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Rodrigo Mendoza
Rodrigo Mendoza

Amantes del té: 6 lugares para disfrutar los mejores blends y variedades

Toda ciudad que se precie cuenta con sitios especiales para degustar el mejor té. En esta nota te contamos cuáles son y por qué tenés que ir (y volver).

Natalia Iscaro
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Existen propuestas gastronómicas que son, en sí mismas, experiencias. Por lo general, son aquellas apegadas a tradiciones y siglos de historia. Esto sucede con el té. Desde la puesta de la mesa, hasta la cerámica china y porcelana inglesa, este ritual fue evolucionando hasta convertirse en lo que es hoy. Sigue siendo un lugar de encuentro, pero a las grandes dinastías (Lipton, Twining y otras) se han sumado buceadores de nuevas combinaciones que hacen las delicias de los catadores más arriesgados. 

Fue en 1657 que el té comenzó a ofrecerse en Inglaterra. Pero fue luego de que Charles II (exiliado en el continente) se casara con Catalina de Braganza, portuguesa y adepta a la bebida oriunda de China, que el té comenzó a filtrarse en los paladares ingleses. El rey regresó cuando se restableció la monarquía a su país, y el palacio Tudor recibió equipajes cargados con la infusión. Desde entonces, se sabe que cada té tiene sus requisitos, la temperatura, el tiempo de espera, las teteras…. Por eso, ir a disfrutarlo en una tienda especial implica entregarse a disfrutar del ritual con toda su magia. Y ahora sí, si se preguntan dónde tomar buen té en Buenos Aires, aquí la respuesta. 

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1. NININA

Una ambientación minimalista y despejada, con techos altos y espacios confortables, son la puesta en escena para disfrutar de una cuidada selección de tés en Ninina. A la hora del brunch, merecen mención los pancakes, los huevos benedictinos y las tortas, que son el fuerte. Los jugos exprimidos son naturales y con una carta amplia para elegir. 

En cuanto a los tés, los más clásicos pueden optar por un English Breakfast (blend de hebras rotas de té negro de Assam, India y Ceylon), pero vale la pena animarse al refrescante Marrakech Mint (blend de tés verdes Gunpowder y Chun Mee de China con hojas de menta), el siempre delicioso Rose Peach (blend de té verde Sencha de Japón con flores de naranjo, flores de caléndula, pétalos de rosas blancas y flores de malva) y no podemos dejar de nombrar el Jasmine Chun Hao (base de té verde de Fujian, China, con brotes blancos de jazmín) que ya tiene su público fiel. 

El dato: si algún día tu cuerpo te pide café, sabé que en este local cuentan con una cuidadísima selección de café de especialidad, de importación directa, con el servicio perfecto e ideal para los paladares más exquisitos. 

Dónde: Gorriti 4738, Holmberg 2464 y MALBA.

2. Casa Cavia

Nadie debería pasar por Buenos Aires (menos aún, vivir aquí) sin conocer Casa Cavia. No sólo por la arquitectura notable y la ambientación con gusto impecable, sino porque es uno de esos ejemplos en que la tradicional arquitectura porteña de la Belle Époque -construida en 1927 por el arquitecto y artista noruego Alejandro Christophersen- se encuentra con el gusto contemporáneo, y sin estridencias. 

En el patio, un bello estanque desprende sus sonidos, mientras a la mesa llegan los platos de Julieta Caruso, que hace eco de la misma premisa. Tradición y novedad llegan en el bruch en platos como el chipá con tomates asados y albahaca, sándwich de carne marinada, akusai, hierbas frescas y maní, o los imperdibles scons con crema, dulce de leche y mermelada. Cuentan con un blend propio, Casa Cavia (con pomelo, mango, mandarina, naranja y pétalos de girasol), el Cherry Blossom (hebras de té verde, perfumadas con cerezas de final de primavera), el digestivo y relajante Calm (hojas de verbena del sur de Francia, cascaritas de naranja y clementinas del norte de Italia), e incluso una opción Roobios decaf (frutos rojos, lavandas, pétalos y miel).

El dato: no podemos pasar por alto a la florería de Camila Gassiebayle, que además ambienta el lugar. Formada por todo el mundo, la florista aporta ese toque especial que toda mesa de té debe tener: un arreglo que acompañe sin desentonar, en este caso, de la mano de una artista de lo más creativa.   

Dónde: Cavia 2985.

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3. Gontran Cherrier

Lleva el nombre de un reconocido maestro panadero francés, que llegó a Latinoamérica para traer la exclusiva boulangerie a nuestros paladares. ¡En buena hora! Nadie podrá resistirse a este auténtico hojaldre francés con el punto justo de manteca y la harina de trigo, todo elaborado con productos traídos especialmente desde Francia. Otra perdición en Gontran Cherrier es el típico pain au chocolat, que lleva el nombre de Parisien, un menú que incluye té y exprimido de naranja. 

En cuanto a las infusiones que nos convocan, las favoritas son una de manzanilla, vainilla y miel, la especial de chocolate y frutos rojos, una alternativa de Rooibos con frutos rojos, menta y pétalos de rosa, y la frutal con arándano, naranja y frutos rojos, entre otras. ¿Para audaces? Té verde, coco y ananá. Chapeau.  

Lo mejor: al partir uno puede llevarse una caja con una maravillosa y amplia muestra de macarons al estilo francés, para disfrutar luego en casa. 

Dónde: Malabia 1805 (esq Costa Rica), Arribeños y Zabala, Av. Congreso 1701, Pres Roberto M. Ortiz 1815 (entre Guido y Quintana) y Alianza Francesa (Av. Córdoba 946, primer piso).

