Dónde comprar chocolates en Buenos Aires

Durante muchos años, Damián Betular destacó como chef ejecutivo del Palacio Duhau, y en 2022 anunció a través de sus redes sociales, que dejaba el puesto para abrir su pastelería, Betular Patisserie.

El cocinero y pastelero logró conquistar al público argentino como jurado del reality show de cocina, MasterChef, por lo que hoy sus fanáticos no dudan en hacer filas eternas para probar algunas de sus creaciones en el hermosos local que abrió en el barrio porteño de Devoto.

Macarons, cookies o alfajores, la carta es amplia, pero la chocolatería se roba todo el protagonismo. Hay tabletas de chocolate blanco y pistachos caramelizados o de chocolate con leche con avellanas caramelizadas y ralladura de naranja, entre miles de opciones más. También, hay bombones de malvavisco, banana o de trufa de maní. Cabe destacar que no solo resaltan los sabores en los productos de Betular, sino que la estética en cada mínimo detalle está bien cuidada.

El dato: en Betular Patisserie ofrecen una lata con diseño personalizado que viene con 14 bombones de dulce de leche y ron. Una edición especial imperdible.

Dónde: Mercedes 3900, C1419 Cdad. Autónoma de Buenos Aires.

En 1928, Don Panagiotis Yannoulas dejó atrás su querida Grecia y se embarcó en un vapor con rumbo incierto hacia "La América", en busca de un futuro mejor y la posibilidad de formar una familia. En aquella época, los migrantes europeos que viajaban con pocos recursos, tomaban el primer barco disponible, sin saber si su destino sería Nueva York, Montevideo u otro puerto. Tras 45 días de navegación, el destino —y el Capitán— lo llevaron al puerto de Buenos Aires.

“Después de años de arduo trabajo y esfuerzo, y tras vivir en un conventillo, Don Panagiotis logró fundar en 1941 nuestra bombonería, justo en el lugar donde hoy nos encontramos. Llegó a tener dos locales: uno en la Calle Corrientes y otro en la Avenida de Mayo. Al fallecer, sus hijos Mario y Juan continuaron con el negocio”, nos cuenta Andrea Abbruzzese. “Yo conocí a Juan hace unos 37 años y empecé a trabajar con él. Nos casamos y tuvimos una hija. Hace casi nueve años él falleció y desde entonces, soy yo quien se ocupa del negocio familiar. Hoy elaboramos gran parte de nuestros chocolates de manera artesanal, mientras que otros son especialmente preparados para nosotros. El más vendido es el chocolate en rama. ¿Mi favorito? Va variando… Ahora mismo, me encanta la trufa de pistacho y las barritas con pistacho salado”, concluye Abbruzzese.

El dato: Bombonella es un clásico absoluto de Buenos Aires. Un lugar que nos transporta en el tiempo y en el que además, podemos disfrutar de algunos de los mejores chocolates de la ciudad.

Dónde: Av. Corrientes 1479.

La Compañía de Chocolates, fundada por el chef Daniel Uria, tiene como objetivo recuperar la cultura del cacao y del chocolate, combinando tradiciones ancestrales con nuevas ideas y técnicas, para despertar los sentidos. Uria, con una sólida formación internacional, ha convertido su pasión por el chocolate en este emprendimiento, enfocándose en la elaboración artesanal de bombones y chocolates de alta calidad.

En La Compañía de Chocolates ofrecen una variedad de productos, como bombones, trufas, tabletas y cookies, con la intención de recuperar los sabores auténticos y respetar los orígenes del cacao y de las técnicas antiguas.

El dato: sugerimos probar la Torre de Chocolate. Una torta con base de brownie, dulce de leche y mousse de chocolate 70% de cacao. Básicamente el sueño hecho realidad de todos los dulceros.

Dónde: Juan Francisco Seguí 3551.

Ezequiel Bartolomei es un emprendedor que, hasta mayo del año pasado, llevaba adelante Don Agustín Chocolates en solitario y sin tener un local físico en la ciudad bonaerense de Mercedes. Sin embargo, todo cambió en 2023, cuando abrió su local junto a Daiana Yolde Tres, quien lo ayuda en la parte de alfajorería.

Un proyecto que surgió a raíz de la pandemia, ya que Ezequiel, fotógrafo de bodas de profesión, se vio afectado por la repentina interrupción de eventos. Ante esta situación, decidió buscar una salida y encontró en la producción de chocolate una pasión por experimentar. A pesar de no tener experiencia previa en pastelería y chocolatería, comenzó a elaborar chocolates para su familia y amigos, recibiendo comentarios positivos que lo alentaron a comenzar a venderlos.

