siendo esta una reserva a la que llegan aficionados para observar sus más de 343 especies. 

El dato: ¿otro highlight? Descubrir el ceibo, la flor nacional de Argentina, con su típica flor rojiza. 

Dónde: Av. Dr. Tristán Achaval Rodríguez 1550.

28. Tomar un café en algún bar notable de la ciudad

“¿Tomamos un cafecito?”, es una frase que cualquier porteño de ley pronuncia quizás más de una vez al día. Este ritual tiene en la ciudad un circuito de bares notables, espacios con cierto espíritu e historia, en donde grandes personalidades de la cultura argentina fueron asiduos clientes y protagonistas. Hay algún bar notable en casi todos los barrios (son en total 82), pero podés hilar más fino y encontrar tu preferido. 

El dato: te recomendamos Los 36 billares y el Café Tortoni, ambos sobre Av. De Mayo; Café San Bernardo sobre la Av. Corrientes; Las Violetas sobre la Av. Rivadavia y el Bar Los Galgos sobre la Av. Callao. 

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29. Maravillarte con lo mejor del arte latinoamericano en el Malba

Con su patrimonio de unas 400 obras de los más renombrados artistas de la región –entre los que están Frida Kahlo, Diego Rivera, Antonio Berni, Xul Solar y Fernando Botero-, visitar el Malba (Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires) es una cita obligada. Además, siempre hay exposiciones temporales de vanguardia, ciclos de cine temáticos y actividades de extensión cultural para grandes y chicos

El dato: al terminar la visita, podés disfrutar de su tienda de arte (con libros, objetos y lo mejor del diseño emergente) y de su restaurante.

Dónde: Av. Figueroa Alcorta 3415.

30. Tirar una gambeta imposible en un mural de Diego Maradona

El astro del fútbol mundial es quizás uno de los motivos por el que Argentina es reconocida en muchos lugares del mundo. Especialmente después de su muerte el 25 de noviembre de 2020, la ciudad intenta homenajearlo de infinitas formas; una de las más lindas es a través del arte callejero. En numerosas calles, esquinas y potreros de la ciudad, el D10S de la pelota está inmortalizado en imágenes, colores y postales que lo pintan para siempre.

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Uno de los más imponentes es el realizado por el artista Martin Ron sobre una pared de 1800 metros cuadrados, en el barrio de San Cristóbal. Pero seguramente te cruces con tantísimos más. 

El dato: ¿otros paseos maradonianos? El estadio del Club Atlético Argentinos Juniors también está plagado de distintas imágenes suyas en las paredes; también podés visitar La Casa de D10S, en el barrio de La Paternal, que fue la primera vivienda familiar que pudo comprar Diego como futbolista profesional. 

Dónde: Av. San Juan y Solís.

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31. Ir a tomar el té a los jardines del Palacio Duhau

Pocos edificios en Buenos Aires tienen el poder de transportarte a otro lugar como el Palacio Duhau; entrar a sus jardines es casi como sentirte un ratito en París, dado que la inspiración arquitectónica es del período neoclásico francés. Antiguamente fue una vivienda de familias aristocráticas, pero desde el año 2006 es la sede del Park Hyatt Buenos Aires, uno de los hoteles más exclusivos de la ciudad. Si el presupuesto no da para ir a pasar una noche soñada, no importa: también podés disfrutar –por un precio bastante más módico- de su clásico “five o´clock tea” en los salones del Piano Nobile (uno de sus restaurantes); la selección de petit fours dulces de su patisserie van a hacerte delirar de emoción. Te recomendamos pedir mesa en la terraza exterior, con una vista increíble a los jardines.

El dato: si lo tuyo es más lo salado y querés probar uno de los mejores menúes plant-based de la ciudad, no dejes de probar la propuesta de Gioia Cocina Botánica. No te vas a arrepentir.

Dónde: Av. Alvear 1661.