4. Tea connection

Como su nombre lo indica, los Tea Connection saben mucho de té pero, además, creen en el poder milenario de esta infusión para reunir, convocar y disfrutar de un momento único. Con 11 locales en la Ciudad de Buenos Aires (y otros tantos en las afueras), los frecuentes valoran que la carta se renueva con cada estación, dando posibilidad de probar nuevas cartas e incorporaciones, para combinar con los mejores tés e infusiones. 

La carta es casi una pieza literaria (y más larga que esta nota), donde uno puede descubrir los detalles de cada variedad. Aquí recomendamos algunos imperdibles como el Almond toffee (té negro muy suvae y dulce, con láminas de almendras y semillas de pistacho), Honey Chai (canela, jengibre, anís, clavo de olor, cardamomo, pimienta negra y miel) y el Emerald Gyokuro (té verde de Kyoto). De este último, el secreto para la dulzura, según el granjero de Uji-Tawara que lo cosecha, es que “30 días antes de recogerlo, cubrimos los brotes con esterilla de bambú. Un mes de sombra es el secreto para que la planta tenga ‘Unami’”. Unami, en criollo es “sabor especial”. Lo dicho, especialistas en Té.  

El dato: los coleccionistas podrán encontrar en sus locales, a la venta, utensilios como la jarra difusora (especial para té helado), mugs, tazas, teteras, entre ellas las piezas elaboradas en conjunto con la diseñadora Valeria Pesqueira. Obviamente, también podrán llevarse a casa, exquisitas variedades (para tener siempre a mano), con un packaging más que cuidado. Todo se puede adquirir, asimismo, por la web.

Dónde: Locales por todo el país.

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5. Moshu

La historia de Moshu tiene su encanto. Después de que su padre falleció, el actual dueño de Moshu usó los ahorros de sus 15 años como empleado de una empresa, para armar este emprendimiento. En ese momento, con la ayuda de su mamá y su mujer, atravesaban también la liquidación de la tienda de antigüedades de su padre. Hoy en día, muchos de esos objetos están en la ambientación, rústica y antigua, que finalmente viene a ser como un sentido homenaje. A fuerza de muchas pruebas, perfeccionaron recetas que los clientes habituales catan una y otra vez, y que no están dispuestos a negociar. 

En un ambiente acogedor -y dulce- el té acompaña y completa el ritual de la tarde. Entre las variedades se disfrutan están el cocoa Tea (cascarilla de cacao, clavo de olor, té rojo, caléndula, canela, vainilla y chocolate), Chai tea (té negro con especies masala), Chamomile (flores de manzanilla, pétalos de rosa, miel y menta). Se suma la infusión hibiscus (flores de hibiscus, manzana, canela y cáscara de naranja). Todos los tés son de Tehani, un laboratorio de té, como ellos se definen, que vende tés para los restaurantes y cafés más destacados del país, y donde también comercializan sus variedades al público en un packaging cuidado, (la carta se renueva cada estación) y además organizan catas y capacitaciones. 

El dato: imposible no probar las tortas, que son la especialidad de la casa. La Red Velvet (tradicional torta norteamericana de masa roja) es fruto de una receta que fue mejorada a tal punto que quien la prueba, se hace fanático. Otra es la Almond Apple Crumble Cheesecake, con compota de manzana y canela, y crumble con almendras. 

Dónde: Moldes 3802 y Guatemala 4570.

6. Palacio Duahu

Siempre habrá quienes, ya sea para una ocasión especial o para darse un gusto, quieran ser turistas en su propia ciudad y disfrutar de un “Five O’Clock Tea” en un hotel cinco estrellas. Sobre la distinguida Avenida Alvear, el Palacio Duahu-Park Hyatt Buenos Aires encarna el refinamiento porteño del siglo XX, adaptado al lujo actual con una gran sensibilidad y estética. Construido en 1934 por el arquitecto francés Leon Dourge por encargo de Luis Duhau, por ese entonces Ministro de Agricultura de la Nación. 

Glamour y lujo conviven en cada rincón. A la hora del té, la degustación de sándwiches incluye la brioche trenza con sésamo, huevo y pepino, el fosforito con queso azul, pera y nuez y el pan de leche anisado con trucha ahumada, cabrauntar y pickles de cebolla, entre otros. Entre los petits gâteaux, el profiterol de matcha y chocolate con leche tropical. Los tés pertenecen a la carta de Tealosophy de Inés Berton, nariz internacional nacida en la Argentina. Para paladares dulces, la infusión recomendada es Jardín Duhau (vainillas de Bourbon, lavandas y rosas con base de té verde y negro) o bien La vie en vert (durazno, ananá y flores, con base de té verde). Se lucen, asimismo, La vie en rose (base de té verde del sur de Shanghai con frutillas de la Patagonia y frutos del bosque) y el segundo blend con nombre propio: Palacio Duhau (lavandas del sur de Francia, clementinas y bergamotas del Mediterráneo y pétalos, con una base de té negro cosechado a 2 mil metros de altura). 

El dato: el tradicional servicio de té se ofrece en los Salones del Piano Nobile, con altos ventanales que miran al deslumbrante jardín, con una chimenea coronando el sector interior y la bellísima boiserie original. La atención de lujo, la presentación impecable y los sabores magistrales, son todo lo que uno necesita para sentirse, por un rato, como miembro de la realeza. 

Dónde: Av. alvear 1661.

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