Con el tiempo, obtuvo las habilitaciones necesarias para producir a pequeña escala y fue incorporando nuevos productos, entre los cuales sobresalen los alfajores, especialmente el que es relleno con dos dulces de leche y centro de chocolate líquido, una innovación en Argentina. Además, ofrece trufas de chocolate con licor de café, que son muy populares en invierno.

El dato: para los fanáticos del Marroc, Don Agustín Chocolates ofrece lingotes de medio kilo, que son exquisitos.

Dónde: C. 14 618, B6600 Mercedes, Provincia de Buenos Aires.

El Viejo Oso es una chocolatería moderna con una historia que se remonta a casi un siglo atrás: fundada a fines del siglo XIX por inmigrantes europeos, que traían consigo sus saberes y costumbres, la chocolatería se convirtió en un referente de calidad de la ciudad.

En 1936, Robert Baer envió a su hijo Gustav Hermann a estudiar a la Escuela de Pasteleros de Suiza. Años después, Gustav, conocido como Don Gustavo, llegó a Argentina y comenzó a elaborar exquisitos mazapanes de almendra, seguidos por bombones y, finalmente, chocolates. Él decidió enviar a su hijo Claudio a estudiar a la Escuela de Chocolateros de Solingen y luego a Berlín. Y fue Claudio en 1991, quien transformó el taller especializado en trufas heredado de su padre, en El Viejo Oso.

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Hoy, con cinco sucursales en distintos puntos de Buenos Aires, la chocolatería se enorgullece de su origen familiar, de sus técnicas y sus recetas clásicas europeas, que han pasado de generación en generación.

El dato: recomendamos probar los bombones de cheesecake. Una novedad, con un balance perfecto de todos los ingredientes que lleva esta torta de queso, en un pequeño bombón.

Dónde: Av S. Fernandez 1291, San Isidro, B1642 Buenos Aires.

Gustavo Molero es pastelero. Siempre le gustó hornear y preparar tortas y cumplió su sueño cuando comenzó con Villa de Luján, una pastelería y chocolatería única en la ciudad de Luján, a unos 68 km. de Capital Federal.

El pastelero recuerda que fue a mediados de los años 90 cuando incursionó en el chocolate de manera gradual y quedó fascinado por las combinaciones que se pueden hacer con este ingrediente. En esa época, adquirió la marca clásica de alfajores de Luján llamada "Villa de Luján", que había dejado de producirse en los años 80, y empezó a utilizar ese nombre para su negocio. 

Desde hace 17 años, está ubicado en un lugar que construyó, inspirado en sus visitas a Bariloche. Es que por más increíble que suene, detrás de la Basílica de Luján podemos encontrarnos con esta tienda que nos transporta al sur argentino en pocos minutos. De hecho, antes de entrar, ya se percibe el aroma al chocolate, y la estética del lugar eleva por completo la experiencia. Definitivamente, una visita obligada si vamos un fin de semana a esta ciudad.

El dato: para llevar un souvenir distinto de Luján, las cajas de bombones son ideales. Si existe la oportunidad, vale la pena sentarse a tomar un café y probar la variedad de chocolates y tortas que ofrecen.

Dónde: Bartolomé Mitre 179, B6700 Luján, Provincia de Buenos Aires.

En 2006, Dadi Marinucci y su hija Federica, establecieron la chocolatería Vasalissa, y rápidamente destacaron por su elaboración artesanal de trufas. Sin embargo, la historia de la familia en el mundo de los dulces comenzó una generación antes. Dadi y Federica son descendientes de Abrascha Benski, quien, al notar la predilección de los argentinos por el dulce de leche, creó el famoso y todavía popular bocadito "Cabsha".

Con este legado en sus espaldas, padre e hija empezaron a vender trufas en un local en Martínez, zona norte de la Provincia de Buenos Aires, después vinieron los bombones y, en tercera instancia, el helado. El origen europeo de la familia se mantiene, ya que solo usan chocolate belga para asegurarse que sea 100% derivado del cacao.Y no es solo con la calidad de sus productos que sobresalen, la estética de sus tiendas tampoco pasa desapercibida. Es que el estampado Toile de Jouy, popular también en telas y usado por firmas como Dior, se roba todo el protagonismo y se ha convertido en una insignia de esta marca de chocolates premium argentina.

El dato: Vasalissa tiene sucursales en varias puntos de Buenos Aires, pero si queremos alejarnos de Capital Federal, recomendamos la tienda de Palmas de Pilar, a unos 50km de la ciudad. Es ideal para disfrutar del aire libre y comer riquísimo.

Dónde: Cuba 1887, C1428 Cdad. Autónoma de Buenos Aires.

Diego Fenoglio viene de una familia “chocolatera”. Sus padres, Aldo e Inés, abrieron en 1947 una confitería y chocolatería en Bariloche, a la que primero llamaron Tronador, y  décadas más tarde cambiaron por Fenoglio.

