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Gentileza GCBA
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10 barrios porteños que no gozan de tanto hype, pero merecen una visita

Te invitamos a conocer diez barrios que no gozan de tanto hype como Palermo, Retiro, San Telmo, La Boca ni Recoleta pero que hacen a la identidad porteña.

Maru Labat
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Desde barrios no tan célebres a “barrios dentro de barrios” o datos ocultos que merecen título y descripción aparte, te enumeramos 10 barrios porteños de los 48 que hacen a la Ciudad de Buenos Aires, que no serán ni tan famosos ni tan mencionados, pero no por eso son menos interesantes. Hay vida y magia más allá de San Telmo, La Boca, Recoleta y Palermo. Si no tenés excusas para trasladarte, te las damos en este listado.

1. Parque Avellaneda

Divide a la Ciudad en dos y es un baúl de tesoros. Con calles irregulares, diagonales, casas antiguas, complejos de torres, bodegones, diversas comunidades instaladas, parques y plazoletas, que hacen de esta zona una experiencia muy pintoresca y rica en cultura e historia.

Aloja al tercer pulmón verde más grande de la Ciudad: el Parque Dr Nicolás Avellaneda. Sus 30 hectáreas de superficie cuentan con una amplia variedad de flora y con 25 especies de aves que lo frecuentan, aún así lo más interesante de este parque es su valor cultural. Allí se conserva la Casona “Los Olivera”, una casa de chacra durante el siglo XIX que es el único casco de estancia que existe hoy en nuestra ciudad. Funciona como un centro de arte contemporáneo y fue apenas restaurada para conservar su fachada. En la inmensidad de este parque también podemos encontrar una pista de atletismo (en el Polideportivo Avellaneda) y hasta con el primer natatorio que existió. Un viaje en el tiempo que culmina con el viejo hasta con un tambo que hoy funciona como un espacio cultural llamado Chacra de los Remedios.

El dato: te recomendamos almorzar en Yiyo el Zeneize, un bodegón con platos variados y exquisitos en una zona descentralizada que parece un museo.

Dónde: Av. Eva Perón 4402, Yiyo el Zeneize; Av. Directorio y Lacarra, Espacio Cultural Chacra de los Remedios.

2. Saavedra

Un barrio que desde años próximos a la pandemia se encuentra en pleno auge. Edificios, proyectos y nuevos comercios se esparcen y multiplican en su silenciosa superficie. Famoso por su gigantesco Parque Saavedra, la hinchada del Club Atlético Platense y las pintadas del Calamar, la casa de Roberto Goyeneche, los panificados de La Kitchen y el Parque Sarmiento.

También, tiene su rincón no tan conocido. El “Barrio Parque Saavedra” (conocido como “Barrio Parque Saavedra” y “Barrio Perón”) es una zona residencial sobre la autopista General Paz y tres parques inmensos. Su superficie está trazada por calles irregulares y semicirculares, con el estilo urbanístico “ciudad jardín”. Integrado en su totalidad por casas tipo chalet con techos de teja a dos aguas y jardines delanteros, lo que en la década de 1940  se pensó como un plan de viviendas unifamiliares, hoy es un recorrido encantador que desemboca en tres parques: Parque General Paz, Parque Carlos Mugica, Parque sarmiento.

El dato: un paseo por el Parque General Paz donde además de mucho pasto, plantas y árboles hay un lago, un puente, juegos para infancias, estaciones deportivas y la estrella del lugar, el Museo Histórico de Buenos Aires "Cornelio de Saavedra".

Dónde: Av. Crisólogo Larralde 6309, Museo Histórico; Av. Melián 3167, Casa Roberto Goyeneche; Núñez 3400, La Kitchen. 

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3. La Paternal

Famoso porque acá vivió Diego Armando Maradona y también nació el legendario músico Pappo. Un punto indiscutido de homenajes: al fútbol y a la cuna del heavy metal nacional. Es un barrio de tradición popular, de límites confusos, atravesado y conocido por los comercios de autopartes sobre avenida Warnes, (que se instalaron desde finales de la Segunda Guerra Mundial por falta de repuestos) y construcciones bajas apenas interrumpidas por el bullicio comercial y vehicular de las avenidas que las cortan.

Hay mucha textura más allá de ser el barrio donde se fundó el primer estadio del club de Argentinos Juniors, en el que debutó Maradona. La Paternal está llena de verde, con calles en las que se montan casas bajas y tiene hasta su propia isla, que no está rodeada de agua sino de vías de trenes,  parques y un cementerio. Lo que se conoce como La Isla, son las proximidades al parque “La Isla de Paternal”, un enorme predio en donde se instalaron también diversos juegos para infancias.