32. Ir a leer un buen libro en el patio central del Centro Cultural Recoleta

Emplazado cerca de muchas atracciones turísticas de la ciudad –el Museo de Bellas Artes, el cementerio de la Recoleta y la Feria de Artesanos de Plaza Francia-, este centro cultural es uno de los más vibrantes, con propuestas innovadoras para todos los gustos. Además de tener una agenda increíble de muestras de arte, fotografía y recitales, tiene algunas joyitas escondidas. Por ejemplo, en el centro del edificio hay un enorme patio con mesitas, reposeras y árboles, donde el mejor plan es sentarte a leer tu libro favorito. ¿No llevaste ningún libro? No importa; ahí mismo funciona una sede de Librería Céspedes, un refugio literario con la mejor selección.

El dato: ¿querés acompañar la lectura con un café y algo rico? Ningún problema; también en el mismo edificio funciona una sucursal de Bilbo Café .

Dónde: Junín 1930.

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33. Bailar como nunca en los Martes de La Grande

¿No es una maravilla de plan ir a bailar un martes a la noche? Te vas a divertir mucho (¡y a moverte mucho más!) con esta propuesta de La Grande, una banda de improvisación rítmica creada por Santiago Vázquez. Funciona, desde hace ya 8 años, todos los martes a partir de las 19 horas en Chacarita, en un espacio artístico que también cuenta con una barra de comida y bebida, ping-pong, metegol y mucha, pero mucha onda. 

El dato: también hay sets de DJs residentes, como para que el baile siga hasta la medianoche.

Dónde: Santos Dumont 4040.

34. Caminar por los diques de Puerto Madero

Tiene rascacielos y oficinas lujosas. Tiene hoteles cinco estrellas. Tiene museos y centros de arte. Tiene vista al río y costanera. Tiene una variada oferta gastronómica, con los restaurantes más renombrados de la ciudad, uno al lado del otro. Sin dudas, Puerto Madero es uno de los barrios más modernos y, al mismo tiempo, con más historia de la ciudad. Caminar por sus calles es entender esa mixtura entre sus orígenes portuarios, su impronta de capital financiera del país y el atractivo turístico for export. 

El dato: ¿algunos imperdibles del barrio? Cruzar el Puente de la Mujer -diseñado por el arquitecto español Santiago Calatrava-, visitar el buque-museo A.R.A Fragata Sarmiento –amarrado en el Dique 3- y terminar el día tomando unos tragos en The Library Lounge, el increíble bar del Hotel Faena.

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35. Tomar un cóctel en Florería Atlántico

¿Es una florería? ¿Es un bar? ¿Es un restaurante? Bueno, es todo eso junto. Y mucho más. Ubicada sobre una de las callecitas más parisinas de Buenos Aires, es hermosa la sorpresa que provoca visitar este local: por fuera, la fachada de una tradicional florería, con su vidriera llena de flores y colores. Pero al abrir una puerta secreta, te encontrás con una escalera que te lleva directo a un inframundo marítimo, misterioso y secreto. Porque debajo de la florería se esconde, quizás, una de las barras más lindas de la ciudad.

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Creada por el gran Tato Giovannoni –uno de los bartenders estrella del país-, acá vas a encontrar una gran propuesta de cócteles de autor, que podés acompañar con cocina de mar. 

El dato: además de sus tragos clásicos, hay una serie de bebidas inspiradas en las historias de los pueblos originarios. Es por ahí. 

Dónde: Arroyo 872

36. Ver el atardecer sobre el Río de la Plata desde Costanera Norte

Un planazo para el que no tenés que usar pesos; este espectáculo natural que sucede todos los días con la puesta del sol tiene en Costanera Norte un spot ideal para sus mejores vistas. Y atenti, porque el plan es doble: si te apostás frente al Aeroparque Jorge Newbery, también podés ver el despegue y aterrizaje de los aviones, que suele ser un plan divertido para grandes y chicos. ¿Y si de repente hay hambre? También sobre este sector de la avenida costanera, hay múltiples “carritos” que venden comida y bebida al paso. 

El dato: los sándwiches de bondiola y los choripanes cotizan en alza cuando cae la tarde. 

Dónde: Av. Costanera Rafael Obligado.