Cuando Aldo falleció, Diego buscó arriesgarse y mejorar la calidad de los productos de la empresa familiar, sin embargo su madre y hermana no aceptaron la propuesta. Este hecho fue el puntapié para que Diego haga su propio camino en el mundo de la chocolatería y abra Rapanui, en honor al nombre de la casa de su infancia.

Hoy Rapanui produce toneladas, entre chocolates y helados, cuentan con miles de clientes en sus distintas sucursales a lo largo del país y hasta abrieron su tienda online. ¿Nuestro producto predilecto? La Tableta Gota de Dulce de Leche, una bomba de sabor para los “dulceros”.

El dato: mientras su padre, Aldo Fenoglio, creó el chocolate en rama, Diego inventó las FraNui, unas frambuesas bañadas en chocolate blanco y con leche con las que revolucionó el mercado y hoy las exporta a 19 países.

Dónde: Arenales 2302.

Juan Carlos Carzalo, contador público y licenciado en empresas, trabajaba en el Centro Atómico de Bariloche y sentía que necesitaba adrenalina. Cada vez que pasaba por un local ubicado en una esquina de la popular calle Mitre de esta ciudad patagónica, afirmaba que sería suyo, aunque tuvo que esperar seis años para concretar su anhelo.

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La zona estaba rodeada de chocolaterías, pero él sabía que quería tener la propia y así nació Mamuschka, en honor a las muñecas rusas que en realidad se llaman Matrioshkas, y que se han convertido en su marca registrada. Es que sus latas repletas de chocolates, son el regalo casi obligado de varias generaciones, luego de unas vacaciones en Bariloche. Eso sí, desde hace algunos años afortunadamente también los encontramos en Buenos Aires.

Por su parte, Carzalo pasó de contador a maestro chocolatero sin escala, y hasta se embarcó en la aventura de hacer chocolate eligiendo cada uno de los granos. En efecto, Mamuschka se consagró como la primera marca de Bariloche en producir su propia masa de cacao.

El dato: el timbal de dulce de leche, una de sus primeras creaciones en 1989 que rápidamente se convirtió en un hit, sigue estando entre los más vendidos y es uno de los productos más copiados de la marca. Este chocolate laminado con dulce de leche es todo un clásico que hay que probar.

Dónde: Recoleta Urban Mall. Junín 1648.

La historia de La Pinocha comenzó en 1995, cuando la médica Julia Kalogerias y la maestra Ana María Terradas, decidieron unirse para crear chocolates en la ciudad costera bonaerense de Mar de las Pampas. Inspiradas por la tranquilidad del bosque cercano al mar, construyeron una casa de chocolates en este pequeño paraíso. Se capacitaron en Buenos Aires y en la Patagonia, aprendieron a elaborar productos artesanales y adaptaron las recetas tradicionales a innovadoras creaciones, sin perder su esencia.

La soledad del lugar, junto con el aroma de los pinos, eucaliptos, y el suelo cubierto de pinochas, estimularon su creatividad. Con el tiempo, La Pinocha se convirtió en una referencia dulce en Mar de las Pampas y en toda la Costa Atlántica. A medida que su reputación creció, abrieron sucursales en diferentes partes del país, manteniendo su producción artesanal y su esencia única, hasta llegar a la Ciudad de Buenos Aires.

Todos sus productos se elaboran con el mismo amor y dedicación con el que comenzaron, siguiendo un libro de recetas propio. La Pinocha Chocolates ahora está a cargo de una segunda generación de mujeres: Camila Baratz y Laura Spiner.

El dato: de maracuyá, coco, menta o Selva Negra. La variedad que encontramos en La Pinocha Chocolates es mucha, así que decidir qué llevar es todo un desafío.

Dónde: Honduras 4866.

La historia de esta chocolatería comienza con un gesto de amor de un nieto hacia su abuela, Esther Cretton de Goye, quien fue una inspiración para toda su familia. En honor a ella, Luis Brogger fundó Abuela Goye.

Esther llegó desde Suiza a Argentina en el siglo XIX y encontró en la Patagonia una riqueza y belleza inusual, enamorándose de la región. Se instaló en Bariloche y comenzó, junto a su familia, a elaborar chocolates en su casa, pero por el boca en boca, rápidamente ganaron reconocimiento… y el resto es historia. Hoy, Abuela Goye ofrece una variedad de productos gourmet como chocolates, trufas, tabletas, bombones, alfajores, helados y pastelería.

El dato: para estos días frescos, uno de los mejores chocolates calientes de Buenos Aires, espeso y con un sabor intenso, está en Abuela Goye.

Dónde: Galerías Pacífico. Av. Córdoba 550 Local 1-49.