El dato: tenés para elegir entre las pastas del tradicional bodegón Chichilo con la innovación vegana de Tita, la vedette.

Dónde: Camarones 1901, Chichilo; Paz Soldán 4993, Tita la vedette; Lascano 2257, Casa Diego Maradona.

4. Villa Devoto

Algunos todavía lo llaman “El jardín de Buenos Aires”.  Este barrio se distingue por su elegancia, su gran forestación y sus árboles frondosos completan la elegancia de sus casas de lujo con jardines cuidadosamente mantenidos. También tiene su propia marca del Diego, ya fue una elección de vivienda. Este barrio elegante desde su fundación, tiene tanto un distrito gastronómico (en el que destaca el local del pastelero Damián Betular) hasta uno de vinos y se encuentra cada vez más tendiente a la densificación poblacional.

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Uno de sus secretos es el Seminario Metropolitano de la Inmaculada Concepción, que ocupa cuatro manzanas y más de 400 años de historia. Institución destinada a la formación de sacerdotes, este espacio se puede conocer a través de visitas guiadas. Algunos de los ambientes llamativos que se pueden visitar son su biblioteca con miles de originales, el enorme salón de fiestas con escenario y los misteriosos túneles que conectan a pasillos antiguos.

El dato: para picar algo dulce y elegante, te recomendamos Betular Patisserie. Un café en un bar notable: Café de García. Una parrillada en El Patio.

Dónde: Sanabria 3302, Café García; Mercedes 3900, Betular Patisserie; Allende 3371, El Patio; José Cubas 3543, Seminario Metropolitano de la Inmaculada Concepción.

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5. Agronomía

Es habitual asociar a este barrio porteño a la Facultad de Agronomía y Veterinaria, sede de la Universidad de Buenos Aires (UBA) y no a uno de los barrios más verdes de la ciudad. Con enormes parques, mayoritariamente parte de la facultad, en donde en sus alrededores se distribuye una zona residencial con un ambiente tranquilo en el que se intersectan el público estudiantil y el familiar.

Este barrio también alberga un “barrio no oficial”: el Barrio Rawson, en donde creció y vivió el emblemático escritor argentino Julio Cortázar y está repleto de referencias al autor. Con apenas algunas manzanas de extensión, y a metros de la Av. San Martín, en este oasis que parece transportarnos a otros tiempos, se ubican casas de estilo inglés en donde sus vecinos se conocen y los más chicos juegan en la calle. ¡De cuento!

El dato: no te podés perder el jardín botánico Lucien Hauman y picar algo en el mágico Rayuela Bar.

Dónde: Av. de los Constituyentes 3290, Jardín botánico Lucien Hauman; José Gervasio Artigas 3199, Rayuela Bar.

6. Flores

Entre Parque Avellaneda y Caballito, este barrio es un barrio de contrastes. Por un lado, una zona residencial  con plazas arboladas y casas bajas. Por el otro, un gran corredor comercial. Gran parte de su fama tiene que ver con la venta de indumentaria al por mayor: en la Avenida Avellaneda se encuentran locales textiles ideales para stockearse de productos a buen precio.

Pero parte de su notoriedad se debe a una zona en donde se estableció la comunidad coreana. Conocida como “Koreatown”, “Little Corea” o “el barrio coreano”, en el bajo Flores se consolidó un propio establecimiento de esta colectividad con restaurantes, comercios y templos. Más tarde, cerca a la Avenida Avellaneda y Nazca, se armó un polo gastronómico coreanos, en donde también se encuentran locales de ropa y hasta se puede visitar el Museo Kim Yun Shin -dato a tener en cuenta: está temporalmente cerrado-. En esta pequeña muestra de las tierras del K-pop está el Pasaje Ruperto Godoy, en con una amplia restaurantes, cafés y hasta karaokes como el Karaoke W.

El dato: si querés probar la tradicional gastronomía coreana te recomendamos Una canción coreana, apto veganos, vegetarianos e intolerantes al gluten.

Dónde: Av. Carabobo 1549, Una canción coreana; Felipe Vallese 2945, Museo Kim Yum Shin; Ruperto Godoy 761, Karaoke W.

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7. Mataderos

Un pedazo de campo en pleno Buenos Aires. La cultura gauchesca se mantiene viva en este punto, al oeste de la Ciudad, más allá de toda la literatura argentina que lo tiene como protagonista.