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37. Comer en Aramburu

Con la llegada de la guía gastronómica Michelin a Buenos Aires (también está en la ciudad de Mendoza), hay algunos restaurantes que están en pleno hype. Y con mucha razón. Aramburu es el único argentino en consagrarse con dos estrellas, gracias a su propuesta sofisticada bajo la firma del chef Gonzalo Aramburu. Claro que comer ahí puede ser una experiencia no apta para todos los bolsillos, sino más bien un lujo que amerita alguna celebración. Pero por este mismo motivo, la guía gastronómica más famosa del mundo también reconoció a un puñado de spots con el premio Bib Gourmand, que justamente evalúa la relación precio-calidad a la hora de elegir. 

El dato: ¿querés comer con sello Michelin, pero sin gastar una fortuna? Entonces las mejores opciones son Mengano, Bis Bistró –también de Gonzalo Aramburu-, Reliquia, Anafe y La Alacena.

Dónde: Pasaje del Correo, Vicente López 1661.

38. Disfrutar del arte con la Colección Amalita

Amalita Lacroze de Fortabat fue, durante muchos años, la persona más rica de la Argentina. Era empresaria –fue dueña de Loma Negra, fábrica de cemento y concreto-, filántropa y una apasionada coleccionista de arte, tanto argentino como internacional. En 2008 inauguró un museo propio en el barrio de Puerto Madero –diseñado por el arquitecto uruguayo Rafael Viñoly-, con más de 250 obras que poseía en su haber, y que decidió compartir con el público en general. En sus salones vas a encontrar piezas de los más importantes artistas argentinos – Antonio Berni, Prilidiano Pueyrredón, Benito Quinquela Martin, Xul Solar, Juan Carlos Castagnino, Marta Minujin, entre otros- y también piezas de Salvador Dalí, Andy Warhol, Marc Chagall y William Turner. Si te gusta el arte, este es un gran plan. 

El dato: allí mismo funciona la sede más linda de Croque Madame, el bistró francés que se robó el corazón de los porteños por su cocina y por sus ubicaciones estratégicas, en los espacios más pintorescos de Buenos Aires

Dónde: Olga Cossettini 141.

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39. Cantar “Mi Buenos Aires querido” frente a los restos de Carlos Gardel

Algunos archivos dicen que nació en Francia, otros dicen que lo hizo en Uruguay, pero pocas figuras definen tanto a la Argentina como este cantor de tangos –también actor y compositor- que llevó a este género musical porteño a lo más alto. “El Zorzal” murió trágicamente un 24 de junio de 1935 en Medellín (Colombia), producto de un accidente aeronáutico y sus restos hoy descansan en el Mausoleo del Cementerio de la Chacarita

El dato: luego, podés aprovechar para recorrer este barrio y su propuesta gastro, con El Imperio de la Pizza –para una porción de muzza de parado-, Picarón –para un menú un poco más sofisticado- o parar a conocer a Ipolitina, una verdadera “nonna” italiana que cocina en su localcito pequeño todos los platos típicos de su tierra natal, incluida –por supuesto- una vera pizza romana.  

Dónde: Av. Guzmán 680.

40. Ir a un recital con el mejor público del mundo

No lo decimos nosotros. Lo dicen la mayoría de los músicos, artistas y otros fanáticos que nos visitan: el público argentino tiene ese “no sé qué”. No sabemos si será la pasión y la energía con la que cantamos, los rituales alrededor de los shows o la euforia colectiva a la que nos entregamos, pero lo cierto es que cualquier recital consigue una experiencia superlativa en estas tierras.

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¿Los mejores templos recitaleros de la ciudad para vivir un show? Sin dudas, el Estadio Monumental, en el barrio de Núñez, y el Movistar Arena, en el barrio de Villa Crespo. Te desafiamos a superar esta experiencia.

El dato: consultá la agenda para saber qué recitales se vienen. 

Dónde: Av. Pres. Figueroa Alcorta 7597; Humboldt 450.

