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Archivo Le Parc
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Julio Le Parc, a través de su hijo Yamil

Aunque el artista ya no da entrevistas, pudimos hablar de sus recuerdos provincianos a través de Yamil, su hijo y mano derecha, también curador de su obra.

Valeria Méndez
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Julio Le Parc tiene 96 años y sigue viviendo en Cachan, a pocos kilómetros del centro parisino donde continúa trabajando en su atelier. Con el mismo espíritu inquieto y lúdico que lo llevó a desafiar los límites del color y de la luz, creando obras monumentales que invitan a la interacción y la reflexión, hoy incorpora herramientas digitales avanzadas, como la inteligencia artificial, para expandir las posibilidades de percepción y participación en el arte contemporáneo.

En 2019, durante el homenaje nacional orquestado por su hijo Yamil, realizó su primer mapping sobre el Obelisco de Buenos Aires, utilizando inteligencia artificial y tecnologías en la nube para crear una experiencia visual interactiva.

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Julio Le Parc y su infancia en Mendoza

Lejos de todo esto parece quedar su infancia en la zona rural de Palmira, Mendoza. Sin embargo, Le Parc cada tanto recuerda la intensidad que dejaron en su esencia aquellos primeros años vividos en este pueblo ferroviario al este de la ciudad capital.

“Aquí quedaron, de aquí me los llevé, ellos me acompañan siempre: aquellos años intensos de mi niñez”, escribió el artista cuando se inauguró el Centro Cultural Julio Le Parc de la provincia.

“De dónde uno viene, uno es. Aquí, ésta, mi Mendoza, configuró mi infancia, imprimió en mí la esencia de mi personalidad”, Julio Le Parc

Aunque el artista ya no da entrevistas, pudimos hablar de sus recuerdos provincianos a través de Yamil, su hijo y mano derecha, también curador de su obra.

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¿Cómo recuerda Julio sus primeros años de la infancia en Palmira y cómo influyeron en su obra?

Mi padre podría hablar horas de toda esa etapa. En Mendoza hizo su escuela primaria, y gracias a “una dulce maestra de Palmira” (como él mismo la ha descrito) quien aconsejó a su madre que lo orientara hacia el dibujo, en 1942 se fueron a vivir a Buenos Aires donde pudo desarrollar la primera etapa de su carrera.

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Él ha mencionado que allí aprendió lo que significa la palabra 'fraternidad', que era fundamental en la asociación ferroviaria. Pero hay algo más profundo en sus recuerdos y es la alegría y la libertad que experimentó en esa etapa de su vida.

“Las uvas, las acequias, Don Chicho el almacenero, mi hermana y mi hermano, las plazas floridas, los juguetes inventados formaron parte de mi mundo. Para mí, Mendoza era el centro y principio de todo", describe Julio en uno de sus textos sobre Mendoza.

“Para mí, Mendoza era el centro y principio de todo", Julio Le Parc
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¿Cómo moldearon la creatividad de Julio Le Parc estas primeras experiencias?

En Palmira ya hacía dibujos, retratos e ilustraba mapas. Desde joven trabajó en distintos oficios, repartiendo diarios, o como aprendiz reparando bicicletas, pero fue decisiva la observación de su maestra en la primaria sobre su talento para el dibujo.

¿Hay relación entre la fuerte imagen de la cordillera, su constante cambio lumínico y el arte cinético de Le Parc?

Sin dudas que fue influyente Mendoza y sobre todo la luz de Mendoza en su obra. Mi padre ha mencionado en otras oportunidades que la cordillera lo “llenó de imágenes cambiantes con el paso de las nubes y del sol”.

“La luz de Mendoza fue muy influyente en su obra”, Yamil Le Parc
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El propio Julio Le Parc ha dicho en diversas notas que “las variaciones de color en el reflejo del agua del río Mendoza y los juegos de cambio de luces al atardecer sobre la montaña fueron de las primeras imágenes que le llamaron la atención”.

“A veces, el sol que se pone en la parte de atrás del taller, que tiene los techos en punta, me trae una oleada de imágenes del mismo sol poniéndose detrás de la Cordillera de los Andes, y los cambios que se van produciendo a medida que el sol baja. Es lo mismo que se producía cuando era chico”, dijo en una oportunidad al diario Los Andes.

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Ph Tadzio

Esa conexión con el entorno, junto con la curiosidad que siempre lo acompañó, es el hilo que une su pasado con su presente creativo. “La naturaleza estaba ahí, era ella quien nos observaba a nosotros, porque era muchísimo más grande que uno, que era chiquito”. Así, cada recuerdo, cada instante de felicidad compartida, se transformó en color y forma en su arte.

El presente de Julio Le Parc: las nuevas tecnologías y el arte óptico

Hoy Le Parc continúa dibujando en su atelier y según lo que nos transmite Yamil “lo único que ha cambiado es el ritmo y la intensidad de viajes, pero su trabajo sigue  adelante incorporando nuevas tecnologías y materiales”.

En su atelier, a través de Inteligencia Artificial cobran vida los gouache de 1959 y adquieren movimiento esculturas creadas en 1970, dando mayores posibilidades a su interés por expandir la percepción y participación del público en el arte contemporáneo. 

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Entre sus muestras más recientes podemos mencionar la exposición 'El descubrimiento de la percepción' en el Palazzo delle Papesse de Siena (Italia), que se podrá ver hasta marzo de 2025. Incluye 80 obras que abarcan desde 1958 hasta 2024, destacando su enfoque en el movimiento físico y virtual. Asimismo, una de sus creaciones más recientes, el móvil “Sol”, un homenaje al sol de nuestra bandera, ilumina desde mayo de 2024 la nueva terminal de partidas de Ezeiza.

La trayectoria de Julio Le Parc es un intenso y largo viaje lleno de descubrimientos, que sigue evolucionando y lo que es mejor, nos sigue sorprendiendo.

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