Desde los domingos en la Feria de Mataderos con su oferta gastronómica, espectáculos folclóricos, puestos de artesanías en metal, tela y madera hasta el recorrido del Museo Criollo de los Corrales, todavía conserva la mística de este barrio que es un punto histórico de la industria ganadera, lo que lo llevó a conocerse desde su fundación como “Nueva Chicago” (también nombre de su club de fútbol) por su similitud con la ciudad norteamericana. Con un fuerte sentido de pertenencia entre sus vecinos, este barrio combina casas bajas en zonas residenciales de amplias calles entre fábricas, comercios y construcciones modernas. Parada obligada para quienes quieren transitar un barrio de tradiciones.

El dato: una imperdible parada gastronómica de esta zona es La Ochavita, un bodegón atendido por sus dueños y con un menú de clásicos imbatibles. Lo que sí: reservá tu mesa porque se llena.

Dónde: Av. de los Corrales 6436, Museo de Los Corrales; Av. de los Corrales y Av. Lisandro de la Torre, Feria de Mataderos; Pieres 1399, La ochavita.

8. Coghlan

La superficie de este paréntesis de la ciudad es mínima: se lo considera el segundo barrio porteño más chico. Su historia, sin embargo, se ostenta en las fachadas de las enormes casas que fueron construidas a principios de siglo XIX con el desarrollo del Ferrocarril Mitre y cuyas fachadas de estilo inglés no se pueden modificar porque son patrimonios culturales. Un tour arquitectónico para empezar por donde quieras.

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Además, ir a la estación ya es un plan en sí mismo. Con sombra a cualquier hora del día y actividades para infancias -como los juegos de La plaza de los Libros- una biblioteca popular y hasta un café de especialidad dentro.

El dato: en este barrio se encuentra el Centro Ana Frank, en donde se pueden encontrar objetos originales pertenecientes a la familia Frank y también una réplica del anexo en donde se escondieron durante el Holocausto.

Dónde: Superí 2647, Centro Ana Frank; Estomba 2649, Biblioteca Estación Coghlan;Estomba y Pedro I. Rivera, Café Estación Verde; Naón y Pedro I. Rivera, Paseo de los Libros.

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9. Parque Chas

Se ganó la fama del “Triángulo de las bermudas” de la Ciudad, por su diseño urbano radiocéntrico o, en criollo, por las calles diagonales y circulares que lo trazan y convierten en un laberinto en medio del mapa.  Es el segundo barrio más joven de la Ciudad y queda entre Agronomía, Villa Ortúzar y Villa Urquiza. Dentro de sus singularidades nos encontramos con la calle Berlín, que pega la vuelta entera hasta terminar el círculo, la calle Bauness que se corta así misma (creando así la intersección Bauness y Bauness), y una rotonda con una fuente de agua rodeada de seis esquinas.

En este barrio, el ingreso y la salida suele ser dificultosa, pero una vez dentro, la sensación de aislamiento es total. La irregularidad de sus calles y manzanas hace que, ante todo, lo que se pierda en este sitio es el ruido urbano: en casi su totalidad nos encontramos con casas bajas (las edificaciones altas rompieron el código de urbanización que sus vecinos defienden) y pequeños almacenes de época. ¿Un tip para no perderse? Elegir las calles que no tienen nombre de ciudades europeas.

El dato: te recomendamos completar tu recorrido por el barrio con una parada en el pequeño café La Vuelta. El sándwich “Parque Chas” es el favorito de su clientela y en este espacio también se hacen ferias y actividades culturales.

Dónde: Gándara 2996, La Vuelta.

10. Boedo

En este barrio se respira arte y política. Su nombre es en honor a Mariano Joaquín Boedo, prócer de la independencia argentina y, desde el comienzo de su historia, fue poblado por trabajadores. Esta zona tiene una fuerte impronta política del movimiento obrero,  que se consolidó en la década de 1920 con la agrupación de artistas e intelectuales de vanguardia conocida como el Grupo Boedo, que conformó su propia editorial en la calle Boedo 837.

El tango es otra de las expresiones que le aportan una riqueza cultural al barrio desde sus inicios, cuando los cafés eran el punto de encuentro de músicos, bailarines y letristas. La tradición porteña se respira en cada uno de sus cafés y los bares notables en sus avenidas principales (Av. Boedo y Av. San Juan).

El dato: el Café Margot es un hito del barrio. Construído a comienzos del siglo XX, con una ambientación antigua y cálida, en donde se distingue del menú el sándwich de pavita.

Dónde: Av. Boedo 857, Café Margot.

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