Ubicada en pleno casco histórico de Buenos Aires, La Trastienda es un emblema de la música en Buenos Aires que, desde 1993, mantiene un sostenido poder de convocatoria gracias a una programación que incluye artistas locales e internacionales de una amplia paleta de géneros que va del rock al folclore, pasando por el jazz, el reggae, espectáculos infantiles y música urbana, entre otros, además de espectáculos teatrales y performáticos.
El génesis de La Trastienda
Clásico indiscutido del circuito musical porteño, sus comienzos se remontan a septiembre de 1979, cuando abrió por primera vez sus puertas en la esquina palermitana de Thames y Gorriti, con la actuación de Saloma y Ollantay. Inicio de una etapa durante la cual La Trastienda constituyó una especie de oasis de resistencia cultural contra la opresión de la última dictadura militar, que se extendió hasta finales de 1984.
Poco menos de una década después, ya en su actual dirección de Balcarce 460 en San Telmo, se ponía en marcha la segunda etapa de una historia que se sigue escribiendo a diario en el amplio local que hacia finales del siglo XIX fue almacén de “ramos generales” y que hoy, con sonido y luces de última generación, buena climatización y una barra generosa, puede albergar entre 450 y 700 espectadores. Y que suma la variada carta de cervezas y propuestas gastronómicas de la cervecería Temple en su local a la calle.
Qué artistas tocaron, tocan y tocarán en La Trastienda
Punto de inflexión para bandas y solistas emergentes al mismo tiempo que sede de conciertos inolvidables de artistas consagrados, por La Trastienda pasaron Living Colour, Jaime Roos, Café Tacuba, Fito Páez, The Wailers, Peteco Carabajal, David Lebón, Luis Alberto Spinetta, Vicentico, Ratones Paranoicos y Catupecu Machu, entre muchísimos otros.
“Todos los grandes pasaron primero por Trastienda; desde No Te Va Gustar hasta Emilia Mernes, Trueno o Lali, entre los más actuales. Tan Biónica empezó en La Trastienda… Cuando vos llegás a La Trastienda es como cuando en algún momento llegabas a Obras, pero en una dimensión más pequeña. Te empiezan a mirar con otros colores”, nos relata Marcelo Costa, quien desde finales de los ’90 maneja los hilos del lugar.
“Todos los grandes pasaron primero por Trastienda; desde No Te Va Gustar hasta Emilia Mernes, Trueno”, Marcelo Costa.
A lo largo del tiempo que lleva al frente de La Trastienda, Costa fue parte y testigo de la llegada al “reducto” de San Telmo de figuras como George Clinton, Gustavo Cerati, Los Van Van, los alemanes de Die Toten Hosen, por puertorriqueños de Cultura Profética, el legendario Juan D’Arienzo y nuestro Charly García, cuya serie de ocho conciertos de 2007 comenzó más o menos bien y terminó siendo “una tortura”. Nada que no haya podido ser superado.
Un par de décadas después de los primeros pasos como su gestor, y tras haber atravesado la crisis del 2001, la tragedia de Cromañón y la pandemia -el peor momento - el empresario admite que La Trastienda es una sala que no sólo atrae al público sino a los artistas, que “se enamoran, porque se escuchan bien, tienen a sus compañeros de banda ahí nomás y les gusta tener a la gente cerca”.
“La medida es ideal para generar atención en el espectáculo. Es íntimo, pero no mínimo; es próximo, pero te permite bailar y moverte con la misma calidad visual y sonora en todos lados”, nos cuenta Ricardo Tapia, cantante de La Mississippi, banda que hizo de La Trastienda su “espacio propio en Buenos Aires”.
“Es íntimo, pero no mínimo; es próximo, pero te permite bailar y moverte con la misma calidad visual y sonora en todos lados”, Ricardo Tapia
“Allí presentamos el 80% de nuestros discos, hicimos una muestra de afiches y fotos de la banda y compartimos shows con invitados como Billy Gibbons, de ZZ Top, de quien guardo el recuerdo de estar sentados en el camarín y ver que en su bolso llevaba un humilde… ¡mate!”, agrega Tapia, que adelanta que la próxima fecha que hagan allí, programada para el 15 de febrero del será su Trastienda número 112.
En igual sentido, Víctor Rafo, guitarrista de Los Cafres, quien admite haber perdido la cuenta de la cantidad de veces que tocó en La Trastienda, destaca la interacción que la sala permite establecer debido a la cercanía que existe entre los artistas y el público al mismo tiempo que resalta su ubicación geográfica “estratégica”.