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41. Darte una vuelta por la Ciudad Cultural Konex

Antes de ser uno de los espacios culturales más innovadores de la ciudad en este edificio funcionó, desde 1920 hasta 1992, una fábrica de aceites. Luego, fue remodelado por el estudio de Clorindo Testa –uno de los arquitectos argentinos representante del movimiento brutalista- y hoy es un espacio donde podés disfrutar de obras teatrales, performances artísticas, recitales y experiencias “out of the box” para grandes y chicos. Elegí cualquiera de los highlight de su agenda permanente.

El dato: además de ser un circuito cultural del under porteño, el Abasto es un barrio donde la gastronomía peruana de la ciudad tiene sus mejores exponentes. ¿Un favorito que es casi un viaje sin escalas a Lima? Los Trujillanitos (en Av. Corrientes 3564), como para ir por un buen ceviche después de disfrutar algún show.

Dónde: Sarmiento 3131.

42. Visitar el Museo Sitio de Memoria ESMA

La ESMA (ex Escuela de Suboficiales de Mecánica de la Armada) funcionó como un sitio de detención ilegal durante la última Dictadura Militar, ocurrida entre los años 1976 y 1983. En la era democrática, este edificio se convirtió en uno de los mayores símbolos de la memoria y los derechos humanos en Argentina.

El dato: visitar sus salas y exhibiciones -permanentes y temporarias- y escuchar los testimonios de los sobrevivientes es casi una cita obligada para todos aquellos que quieran dimensionar nuestra historia reciente.

Dónde: Av. Del Libertador 8151/8571.

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43. Pedalear por las bicisendas más lindas de la ciudad

Admitámoslo: no seremos Ámsterdam o Berlín, pero también tenemos lo nuestro en cuanto a cultura bicinauta. Buenos Aires es una ciudad muy amable para recorrer en dos ruedas; no tenemos grandes pendientes ni desniveles en nuestra geografía, con lo cual un gran plan es armar un recorrido por su amplia red de bicisendas y ciclovías

El dato: ¿las más lindas de la ciudad? Las que recorren la Av. Del Libertador (pasando por el Rosedal de Palermo), la de Figueroa Alcorta (pasando por el Monumental de River y parte de los Lagos de Palermo), la de las calles Superí (para admirar la bella arquitectura de Belgrano R) y la de Gorriti (para ir haciendo paradas gastronómicas por localcitos de Palermo).

44. Sacarte una foto con Mafalda en el Paseo de la Historieta

Mafalda es, probablemente, uno de los personajes ilustrados más icónicos de nuestro país. Y del mundo. Creada en 1964 por el dibujante Quino, esta niña –preocupada por la paz mundial, los movimientos sociales y que se rebelaba ante el mundo adulto- abordaba a través del humor gráfico una crítica a la sociedad de los 60´y 70´s. En la esquina de Chile y Defensa, en pleno barrio de San Telmo, hay una réplica suya, sentada en un banco de plaza y acompañada por sus entrañables amigos Susanita y Manolito

El dato: si lo tuyo es la historieta, podés seguir recorriendo las paradas del paseo; hay figuras de Clemente, Isidoro Cañones y Patoruzú, otros protagonistas indispensables de la historieta argentina.

Dónde: Chile 371

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45. Mirar la ciudad nocturna desde la cúpula del Palacio Libertad

En el edificio emblemático que antes fuera el Palacio de Correos y Telégrafos, hoy se erige el Palacio Libertad, un espacio cultural completamente renovado con una superficie de más de 100.000 metros cuadrados dedicados al arte, la música, el teatro, la literatura y las infancias.

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El dato: hay muchísimas propuestas para todos los gustos, pero te recomendamos dos experiencias: escuchar un concierto en el Auditorio Nacional o la Sala Argentina (ambos con acústica y arquitectura increíbles) y subir a La Cúpula, en la parte superior del edificio, que con sus 500 metros cuadrados completamente vidriados permite una de las panorámicas más hermosas del centro de la ciudad, especialmente de noche. 

Dónde: Sarmiento 151.

46. Tomar un cóctel desde las alturas en el Trade Sky Bar

La noche porteña es mágica. Y mucho más desde un piso 19, a 88 metros de altura. Si estás con ganas de sentarte y brindar con un cóctel a una de las barras más lindas de la ciudad –y con una de las mejores vistas-- este es tu lugar. Además, este “bar de alturas” está en el edificio Comega (construido en 1934), patrimonio arquitectónico de Buenos Aires por su impronta racionalista. 

