En el barrio porteño de Almagro, hay un local que conquistó corazones -y paladares- de los porteños hace más de 60 años: La Esquina de las Aceitunas. Fundado en 1958 por una familia de inmigrantes griegos, este negocio trascendió generaciones y se convirtió en un referente ineludible para quienes buscan la mejor selección de este fruto y conservas.
Su historia está marcada por el legado de la familia Katsaounis, quienes, a través de su dedicación y pasión, hicieron de este rincón porteño un símbolo de calidad y tradición. Desde su llegada a la Argentina, Constantino soñaba con “hacer la América” y lo logró desde este local en Almagro.
¿Cómo nació La Esquina de las Aceitunas?
El origen de este negocio se remonta a Constantino Katsaounis, tío abuelo de Claudio - actual dueño de La Esquina de las Aceitunas-, quien nació en Larissa, Grecia. Constantino, como muchos inmigrantes de su época, llegó a la Argentina en busca de oportunidades a los doce años. Desde sus inicios como repartidor, forjó su camino hasta abrir su propio local en 1958 en Almagro, que fue un éxito inmediato. “El negocio comenzó vendiendo al por mayor, y en un principio los clientes eran pizzerías tradicionales”, dice Claudio.
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El padre de Claudio, quien también trabajaba en el local, se encargó de la atención al cliente y las ventas. Tras su muerte en 1989, Claudio asumió el mando y continuó el legado familiar. Su madre, Milagros, también desempeñó un papel crucial en el negocio, apoyando a su esposo y luego a su hijo en la administración diaria.
Claudio Katsaounis comparte con orgullo la historia de su tío abuelo, quien nunca imaginó que su pequeño emprendimiento en el mundo de las aceitunas se convertiría en un verdadero legado. Según nos cuenta, este esfuerzo le permitió a su tío abuelo regresar a Grecia en 1967, un sueño que creía inalcanzable. “Su dedicación al trabajo abrió muchas puertas y pudo visitar su pueblo natal”, señala y cuenta que, al día de hoy, las paredes del local están adornadas con fotos y recuerdos que narran la historia del negocio y de la familia Katsaounis.
La conexión con Gabriel Mezquida, un productor de aceitunas mendocino, fue fundamental en el desarrollo del negocio. Gabriel, quien había tenido malas experiencias previas en la venta de aceitunas, se sintió atraído por la ética de trabajo de Constantino. Esta relación se convirtió en una alianza sólida que perduró hasta la muerte de ambos socios.
¿Cómo es por dentro La Esquina de las Aceitunas?
Desde su apertura, el comercio fue un punto de encuentro para vecinos y amantes de la buena comida. Apenas se suben los dos escalones y se ingresa, el aroma fuerte del olivo hace que todos los clientes respiren profundo. Aquí las aceitunas verdes y negras brillan en sus tarros, dispuestas a deleitar los sentidos. Es un placer verlas nadar en el agua con salmuera en esos 16 barriles azules. Sería tentador, meter las manos y agarrar en forma directa de los toneles.
Apenas se suben los dos escalones y se ingresa, el aroma fuerte del olivo hace que todos los clientes respiren profundo
Desde que Claudio se sumó al local, amplió su oferta más allá de las aceitunas tradicionales. Hoy en día, los visitantes pueden disfrutar de una amplia variedad de productos, desde encurtidos hasta mermeladas artesanales, todo elaborado con la misma dedicación y esmero que había caracterizado a su fundador.
El local cuenta con un área de degustación en donde se pueden probar distintas variedades de aceitunas y conservas. La atención al cliente es un pilar fundamental, y el personal, con años de experiencia, está capacitado para brindar asesoramiento sobre las diferentes opciones.
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La variedad de aceitunas que ofrece el local es asombrosa: verdes, negras, sin sal y con hasta 15 tipos de rellenos, que van desde centolla y queso provolone, hasta combinaciones más exóticas como anchoas y pimientos. Además, el negocio amplió su oferta a conservas de ajíes, pepinos, pickles, legumbres, especias, frutos secos, frutas disecadas, semillas, mermeladas, encurtidos y carnes exóticas como faisán, jabalí, cordero y vizcacha. También, la La Esquina de las Aceitunas es conocida por su selección de aceites de oliva y vinagres artesanales, que complementan perfectamente su gama de productos.
A medida que el local crecía, Claudio mantuvo una estrecha relación con sus proveedores de La Rioja, quienes les ofrecen un producto de calidad que, a su juicio, no se compara con el de otras regiones. “Siempre que los visito, me reciben de manera excepcional y eso se traduce en la calidad de nuestras aceitunas”, concluye.
En la década del 90, Claudio reconvirtió el negocio y le agregó la venta minorista. Uno de los pedidos más exitosos era el kilo de aceitunas enormes que se armaba entre verdes (colosales) y negras (mamuts). Es común desde la década del 90 encontrar filas de clientes en la puerta que esperan su turno. La compra mínima es a partir del cuarto kilo. Muchos habitués se llevan la salmuera (que viene de regalo), para conservarlas durante más de un año en casa.
El negocio tiene también una versión de las aceitunas llamadas “Del fundador”. Se trata de una receta que incluye toques de orégano y ají molido, como le gustaban a Constantino, que solía acompañarlas por un vaso de vermut con apenas un chorrito de soda.
Dónde: Guardia Vieja 3602, Almagro.