“Eso permite que a los shows pueda asistir gente de todo CABA y también de toda el área metropolitana. Porque, parafraseando una muy vieja expresión, podríamos decir que todos los caminos conducen a La Trastienda”, concluye el músico, quien junto a sus compañeros de banda cerrará el año precisamente allí, los días 18 y 19 de diciembre, a las 21hs.
Alejandro Lerner celebró su Latin Grammy Lifetime Achievement Award en La Trastienda
Quien también despidió el 2024 en La Trastienda, el 16 de diciembre, fue Alejandro Lerner, quien volvió a subir al escenario de San Telmo por octava vez en el año. El autor de “Todo a pulmón” cuenta que, a comienzos de año, durante una especie de ágape realizado allí, los directivos del Grammy Latino le anunciaron que sería premiado con el Latin Grammy Lifetime Achievement Award como reconocimiento a más de cuatro décadas de Excelencia Musical.
“En ese momento me puse a llorar, me acordé de mis abuela, de mi viejo, de (Juan Alberto) Badía y de la gente que me enseñó el arte de dar una mano, compartí la noticia con mi mujer y tomé la decisión de festejarlo en La Trastienda con un único show que se multiplicó por ocho”, cuenta el artista, que fue protagonista también de la primera etapa del emprendimiento, cuando “no había globalidad, ni vitalidad ni redes sociales, y las carreras se hacían de abajo hacia arriba”.
“La primera Trastienda fue -recuerda- donde hacía mis conciertos con Solopororo, cuando creía que mi destino era tocar jazz-rock. Donde todavía no cantaba y me juntaba con mis amigos músicos a mostrar mi faceta de pianista. Allí había una bohemia que recientemente recuperé durante varios conciertos que hice en teatros chicos en Tel Aviv y varias ciudades de España, que me reconectó con el Lerner de los ’80 y que no quiero perder”.
A diferencia del creador de éxitos como “Cuatro estrofas” y “Volver a empezar”, Sandra Mihanovich se declara “relativamente nueva” en su acercamiento a La Trastienda, un venue al que describe como “ecléctico”. Y enseguida confiesa que desde que comenzó a presentarse allí se dio cuenta de que “es un lugar en el que la gente se siente cómoda, y que resulta también muy confortable para los músicos”.
“La Trastienda es un lugar en el que la gente se siente cómoda, y que resulta también muy confortable para los músicos”, Sandra Mihanovich
En línea con Los Cafres y Lerner, la intérprete volverá a presentarse el viernes 13 a las 20:30hs., con su espectáculo “Soy lo que soy”. “Hace ya varios años que cerramos el año en La Trastienda. Es como la frutilla del postre. En una ocasión hicimos un concierto de jazz como festejo de fin de año, el año pasado fue “Hagamos el amor” después de haberlo hecho en el Ópera”, señala Mihanovich, quien el 27 de diciembre se presentará en plan jazzero en Albur (Av. Callao 435).
Para Sebastián Schachtel, en cambio, La Trastienda es el lugar de Buenos Aires en el asegura que más veces tocó. Primero con La Portuaria y luego con Las Pelotas, es una escala obligada que se repite varias veces al año, y que tuvo su fin de ciclo el 11 y 12 de diciembre.
“Pero más importante que haber tocado ahí es haber sido público de cosas muy interesantes y shows fantásticos como el de Jarvis Cocker, la primera vez de Emir Kusturika con la No Smoking Orchestra, que fue apoteótico; o Jane Birkin y Parliament Funkadelic… Es un lugar que se ha convertido en mítico por lo que sucede ahí. Porque uno está un poco sobre el escenario, como público; y como músico es como la inversa equivalente. Como sentir que estás tocando entre la gente”, explica.
“Es un lugar que se ha convertido en mítico por lo que sucede ahí”, Sebastián Schajtel
Además, el tecladista cuenta que con Las Pelotas han estrenado temas allí, han hecho fotos de prensa y videos, han comido asados en la terraza y que hasta compusieron algún tema en el camarín, además de comentar que la intimidad que genera, pueden experimentar con temas que no tocan habitualmente o cambiar la lista en el momento a pedido de la gente.