El dato: si vas temprano, a partir de las 18 horas aproximadamente, podés contemplar una postal que difícilmente puedas olvidar: ver cómo se esconde el sol detrás del Obelisco en un atardecer soñado. 

Dónde: Av. Corrientes 222, piso 19.

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47. Dar una vuelta en el tranvía histórico

Esta es una forma original y divertida de recorrer la ciudad. Durante unos 100 años, el tranvía fue el medio de transporte urbano por excelencia, hasta que en 1963 desapareció. Hoy existen todavía un servicio de ¨tramway histórico¨, que realiza un recorrido de unos 20 minutos en el barrio de Caballito, ideal para pasear en familia y hacer un viaje en el tiempo, ya que todo -el vehículo, la vestimenta del chofer y hasta el boleto que te entregan al subir- te remite a otra época. Funciona solo sábados, domingos y feriados. 

El dato: si querés otro viaje en el tiempo muy cerquita, a pocas cuadras podés visitar el histórico Mercado del Progreso, que fue fundado en 1889 y hoy todavía sigue vigente como una de las ferias gastronómicas más importantes de la ciudad.

Dónde: Emilio Mitre al 500.

48. Pasear por el Barrio Inglés de Caballito

¿Querés otro plan cerca? Hacé una caminata por el Barrio Inglés de Caballito; vas a creer que estás en Londres por momentos, con sus residencias de estilo británico, sus veredas tranquilas y algunos barcitos y restós para tomar un five o´clock tea. 

El dato: te recomendamos cenar en Centro, el restaurante del chef Fernando Golabek, en una de las ochavas más elegantes de la ciudad, emplazado en un impresionante edificio art decó de 1940 que enaltece la alta propuesta gastronómica del chef que trabajó en restaurantes con tres estrellas Michelín en Europa y regresó a su país natal para abrir su propio proyecto en el centro geográfico de la ciudad de Bs. As.

Dónde: entre las Avenidas Pedro Goyena y Del Barco Centera, y las calles Emilio Mitre y Valle.

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49. Hacer compras en Palermo

Es el barrio ideal para caminar, pasear y conocer el mejor circuito de tiendas de las primeras marcas y de diseñadores independientes, que ofrecen lo mejor de la moda, la decoración y la cultura. ¿Dos spots para conocer? Los alrededores de la Plaza Inmigrantes de Armenia y los de la Plaza Serrano, que están a pocas cuadras de distancia. Perdete en esas callecitas y te aseguramos que no vas a salir con las manos vacías.

El dato: no solo es la meca de la moda sino también del mundo foodie. Hay miles de cafecitos y restós para picar y tomar algo. ¿Un clásico que no falla nunca? Marks Deli & Coffee House, pionero en la zona, desde que abrió en 2002, ofrece ensaladas, sandwiches y cositas dulces que son un mil.

Dónde: Plaza Inmigrantes de Armenia (Malabia, entre Costa Rica y Nicaragua); Plaza Serrano (Serrano y Honduras).

50. Leer un cuento de Borges en la Biblioteca Nacional

Esta es la biblioteca más importante de Argentina. Hay muchas razones para visitarla: fue fundada en 1810, uno de sus Directores más importantes fue el mismísimo Jorge Luis Borges -que la lideró desde 1955 hasta 1973-, y su edificio es alucinante. Se trata de una obra icónica a nivel mundial de la arquitectura brutalista, que estuvo a cargo del arquitecto Clorindo Testa. Tomate algunas horas en sus amplias salas de lectura para leer algún clásico de la obra del escritor clave de nuestra literatura.

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El dato: ssi te sumergiste demasiado entre las historias y las palabras, otro plan es seguir leyendo en las mesitas exteriores de Invernadero Bar, a los pies de la biblioteca, con un buen gintonic en mano (se especializan en este trago clásico, así que no dejes de probar sus variedades).

Dónde: Agüero 2502.

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