En igual sintonía opina Diego Frenkel. “La Trastienda fue para mí siempre un lugar muy importante, desde sus inicios. Tengo una experiencia muy fuerte con La Portuaria. Allí presentamos el disco “Río” y tocamos enorme cantidad de veces, a tal punto que se había vuelto un poco nuestra nuestra casa musical”, dice.
Y completa: “Un recuerdo muy importante es el de la presentación de ese disco, en 2010, junto a David Byrne como invitado de la banda. Una ocasión maravillosa que trascendió todo lo que yo podía imaginar. Así que volver a tocar ahí siempre es una maravilla”.
Enmarcada por paredes añosas y calles de adoquines que encierran buena parte de la historia de la ciudad, La Trastienda también representa un sentimiento especial para Kevin Johansen: “Allí toqué uno de mis primeros recitales al volver a la Argentina, en diciembre de 2001, en plena pre-crisis del corralito. Fue mi primera Trastienda, increíble. Fue poco tiempo antes que falleciera mi madre, así que tiene una connotación muy fuerte también en lo personal”
“En La Trastienda toqué uno de mis primeros recitales al volver a la Argentina, en diciembre de 2001”, Kevin Johansen
“Creo que su estructura, con sus balcones, con mesas o sin mesas, siempre tiene una calidez especial, y la acústica está pensada para que se pueda escuchar bien”, dice Johansen, quien recuerda haber visto allí recitales de Kusturica, George Clinton, Jane Birkin y Calexico, entre otros.
“Quizás por la altura del escenario, La Trastienda es uno de mis lugares favoritos en Buenos Aires para tocar. Ahí grabamos parte del primer disco en vivo de Pez y por esa época y en ese escenario compartimos canciones con grandes artistas como (Litto) Nebbia, (Emilio) Del Guercio, (Claudio) Marciello y (Ricardo) Mollo”, aporta Ariel Minimal, voz cantante de Pez.
“La Trastienda es uno de mis lugares favoritos en Buenos Aires para tocar”, Ariel Minimal
Idéntica sensación describe Sebastián Bereciartúa, sobrino del legendario Vitico, junto a quien subió a escena numerosas veces al escenario de La Trastienda como integrante de Viticus. “Tocar allí es siempre un placer y un honor, ya que se trata de un lugar legendario de la escena porteña”, señala y agrega: “Es lo mismo al producir shows para otros artistas, sabiendo que el staff labura de una manera super profesional y la sala tiene todo lo que debe tener un lugar de calidad para brindar un buen show. La Trastienda siempre me recuerda noches increíbles que he vivido como músico, manager y productor (con Viticus, Blues Motel y tantos otros) y siempre espero volver.”
Como en el caso de muchos artistas, Lula Bertoldi recuerda la llegada de Eruca Sativa a La Trastienda, en 2011, como un paso enorme. “Es un lugar que tiene un renombre muy grande. Veníamos de tocar en el Roxy y de golpe dijimos: ‘Hagamos una Trastienda’. Y fue como ‘¡wow!’. Un momento consagratorio de esa etapa. Fue súper fuerte tocar ahí, para nosotros”.
Lula cuenta que para entonces sabían de shows míticos que habían sucedido en el local de San Telmo. “Yo, como campechana, como piba del Interior tenía conocimiento del lugar por lo que salía en la Rolling Stone. Leía que tocaba Charly, que pasaban muchas cosas… En mi inconsciente era un lugar muy importante y fue emocionante de golpe ver que estaba tocando en el escenario del que hablaba la revista que había leído poco tiempo antes”.
Por su parte, la Bruja Salguero desembarcó en plena pandemia en La Trastienda con su propuesta folclórica, un género que ocupa un espacio importante en la programación. “En agosto del 2021, con todo lo gris que nos rodeaba, cantar ahí para una trasmisión especial de los Premios Gardel, invitada por Lito Vitale, nos dio la alegría de volver a vibrar y podernos compartir”, recuerda.
“La Trastienda es parte de la historia musical de nuestro país. Estar en su escenario es muy importante. Desde hace un tiempo la música y poesía de raíz folclórica tiene un espacio ganado en el público de la Capital y ser parte de la cartelera de La Trastienda es abrir una ventana que ofrece nuevas miradas al disfrute de la cultura de las provincias”, concluye la artista riojana, que presentó allí su álbum más reciente, “Mujer de albahaca”.
“La Trastienda es parte de la historia musical de nuestro país”, Bruja Salguero
Dónde: Balcarce 460, San Telmo.